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De ahí la importancia de que el comerciante utilice la cartelería de las empresas de seguridad como medida disuasoria. Conviene dar visibilidad a estas placas que informan de algunos de los sistemas de protección instalados, colocándolos tanto en fachada como en el interior de la tienda: una medida tan simple como efectiva.
Sin duda una de las recomendaciones que el comerciante recibirá cuando se ponga en manos de una empresa de seguridad. Según Ignacio Jiménez, director de Relaciones Institucionales de
Securitas Direct, “el asesor es un experto que conoce el riesgo de delito de la zona en que trabaja y del tipo de negocio con el que trata. La cuestión no está en vender miedo, sino en informar al cliente de la situación a la que va a enfrentarse para ofrecerle una seguridad global en su negocio”.
El objetivo es abordar un plan de seguridad con la ayuda de la empresa suministradora de servicios.
Búsqueda de información. Sobre todo cuando el comerciante es novato, es importante asesorarse en asociaciones de comerciantes locales y gremiales. También hablar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Como recuerda Ignacio Jiménez, “cuando se solicita, pueden facilitar datos de riesgo en la zona, pero aún más importante que este dato es tratar de establecer una relación de cooperación fluida y constante”. Además, desde 2013 la Dirección General de Policía cuenta con el Plan Comercio Seguro, que promueve esta cooperación entre todas las partes implicadas, y cuyas guías son una importante fuente de información.
Análisis de riesgo. Cada negocio es único y tiene una exposición a determinados riesgos. Por ejemplo, un supermercado, una tienda de moda o una perfumería con el producto al alcance del cliente deben protegerse frente al robo en tienda, mientras que una farmacia, peletería o joyería, en mayor medida frente a un posible robo nocturno o atraco. Pero además, hay que valorar otros factores como la ubicación, si está o no en un centro comercial o su tipo de cliente medio. Fijar los procedimientos. La empresa debe saber cómo actuar, tanto en las medidas rutinarias de seguridad durante cualquier movimiento de las mercancías, como frente a un posible imprevisto o una pelea en tienda con destrozos. El objetivo es formar al equipo en el uso de las herramientas tecnológicas y entrenarle frente a posibles situaciones de riesgo.
Colaboración con otros departamentos. Como recuerda Óscar Olmos, aunque no se sea una gran empresa es importante coordinar las acciones de seguridad con departamentos como transporte y logística, marketing o recursos humanos.
Implicación de los empleados. Tanto en la prevención como durante un supuesto percance, es importante que todo el mundo sepa cómo debe actuar, para lo que debe estar “formado e informado”. Olmos también resalta la importancia de compartir resultados: “Es vital hacerles partícipes de las medidas que se decide implantar, pero también informarles de cómo su implicación mejora los índices de pérdida desconocida, rotura de mercancías o los errores de gestión”.
Actualización constante. Según Jiménez, “los delincuentes actualizan su modus operandi, y es obligación de la empresa atajar esos comportamientos adaptando su tecnología y procesos”.
Los empleados de la tienda deben conocer el funcionamiento de los sistemas de seguridad y estar entrenados para situaciones de riesgo