Jordi Soler,
director general de la grifería Ramón Soler, ha transformado una empresa tradicional en otra basada en la innovación y la sofisticación.
Industrias Ramon Soler lleva 129 años haciendo griferías. Hoy están en los primeros puestos entre las empresas españolas del sector. Apuestan por el diseño, la calidad y por ampliar hacia nuevas tendencias como la hidroterapia. Jordi Soler, biznieto del fundador, sabe cómo controlar el mando.
En 1890 Miquel Soler ya fabricaba grifería en una empresa familiar con sede en Manresa (Barcelona). En aquel momento producían grifos de madera para barriles de vino. Seguramente fabricaban ya con anterioridad, pues han encontrado catálogos que lo demuestran. La grifería doméstica casi no existía o se circunscribía a casas burguesas de la época. Hoy su biznieto,
Jordi Soler, dirige una compañía que exporta a cincuenta países y diseña grifos de alta tecnología. Con casi 130 años de historia, han vivido casi todo, incluida una crisis de la construcción que han sabido superar con recetas propias y una gran dosis de esfuerzo e imaginación.
UNA REESTRUCTURACIÓN TOTAL.
Jordi Soler lleva toda su vida trabajando en la empresa familiar. Estudió Económicas y entró primero en el departamento de márketing y después en el comercial. En 2013 asumió la dirección general, en un momento de crisis que el sector de la construcción venía arrastrando desde 2007 con caídas de facturación de alrededor del 20% anual. La crisis se llevó por delante a mucha industria auxiliar. En Ramon Soler supieron afrontarla de la mano de su nuevo director general.
“He hecho un cambio cultural en la compañía –explica Jordi Soler– recuperando los orígenes y lo que oía a mi padre en las comidas familiares. Mucha seriedad y calidad en el producto y una ética muy profunda tanto en trabajadores como en proveedores”. En estos cinco años ha profesionalizado la compañía, reduciendo el equipo directivo. Y la ha situado otra vez en los primeros puestos entre las fabricantes españolas del sector.
ACTUALIZAR EL CATÁLOGO Y SUBIR LA GAMA.
“En los años 70 nuestros productos eran como el Mercedes de la grifería –asegura Soler–. Teníamos pedidos con cuatro meses de antelación. Cuando llegaron los productos chinos, el precio era lo único importante y nos obligó a hacer cambios que afectaron a la calidad”. Pero en los últimos cinco años la compañía le ha dado una vuelta a su catá- logo. Había que adaptarse a otro mercado. “Todo nuestro esfuerzo en este momento va hacia productos de más valor añadido, en líneas más altas y sofisticadas donde la tecnología y el diseño son primordiales. Somos muy exigentes con la calidad incluso en las gamas más económicas donde también trabajamos el diseño pues los clientes lo piden en todo”, explica.
El concepto de diseño no es sólo estético sino que implica productos ergonómicos, versátiles y con ahorro de agua y energía. Las tendencias ahora pasan por colores como el negro o el titanio y más altura en la grifería de lavabo buscando el confort. Se llevan mucho las combinaciones de redondo y cuadrado.
Antes hacían una serie nueva cada dos o tres años; ahora dos o tres anuales. Eso significa tiradas más cortas, lo que implica un servicio y producción muy ajustado en el tiempo.
Las líneas más económicas representan las dos terceras partes de la facturación. Las otras siguen en aumento, con algunas de éxito como las de hidroterapia. “En este campo hemos evolucionado mucho con materiales de calidad y diseños exclusivos. Cuando vamos a ver a un arquitecto, lo que más le llama la atención son nuestras líneas de hidroterapia”.
Actualmente disponen de 3.000 referencias de las que la serie Alexia es el producto estrella. La empresa asegura apostar por la innovación con un equipo de I+D de unas doce personas. En este momento disponen de 115 patentes.
FABRICAR EN CHINA.
En 2002 la empresa decidió establecer una fábrica en China, primero con un socio local, aunque actualmente la compañía es cien por cien propia. El 70% de su producción en todas las gamas proviene de allí. En China se realizan los procesos más industriales y aquí se ensamblan, se manipulan y se realizan los controles. La fabrica china está en pleno proceso de transformación, aplicándole las técnicas más avanzadas.
Por otra parte, la empresa ha renovado sus instalaciones en Cataluña. En 2018 inauguró un nuevo
almacén inteligente de 3.000 metros cuadrados en Sant Joan Despí. Hasta ahora se gestiona un millón de grifos anuales, pero con el nuevo centro logístico la capacidad de almacenamiento se ha incrementado un 200%. Su último plan de inversiones, a punto de concluir, quiere renovar todas las instalaciones industriales y sistemas inteligentes de gestión.
EL SECTOR HOTELERO EN CRECIMIENTO.
Hace 25 años la empresa creó la primera grifería especializada en el sector hotelero. “Yo iba por los hoteles y les preguntaba sus necesidades y las dificultades que tenían. Fue así como desarrollamos grifos más resistentes y con sistemas de ahorro de agua”, explica Soler, para añadir que el sector hotelero representa en este momento el 15% de su facturación y está en permanente crecimiento. “En el sector doméstico antes trabajábamos más en obra nueva y ahora lo hacemos en rehabilitación. En el caso de los hoteles llevan dos años invirtiendo de forma muy importante”.
El sector hotelero, junto a la exportación, han sido claves para sortear la crisis. En este momento la mitad de la producción va hacia el mercado exterior, destacando por encima de todos Francia, país en el que venden el 30% de su facturación. Entre las normativas de calidad, incluso, han escogido la francesa, la más exigente del mercado. La estrategia en los próximos años implica atacar otros objetivos como los Emiratos Árabes, Sudamérica, el Magreb o Polinesia.