Password: cooperación
LUCA DE MEO, PRESIDENTE DE SEAT, NOS OFRECE SU OPINIÓN SOBRE LA COLABORACIÓN ENTRE GRANDES EMPRESAS Y STARTUPS, UNA UNIÓN DE DOS MODELOS EMPRESARIALES MUY DIFERENTES, PERO FUNDAMENTAL PARA ENCARAR EL FUTURO.
El pasado mes de febrero se celebró en Barcelona una nueva edición del Mobile World Congress. Como saben, se trata del evento mundial de la tecnología en el que los grandes gigantes tecnológicos presentan sus últimas innovaciones, esas que pretenden cambiar el mundo y nuestra forma de comunicarnos y relacionarnos. Pero además de grandes empresas, cuyas novedades son las que dan que hablar durante meses, el congreso mundial del móvil nos permite conocer proyectos jóvenes y emprendedores que, con un buen apoyo financiero y de desarrollo, pueden convertirse en esas propuestas disruptivas que cambien realmente el futuro de nuestra sociedad. Es precisamente el poder conocer nuevos proyectos atrevidos e innovadores, lo que más me gusta del Mobile. Porque siempre aprendo, porque siempre me sorprendo.
Siguiendo en el entorno tecnológico, de este sector me seduce especialmente la relación entre gran empresa y startup. Son muchos los pequeños e innovadores proyectos que han sido comprados, absorbidos o acelerados por grandes compañías, que ven una gran oportunidad de negocio en estas propuestas que cuentan con pocos años o, a veces, meses de vida. Esta relación entre gran empresa y proyecto emprendedor permite a las primeras mantenerse competitivas e innovadoras. Y esta es la línea que creo que debemos seguir. En este sentido, en SEAT, hemos creado XMOBA, que identificará, testeará e invertirá en iniciativas que logren impulsar soluciones que mejoren el futuro de la movilidad. XMOBA nos permite tener en el punto de mira proyectos que nos acercan a la innovación, a un ecosistema en constante crecimiento, que prueba, testea, inventa y si no funciona, vuelve a empezar. Las grandes compañías españolas contamos con la ventaja incuestionable de operar en un enclave ideal. El ecosistema español de startups tiene todo lo necesario para brillar: talento, buenas ideas y una sólida base de aceleradoras. Prueba de ello es que el año pasado hubo un aumento del 20% en el número de startups en España, con Barcelona y Madrid como principales hubs de innovación del país. Además, ambas ciudades están en el Top 10 europeo de ciudades tecnológicas y es España el único país europeo que sitúa a dos ciudades en la parte alta de este ranking. En concreto, Barcelona se ha consolidado como el primer hub de negocios digitales del sur de Europa y es la tercera ciudad europea preferida por los emprendedores para crear sus nuevas empresas. Únicamente hay un
El 68% de las 100 compañías más importantes del Forbes Global 500 tienen inversiones en startups”
pero: muchos de estos emprendedores se marchan al extranjero buscando el apoyo financiero necesario para impulsar las fases finales de sus proyectos.
Cometemos un gran error dejándolos marchar. En las grandes empresas se corre el riesgo de pensar que un pequeño proyecto emprendedor, con pocos meses de vida, no tiene nada interesante que aportar, por una falta de experiencia y de desarrollo de proyecto. Este pensamiento tan erróneo está muy extendido. En realidad, todas las grandes firmas han sido startups en sus orígenes. Por eso, estamos obligadas a cooperar, escuchar e incluso introducir en nuestro ADN todas esas ideas disruptivas que tengan que ver con la innovación. Es así como conseguiremos abrazarnos a la tecnología, crecer y ganar la competitividad que nos exige el contexto actual. En mi opinión, quien no apueste por la innovación está condenado al fracaso. Ésta es una de las razones por las que hemos visto cómo empresas exitosas y legendarias, al no innovar o utilizar la tecnología a su favor, han terminado hundidas. Y ahí se encuentra el gran reto al que nos enfrentamos. Las reglas del juego han cambiado y la mentalidad empresarial debe adaptarse a ellas. Para este cambio de mentalidad me gustaría destacar alguna de las cualidades con las que cuentan la mayoría de startups, y que en SEAT estamos aprendiendo junto a ellas. La primera es la flexibilidad, posiblemente la mayor de las cualidades de las pequeñas empresas, esa capacidad para adaptarse a los diferentes entornos que pueden presentarse. La segunda, y también evidente, es la innovación. Presente en el ADN de las startups, les permite constantemente desafiar lo establecido y desarrollar soluciones pensadas para el mañana. La tercera es el atrevimiento, la firme convicción de que son capaces de hacerlo mejor que los grandes jugadores de su sector, aventurarse a avanzar por un camino diferente por el que nadie había ido antes y demostrar que, ahora, es la dirección que debemos tomar. Y la cuarta es la velocidad. Esa capacidad para adaptarse a los cambios, para saltar a nuevos mercados o para cambiar la estrategia. Básicamente, velocidad para innovar. No solo las grandes empresas tienen que aprender de las startups y escucharlas. La unión de ambas es clave para favorecer el progreso y, para ello, las startups también deben estar dispuestas a colaborar y hacer negocios con una gran multinacional. Muchos emprendedores no quieren ni oír hablar de acercarse a una gran empresa por temor a perder el control de su proyecto. Normalmente se asocia la inversión de una corporación en una startup a la exclusividad del proyecto para la organización. Pero no siempre es así o no debería serlo. Muchas grandes empresas apuestan por invertir en el desarrollo de una startup, sin entrometerse en la gestión del proyecto ni obligarles a adaptarse a sus rígidos procesos. Un buen ejemplo es la compra por parte de SEAT de Respiro, una empresa pionera en alquiler de coches por horas en la ciudad de Madrid. Nos hemos hecho con el 100% de la participación de la startup, reforzamos su capacidad financiera y ofrecemos todo nuestro know-how a la plataforma, respetando el liderazgo de sus fundadores. El resultado es una startup independiente, pero con el músculo y el conocimiento de una gran compañía, que puede resultar clave para el devenir del negocio. La experiencia es un grado, y las grandes empresas contamos con unos conocimientos profesionales cimentados en largas trayectorias, que han dado brillantes resultados y continuarán dándolos. Por otra parte, estas alianzas con grandes empresas permiten a los emprendedores el acceso a clientes estratégicos, aumentar su visibilidad, crecimiento, credibilidad y reconocimiento de marca, hechos que costarían mucho lograr sin el respaldo de una gran compañía. La cooperación es una obligación. Gran empresa y startup están destinadas a entenderse. Cada uno de los modelos debe seguir teniendo su propia idiosincrasia, pero su colaboración, o incluso unión, se hace inevitable para crear un modelo empresarial que sea capaz de dar respuesta a las exigencias del mundo actual. El 68% de las 100 compañías más importantes de la revista Forbes Global 500 tiene ya inversiones en nuevas empresas. Sigamos ese camino. El progreso depende de ello.
Las grandes empresas tienen que aprender de las startups y escucharlas. La unión de ambas es clave para favorecer el progreso”