“Ganamos dinero sólo si el franquiciado también lo gana”
Esta empresa familiar se ha labrado un nombre propio en el universo del vino, con una red concentrada en la provincia de Barcelona. Como ejes del proyecto, la especialización y la búsqueda del beneficio para el asociado.
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Nadie pone en duda que el vino es una potente fuente generadora de actividad económica. Por eso, sorprende que, al margen de Vinalium, ninguna otra franquicia haya logrado articular un proyecto de una dimensión considerable dentro del sector. Daniel López subraya que la principal diferencia frente a otras marcas es que la suya cede más parte del beneficio al franquiciado. “Por lo que he ido conociendo de los otros modelos, gran parte del margen se quedaba en la central, de ahí que las tiendas no alcanzasen la rentabilidad. Además, la inversión es más asequible que la del resto de enseñas, donde los desembolsos doblaban o triplicaban nuestras cifras”.
EMPRENDEDORES: ¿Y cómo han conseguido articular un modelo de negocio económico?
DANIEL LÓPEZ: Desarrollando tiendas que sirvan para vender, no como espacios de exposición. Huimos del exceso de inversión en locales, en decoraciones, en una serie de elementos que encarecen el desembolso y sin una repercusión directa en la rentabilidad del negocio. Al final, tratamos de acercar el mundo del vino al consumidor estándar, no al súper entendido ni al sumiller, que también. En cualquier caso, nuestro público es muy amplio, desde el consumidor esporádico, hasta el que nunca consume y busca un vino para regalar, pasando por el más experto.
EMP.: ¿Contemplan royalties? D.L.: Tenemos tres modelos de franquicia y, en función del elegido, el derecho de entrada varía de 6.000 a 9.500 euros. A partir de aquí, no cobramos royalties, ni cuotas publicitarias, ni cánones mensuales fijos… Lo que sí obligamos al franquiciado es a comprar el 100% de sus aprovisionamientos a la central, porque ahí está nuestro negocio. Y esto es una gran diferencia con el resto de modelos que mencionaba antes. Nosotros, cuando abrimos una tienda, no ganamos nada. Ganamos, si el negocio presenta un recorrido largo, a diferencia de otros conceptos, donde cada apertura supone ya un beneficio para la central, por los cánones o royalties que puedan contemplar.
EMP.: ¿Por qué decidieron franquiciar?
D.L.: Siempre hemos huido de la financiación, con lo que el crecimiento orgánico es más lento y limitado.
EMP.: Además de permitirles crecer sin consumir recursos propios, ¿cuál es el principal valor de la franquicia?
D.L.: Los imputs de nuestros asociados han traído unas mejoras de gestión en cuanto a estrategias comerciales, surtido de producto, posicionamiento de la marca, imagen, que, con el modelo de tienda propia, serían más complicadas de alcanzar. Contamos con muchos puntos de venta diferentes, de emprendedores que se está jugando algo y quieren mejorar, al ser los propietarios de sus negocios.
EMP.: ¿Cuál es el plan de expansión?
D.L.: Partimos de una red de 48 tiendas (6 de ellas propias). A corto plazo puedo adelantar el plan, al ser proyectos muy consolidados. Un hito importante es que abriremos las primeras tiendas fuera de Cataluña, en agosto en Madrid y en septiembre en Francia, además de inaugurar una en Girona y otra en Barcelona. Nunca hemos tenido plan a medio-largo plazo, ya que dependemos mucho de los contactos que vamos consiguiendo.
EMP.: El reto es crecer fuera de Cataluña, pero también fuera de la provincia de Barcelona, ¿no?
D.L.: Objetivos importantes son Tarragona y Lleida, donde no estamos. En la primera existe un proyecto fuera de la capital, en fase de negociación, mientras que fuera de Cataluña, y si tuviéramos que elegir, después de Madrid vendrían ciudades como Valencia, Sevilla o Bilbao. Mercados nuevos, por cierto, donde es más difícil que alguien dé el paso de apostar por ti, al no existir conocimiento de marca.
De sus 48 tiendas, todas operan en la provincia de Barcelona, excepto las 2 de Girona