Una actividad basada en el trato humano
Bajo el calificativo de servicios de atención a domicilio, también conocidos con la sigla SAD, se engloba a todo un conjunto de recursos dirigidos a prestar apoyo y cuidados en su domicilio a las personas cuando, por cualquier circunstancia, dejan de ser
La oferta está muy atomizada, aunque se percibe una tendencia a la concentración
Los segmentos susceptibles de recibir estos tipos de atenciones y cuidados son: personas mayores, niños, personas discapacitadas y enfermos en situación de dependencia.
Actualmente el segmento de las personas mayores dependientes es el que cuenta con un mayor potencial. La esperanza de vida crece año tras año y el deseo profundamente arraigado entre los mayores de envejecer en casa, junto al ahorro en los costes, han impulsado la demanda de la asistencia a domicilio muy por encima de cualquier otro sistema de atención. El 90% de los mayores dependientes permanecen en sus casas, pero necesitan de un apoyo que les permita vivir con calidad. Se estima que algo más de cuatro personas mayores de cada cien son hoy en día usuarias del SAD.
También la Ley de Dependencia arroja claras oportunidades. La Red de Servicios Sociales de las comunidades autónomas, además de los centros públicos, cuenta mayoritariamente con la infraestructura de la empresa privada para hacer frente a sus enormes retos. Existe pues un mercado amplio para quien quiera emprender la actividad de servicios asistenciales a domicilio, que es posible empezar tan solo con una pequeña inversión. Las empresas privadas (unas mil, principalmente de pequeño tamaño), juegan un papel primordial y la oferta está muy atomizada, aunque en los últimos años se ha apreciado una progresiva concentración de la actividad, resultado de la compra de pequeños operadores por parte de grupos de mayor tamaño. Asimismo han proliferado las franquicias, con la posibilidad de operar bajo sus siglas, mediante una inversión que oscila entre los 10.000 y los 50.000 euros.
Eso sí, para emprender en este sector, debes tener una fuerte motivación.
Diego Fernández, experto en la atención a personas mayores y coautor de la guía práctica Montar una empresa de atención a los mayores, nos recuerda la importancia de “emprender desde la atención centrada en las personas, con ánimo de ayudar y con afecto y respeto por las personas dependientes. Eso implica mucho esfuerzo y, por otro lado, una experiencia muy satisfactoria al comprobar que las personas a tu cargo disfrutan y están bien cuidadas”.
LOS SERVICIOS
Los servicios básicos de SAD son aquellos vinculados a la atención personal y continuada de las personas dependientes, en los siguientes tres ámbitos de actuación:
1)
Servicios de atención personal. Incluye actividades de higiene y cuidado de la persona, ayuda físicomotriz, estimulación, movilizaciones, control de la medicación, acompañamiento a consultas médicas o realización de gestiones, servicios de apoyo en el hogar, compras, preparación de comidas, limpieza y arreglo general del hogar, y lavado y planchado de la ropa
2)
Integración en el entorno. Los servicios comprendidos en este apartado son: paseos, visitas a familiares o amigos, asistencia a espectáculos, cines
o teatros, y actividades para el mantenimiento de las facultades cognitivas.
3)
Otros servicios. Incluiríamos aquí actividades de enfermería, fisioterapia, podología, curas, peluquería, logopedia, adaptación del hogar y transporte adaptado.
PRECIOS VARIADOS
El SAD puede prestarse por horas, jornadas completas, en días laborales, festivos y fines de semana, así como en domicilios, residencias u hospitales.
Según datos oficiales, el precio público del SAD se sitúa como media nacional en 14,67 euros/hora/usuario, aunque con significativas diferencias entre las distintas comunidades. Las tarifas fijadas por la Administración suelen ser una
GESTIÓN DE LOS COLABORADORES
referencia para la fijación de precios de las empresas privadas, que además deben tener en cuenta la situación local de la oferta y la demanda, el servicio solicitado, el número de horas contratadas, las nocturnas, las festivas, etc.
El precio del servicio se refleja en una factura al cliente, generalmente mensual, con IVA, ahorrando al usuario los trámites de hacerse cargo directamente de la contratación del cuidador, que podría resultarle engorrosa. Una de las principales claves para el éxito en esta actividad está en rodearse de los colaboradores adecuados. En este sentido, la selección minuciosa, la motivación y la gestión del personal resultan cruciales. Trabajadores sociales, gerocultores o puericultores, auxiliares de enfermería y de ayuda a domicilio son los perfiles típicos.
Se les exige profesionalidad, formación, experiencia, nivel de compromiso, empatía (hay personas mayores que no quieren dejarse cuidar) y, en algunos casos, especialización en función de las necesidades (alzheimer, niños, movilidad reducida, etc.). Evitar la rotación de personal (la continuidad de los auxiliares del SAD es muy importante para el usuario y su familia) y la coordinación del servicio son otros aspectos a cuidar. Los costes salariales representan más del 80% de los costes totales de esta actividad.
Como orientación, el Convenio Marco Estatal fijaba para 2017 en 1.972 euros
la retribución mensual de un responsable de coordinación y en 967 euros la de un auxiliar de ayuda a domicilio.
PUBLICIDAD NECESARIA
Página web, redes sociales, anuncios en prensa o portales de recursos sociales, marketing directo, reparto de propaganda en lugares estratégicos, prescriptores, relaciones públicas, como por ejemplo notas de prensa y participación en eventos sectoriales para ganar prestigio y reputación como expertos del sector, son algunos de los medios utilizados por las empresas del sector para darse a conocer. Aunque la mejor publicidad sigue siendo la recomendación espontánea a su entorno por parte de los clientes satisfechos y de sus familias.