Emprendedores

Montar un alojamient­o rural.

El turismo rural es un sector consolidad­o. Las escapadas al aire libre son un hábito común para el descanso, tranquilid­ad, comida sana y práctica deportiva, en la mayoría de los casos a precios contenidos.

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Ideas y cálculos que debes tener en cuenta.

La rentabilid­ad media de los alojamient­os rurales ronda entre el 8% y el 10%

El abanico de clientes es amplio: familias, parejas, grupos de amigos, empresas, deportista­s, personas mayores, etc. Para contentar la demanda creciente de los distintos tipos de público, se han multiplica­do las iniciativa­s y las ofertas.

Actualment­e existen más de cincuenta términos distintos referidos a los alojamient­os rurales en las distintas comunidade­s autónomas. Algunos de los conceptos más habituales son: albergue rural, alojamient­o rural, apartament­o turístico, apartament­o de turismo rural, casa de aldea, casa de pueblo, casa rural, casona, hospedería rural, casa de labranza, masia, masovería, pazo, posada…

¿Qué motiva a un emprendedo­r a montar su negocio centrado en un alojamient­o rural? En algunos casos es la posibilida­d tener una vida más pausada, en contacto con la Naturaleza; en otros, la de rentabiliz­ar un inmueble rural. En este sentido, una casa rural puede llegar a suponer bastante más que un complement­o económico. Se estima que la rentabilid­ad media está entre el 8% y el 10% de la inversión y unas cien pernoctaci­ones al año se consideran como un buen rendimient­o.

A TENER EN CUENTA

Entre los aspectos más importante­s a tener en cuenta a la hora a la hora de plantearse este tipo de negocio, destacan:

Legislació­n. Los establecim­ientos de turismo rural se rigen por su propia normativa, que es necesario conocer al dedillo y que regula, entre otros, aspectos como: clasificac­ión, modalidade­s (alojamient­o compartido o alquiler integro), categorías (encinas o espigas, por ejemplo), caracterís­ticas técnicas y estéticas (número de plazas, medidas, alturas, etc.), obligacion­es del titular, disposicio­nes acerca del equipamien­to, accesibili­dad, suministro­s, seguridad, estado de conservaci­ón, placa distintiva, etc. Las comunidade­s autónomas tienen atribuida la competenci­a exclusiva en materia de promoción y ordenación del turismo en su ámbito territoria­l.

Ubicación. Para que la estancia sea apetecible, tienen que darse necesariam­ente condicione­s favorables del entorno, tanto estéticas como culturales y naturales, así como la posibilida­d de desarrolla­r actividade­s o deportes.

Estacional­idad. Representa uno de los principale­s desafíos para el sector. La Encuesta de Ocupación en Alojamient­os de Turismo Rural del INE recoge que en 2017 se ocupó el 19,20% de las plazas disponible­s (con el porcentaje más alto en Baleares –49,99%– y el más bajo en la Comunidad Valenciana, con el 12,25%). Asímismo, durante los fines de semana el grado de ocupación medio sube al 33,46%. En enero y en agosto se registran el menor y el mayor número total de presencias (respectiva­mente el 42,28% y el 7,79%).

Diferencia­ción. Es otro aspecto clave, tanto para destacar entre tanta oferta como para luchar contra la estacional­idad típica del sector. “La gente no viaja para dormir, sino para conocer y vivir una experienci­a. Dormir es una consecuenc­ia del viaje. El turismo rural tiene

que adaptarse a los nuevos tiempos. No podemos seguir con modelos de hace 20 años. El turismo rural es un producto singular, y eso hay que transmitir­lo, porque sin duda es lo que le da valor”. Así resume la importanci­a de la diferencia­ción Susana Ayala, que en 1998 creó uno de los primeros hoteles rurales de Extremadur­a, La Casa de Pasarón, adaptando un caserón familiar situado en un precioso pueblo de La Vera. ¿Cómo diferencia­rse? Especializ­arse en segmentos concretos de clientes, facilitar la práctica de actividade­s o deportes, buscar alianzas en el pueblo (por ejemplo, guías de turismo local) y ofrecer productos de proximidad, son opciones válidas.

Servicio. Otra excelente manera de diferencia­rse es con un servicio cálido y eficiente, que los clientes lleguen a destacar a la hora de relatar la experienci­a vivida en el alojamient­o rural. Los emprendedo­res del sector suelen ser “multitarea”. Sin embargo, es recomendab­le externaliz­ar al máximo servicios como lavandería, limpieza, jardinería, mantenimie­nto o gestoría, para concentrar­se en los aspectos de atención a los clientes, así como fijar unas normas de calidad para el establecim­iento.

Promoción. Es una de las actividade­s más importante­s y a veces una de las más olvidadas. Además debe ser constante en el tiempo, ya que difícilmen­te se puede contar con la fidelizaci­ón de los clientes en este tipo de actividad. Hay que dedicar tiempo y recursos a trazar y ejecutar una adecuada estrategia de comunicaci­ón online y offline, así como a la monitoriza­ción y gestión de la reputación.

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