Vivir en la economía de la complejidad
Pronto las empresas contratarán mucho menos y subcontratarán mucho más. Todo un reto para el espíritu emprendedor
El sociólogo japonés Yoneji Masuda acuñó con mucho éxito en los años setenta el término ‘Sociedad de la Información’. Concedió por primera vez una gran relevancia a la tecnología en la creación y transmisión rápida y homogénea de la cultura y las creencias. El dicho popular ‘La información es poder’ se convirtió en una realidad más palpable que nunca.
Más tarde, Peter Drucker, probablemente el mejor teórico en gestión de empresa de todos los tiempos, impulsó este concepto a una nueva dimensión: nació la ‘Sociedad del Conocimiento’ donde el punto crítico en la generación de riqueza no depende de la capacidad de fabricación, si no del talento.
Hoy continuamos creyendo en la idea de Drucker, pero las circunstancias han cambiado de forma radical. La llegada de Internet ha supuesto una de las mayores transformaciones de la Historia (si no la mayor) que ha sufrido la sociedad y también los seres humanos que la componemos.
En la era digital, con un uso tan intensivo o incluso obsesivo de los dispositivos electrónicos hay quien habla ya de ‘La Economía de la Atención’. Es tal el bombardeo de información que recibimos por todos los lados, que el ganador es quien consigue que le prestemos algo de nuestra decreciente capacidad de concentración. Vivimos un momento de grandes transformaciones. Muchas muy positivas: todo es menos formal, surgen cada vez más propuestas sólidas en actividades colaborativas y se tiende a lo ligero (en campos tan dispares como la alimentación o la creación de empresas)...
Todo es menos lineal y menos secuenciado. Lo será aún menos en los próximos años, cuando sea normal vivir cerca de cien años con una salud y calidad de vida muchísimo mayor que la que tenemos en la actualidad.
La vida es mucho más compleja, en definitiva.
Una de las transformaciones más importantes será, naturalmente, la referida al trabajo. En el futuro, habrá menos empleo y más trabajos. Es decir, las empresas contratarán menos, pero subcontratarán mucho más. Todo un reto para los trabajadores y para su espíritu emprendedor. Nuestro dossier de este mes pretende responder, con información práctica, a esta inquietud.
Vivimos un momento en el que tenemos que esforzarnos más que nunca en adaptarnos a unas transformaciones que afectan a todos. Es un profundo cambio de época. De nosotros depende ser espectadores o protagonistas del mismo.
Es un reto grande, por eso es apasionante. Además, lo previsible es aburrido. ¿No crees?