Startups nacidas en las aulas.
Cinco ejemplos de empresas que fueron creadas mientras sus fundadores estudiaban en una escuela de negocios. ¿Qué ventajas consiguieron?
Adrià Buzón y los dos hermanos
Alejandro y Roberto Valdés decidieron poner en marcha su startup de intermediación online entre cuidadores y personas mayores una vez que se enfrentaron a un problema personal. “El padre de Alejandro y Roberto –explica Adrià– enfermó y se encontraron con que la oferta de cuidadores profesionales existente no reunía las mínimas garantías”.
ENCONTRAR EL HUECO
Los tres jóvenes (Adrià tiene 30 años) decidieron, pues, que había un hueco para alguien que fuera capaz de ofrecer servicios de este tipo con un alto grado de profesionalidad y vía online. “En Cuideo –dice el emprendedor– solo seleccionamos a cuidadores/as cualificados con experiencia demostrable. No incluimos a nadie con quien no dejaríamos a nuestros propios padres: la empresa solo trabaja con cuidadores freelance que dispongan de un título oficial de auxiliar de enfermería, con una experiencia mínima de ocho años y cinco referencias demostrables.
El éxito de Cuideo fue casi inmediato. Fundada en 2016, a los cuatro meses funcionaba ya a velocidad de crucero. Ya opera en varias ciudades españolas (Barcelona, Madrid, Valencia…) y cuenta con una red de 700 cuidadores que dan servicio a 500 clientes fijos. La idea es expandirse en los próximos meses hacía otras ciudades. Tras facturar un millón de euros en su primer año, la empresa, con sede en Barcelona, cerrará 2018 con ingresos superiores a los dos millones. Adrià atribuye parte del éxito de Cuideo a que “faltaba una digitalización en el sector” y también a que existe un mercado muy amplio para estos servicios. En España hay 3,2 millones de personas dependientes.
La oportunidad se presentó a principios de 2016 cuando Adrià, estudiaba un MBA en ESIC, al que había acudido tras el fracaso de su primera startup (clases de fitness en parques y sitios públicos), “un negocio que no estaba bien definido” dice. La escuela se volcó con el proyecto de los tres amigos y les facilitó un tutor personalizado, “que nos ayudó muchísimo con el plan de viabilidad económica”. Esto, además de ayudarles en todas las gestiones legales y administrativas. Especialmente decisivo fue el apoyo de Alberto
Iglesia, profesor del centro y experto en marketing migital, “un tema del que no teníamos la menor idea”.
La escuela tampoco ahorró esfuerzos en facilitarles todo el networking para sacar adelante la empresa y promocionarla. Les han puesto en contacto con una gran aseguradora que busca un partner en cuidado de mayores para su seguro de salud. “Y nos llevaron al World Mobile Congress de 2016 para que presentáramos nuestro proyecto”, apunta el emprendedor. Y no faltaron siquiera los contactos con inversores y business angels. “Pudimos presentar nuestro proyecto en el foro de inversión privada de la escuela, en el que conseguimos la suficiente financiación para arrancar”. En la primera ronda de Cuideo, de medio millón de euros, entraron nada menos que 40 inversores, de los que 10 vinieron por el foro.
“Nos facilitaron contactos con inversores y business angels”
Esta empresa barcelonesa no solo es la líder del sector de logística de moda en España sino que podríamos decir que fue la inventora de este nicho de mercado. Sus competidores directos la siguen a gran distancia. Fundada en 1997, la compañía facturó el año pasado 35 millones de euros, que espera elevar a los 50 millones el año que viene. Y lo más probable es que lo consiga. No ha parado de crecer desde su fundación, siempre a dos dígitos: en 2012 solo ingresaba 12 millones. Y, lo más importante, ha sido siempre rentable. “Solo perdimos dinero el primer año”, asegura Juan Manzanedo, uno de los fundadores y actual CEO de la compañía.
GRAN CRECIMIENTO
La empresa ya es, además, toda una multinacional, con 16 plataformas logísticas en España, China, EEUU, México, Panamá, Colombia y Chile, que suman 220.000 metros cuadrados y en la que trabajan cerca de 700 personas. Un orgullo, pues, para la escuela de negocios, el IESE, que la vio nacer y que respaldó su lanzamiento allá por 1996 cuando Manzanedo tenía tan solo 26 años, anteriormente no había trabajado nunca y creó la entonces startup con dos amigos, Carlos Villa y Juan Martínez, cuando todos estudiaban el MBA del IESE. Pese a que no sabían nada de logística, y menos de logística de moda, a los tres amigos le pareció una buena idea crear una empresa especializada en esa actividad teniendo en cuenta que la industria de la moda caminaba en esos años de forma imparable hacia a externalización y el outsourcing. Y tan buena le pareció también al profesor Pedro Nueno, en el marco de las clases de Naves (Nuevas Aventuras Empresariales), que este no solo eligió al proyecto como preferente sino que les apoyo en el desarrollo del plan de negocio y los llevó al foro de inversores de IESE. Quizá una de las razones de que a Nueno le entusiasmara el proyecto de los tres chicos (acababan de terminar la carrera) es que no tenía nada que ver el overbooking de startups puntocom que generaban los estudiantes de su clase. Esta era una empresa física, y planteaba una posibilidad de negocio que estaba virgen en España. La escuela siguió el proyecto paso a paso hasta que los tres lograron perfilar un plan de negocio coherente en las propias aulas de IESE. El único punto negativo en el proyecto es que, al final, pese a que había pasado todas las cribas y demostraba ser impecable, no interesó a los inversores que fueron al foro de inversores de la escuela. ¿Por qué? “Pues –dice el empresario– porque en aquellos momentos, estos apenas querían oír hablar de ninguna startup en ciernes que no fuera tecnológica o en Internet”. Pese a este inconveniente, los tres amigos acabaron sacando la idea adelante. A principios de 1997 la empresa empezaba a funcionar, una vez que entre los tres lograron reunir 200.000 euros (dinero de las familias) y meter en el accionariado y en el consejo a una firma británica, en la que había trabajado uno de los jóvenes. Más que nada para aportarles credibilidad.
“Perfilamos un plan de negocio coherente en las aulas del IESE”
“Las sugerencias de los alumnos nos sirvieron para corregir errores”
Pese a que la alimentación es uno de los sectores más rezagados en el e-commerce, la barcelonesa Ulabox, fundada en 2010, ha logrado asentarse y sobrevivir a la dura competencia de Amazon o de las grandes cadenas de distribución y situarse como el primer supermercado en España que opera solo por Internet. La compañía, creada por tres expertos en Internet y Nuevas Tecnologías sin la menor experiencia en alimentación o distribución física, factura actualmente en torno a los 12 millones de euros (eran sólo 4 millones en 2014) y ofrece a sus clientes un total de 18.000 referencias, un resultado que ha logrado al haber apostado por la máxima rapidez en la entrega (menos de 24 horas).
Y LLEGÓ UN INVERSOR...
Las perspectivas de la empresa eran tan positivas que hace tres años, en 2015, el grupo portugués Sonae, líder de la distribución en el país vecino, decidió invertir cinco millones de euros en Ulabox.
Aun cuando no se puede decir que la empresa nació como tal y en su integridad en la escuela de negocios Esade, sí que su principal fundador, Jaume Gomá, y sus dos socios, David
Baratech y Sergi de Pablos, han recibido un inestimable apoyo por parte del centro en aspectos tan importantes como la valoración y desarrollo de su modelo de negocio. Los tres, profesionales del mundo digital y sin la menor experiencia en distribución física, empezaron a escribir las primeras líneas de código de la web en Esade. Gomá, que había hecho un PMD en la escuela en el 2005, y que entre tanto había desempeñado cargos de responsabilidad en Orange y en Segundamano, decidió volver a Esade, ya en 2010, una vez tomada la decisión de crear Ulabox, para presentar su proyecto a los profesores, “que nos ayudaron mucho en la etapa inicial de evaluación de nuestro modelo de negocio”, señala el emprendedor.
Gomá y sus socios decidieron que sería también muy interesante recibir las sugerencias de los estudiantes. “Les presentamos también a ellos el proyecto para que reflexionaran, evaluaran lo que estábamos haciendo, bien o mal, y nos hicieran sugerencias: eso nos permitió corregir algunos errores y cambiar algunos de los puntos de nuestro modelo”. Este proceso se alargó durante varias sesiones.
Dada la experiencia positiva, en reconocimiento, Gomá y sus dos socios siguen colaborando con Esade. Ulabox es miembro del Consejo Asesor de Retail de Esade.”Y reclutamos a estudiantes de la escuela, especialmente del MBA, y los llevamos a nuestra empresa para contribuir a su formación mediante prácticas”.
“Gracias a la escuela de negocios, pudimos viajar a una feria en Qatar”
Las perspectivas de la startup fundada por José Luis López y
Jesús Arenas, que ha empezado a operar muy recientemente, son más que brillantes. El producto que ha desarrollado desde 2015, un sistema de monitorización de pacientes diabéticos a través de un dispositivo y vía app, ha sido ensayado en un hospital de Atlanta, en EE.UU., y empezará a ser testado en la Fundación Jiménez Díaz y el Servicio Gallego de Salud. Ahora mismo Insulclock tiene ya vendidos cerca de dos mil de esos dispositivos de control de las constantes de insulina y su previsión es acabar 2018 con 25.000 unidades y una facturación de 5,5 millones de euros. “No tenemos competencia ya que no existe nada como lo nuestro en el mercado”. La compañía ha patentado su producto en EEUU y Norteamérica o Europa. Lo asombroso es que sus dos fundadores han desarrollado el producto sin acudir al capital riesgo. ¿Razón? Pues que la empresa, ya con 21 trabajadores, ha recibido más de veinte premios tecnológicos y para emprendedores –algunos europeos– que les han supuesto ingresos superiores a los dos millones y medio de euros. La empresa ha iniciado también conversaciones con varias farmacéuticas, interesadas en comercializar el dispositivo, “que de ser vendido directamente a pacientes o a hospitales y clínicas. La dimensión del mercado es gigantesca. Según la OMS, existen 415 millones de personas con diabetes en el mundo. Y uno de cada cuatro de estos pacientes tiene que tomarse insulina a diario”, comentan sus fundadores.
CREADA EN UN CONCURSO
Todo empezó con la presentación de la idea en febrero de 2015 a un concurso de emprendedores, patrocinado por el IE y Accenture: Pasion IE. Una idea que se le ocurrió a José Luis, madrileño de 42 años y licenciado en Ciencias de la Información, porque él mismo es diabético y ha sufrido en su carne la incertidumbre ligada al uso de la insulina. El sistema funciona a través de un dispositivo, unido al émbolo de la pluma de insulina, conectado con una app, lo que permite controlar el proceso en tiempo real y eliminar o corregir errores, que de otra forma no se detectan.
En el IE apadrinaron el proyecto enseguida y le dieron a los dos fundadores acceso a su zona de emprendimiento en María de Molina, Área 31, donde pudieron disponer durante algunos meses de oficina propia. “Ahí tuvimos acceso a la mentorización por parte de varios profesores en los temas más diversos”. Los dos emprendedores viajaron también a una feria en Qatar, invitados por el ICEX, una oportunidad que se generó desde la escuela además de que les ayudaron a desarrollar el modelo de negocio y les han puesto en contacto con posibles inversores, algunos de ellos ex alumnos de IE.