CAMELLOS FATAGA
Un negocio en el desierto
Quien tiene un camello, tiene un tesoro. Sí, este animal exótico alberga grandes ventajas para quien lo posea, pero resulta casi imposible comprarlo actualmente en África y trasladarlo a Europa, debido a que la mayoría de los países donde se cría el camello –en general, árabes– no reúnen las condiciones sanitarias de la Comunidad Europea para su venta. Por tanto, a menos que quieras ejercer la actividad en África o Asia, las posibilidades para entrar en el negocio de los camellos son mínimas.
Pero el sector florece para aquellos emprendedores que se hicieron con partidas antes del cambio de leyes. Es el caso de Francisco
Jiménez, director de Camellos Fataga, que dispone de alrededor de 120 ejemplares en la isla de Gran Canaria. “Llevo en este sector 40 años y es un negocio rentable”, explica este ex especialista de cine en el parque temático Siuox City de Gran Canaria. “Los camellos son fáciles de cuidar, comen el 25% de lo que come una vaca y apenas necesita agua”, detalla Jiménez.
¿Y cómo se consigue rentabilidad? “Sacándole polvo a la humedad”, aclara Jiménez. La primera vía de ingresos y la más sencilla es el turismo. Las excursiones con camellos es un atractivo para cualquier turista que desee dar un paseo a lomos de estos herbívoros. Además, “en vez de sacrificar al camello cuando ya no sea útil, es posible aprovechar la carne para consumo humano y venderla sobre todo a la comunidad musulmana”, explica. Del camello también se pueden aprovechar los excrementos para estiércol y la orina para la investigación contra el cáncer, “donde se han obtenido excelentes resultados”, revela este emprendedor. ¿Leche de camello? ¿Por qué no? “La leche de cabra se vende a 60 céntimos, la leche de camello está a 14 euros. Es un mercado que se encuentra operativo en Holanda y en muchos países árabes y la demanda de este producto es creciente”, especifica. Además, si lo combinas con chocolate “el resultado es exquisito. En Dubái hay 3.000 camellas produciendo leche únicamente para exportar leche con chocolate”.
El objetivo de este criador de camellos es ir un paso más allá y tiene el proyecto de producir yogur con leche de camello. “La leche fermentada convertida en yogur tarda más en estropearse y es más fácil su conservación que la leche normal. Además, su precio en el mercado se dispararía”, concluye Jiménez.