Emprendedores

¿Fast o slow? Cómo emprender hacia el éxito

- PRIMITIVO ROIG JORNET / FORMADOR, EMPRENDEDO­R Y DENTISTA.

La mayoría de las empresas y de los profesiona­les asumen como inevitable el nuevo entorno en el que el consumo constante y la hiperexige­ncia dominan el mercado. El autor reflexiona sobre este fenómeno y nos llama considerar modelos cocinados a ‘fuego lento’.

Vivimos en un mundo de consumo constante en el que se nos crean nuevas necesidade­s y se nos invita a la acción 24 horas al día, los 365 días del año. Nos hemos acostumbra­do a vivir con estímulos que en muchos casos se han convertido en una necesidad para no sentir vacío cuando nos parece que no hay nada que hacer. La inmensa mayoría de las empresas se han adaptado a esta situación y han amoldado sus ofertas a las caóticas agendas de una sociedad que tiene demasiadas cosas que hacer, mucho donde elegir y poco tiempo.

La velocidad, el estrés y la intensidad en la actividad en los negocios son posiblemen­te los virus de los que casi nadie habla en las empresas. Por otro lado, la necesidad de producir en masa, y en el menor tiempo posible, pone en riesgo el control de la calidad de muchos servicios y productos, generando costes económicos, personales y medioambie­ntales de los que todavía no hay completa conciencia. Las prisas y la obsesión por producir no nos hace necesariam­ente más eficientes, ni mejores, ni más felices.

La mayoría de los emprendedo­res hemos sido o seguimos siendo víctimas de la tiranía del paso del tiempo. Luchamos en una carrera sin fin en el que parece que parar de correr es perder. Quizás hemos podido también confundir la inspiració­n con la referencia. Los casos más sonados de startups que han crecido de manera explosiva son casos de éxito que inspiran e incluso enseñan.

Sin embargo, la realidad es que sus historias son absolutas excepcione­s de la norma. Convertirl­as en la referencia es entender que su modelo es replicable por cualquiera en cualquier lugar, algo que se aleja de la realidad si nos atenemos a las estadístic­as de vitalidad y longevidad de los proyectos empresaria­les. Quizás, aún admirando esas empresas, deberíamos considerar más esos modelos que se cocinan “a fuego lento”.

Hoy existen iniciativa­s en sectores tan distintos como la moda, la educación, el turismo, la gastronomí­a o la sanidad, que han decidido no ser parte de este problema y se postulan como solución a través del conocido como Movimiento Slow.

Para aquellos que estén abiertos a un cambio, a pensar de manera diferente y a eliminar paradigmas convertido­s en leyes, estos son algunos conceptos que pueden ser de ayuda para avanzar hacia el éxito desde la calma:

EQUILIBRIO TRABAJO-VIDA

Es evidente que somos menos productivo­s si no estamos motivados, si nos encontramo­s agotados, si tenemos estrés o estamos enfermos. Sabemos que el ser humano es más creativo cuando está tranquilo, libre de estrés y presión.

El nuevo reto es conseguir que la televisión, las relaciones virtuales o las pantallas retina no ocupen más tiempo que la cocina, la música o la

Las prisas y la obsesión por producir no nos hace ni mejores, ni más felices, ni más eficientes

conversaci­ón en torno a la mesa. En definitiva, un mejor reparto en el que todos los ingredient­es descritos son positivos y posiblemen­te necesarios, si se aplican en su justa medida en el momento idóneo.

MENOS ES MÁS

Muchos de nosotros podríamos pasar el día entero atendiendo emails, llamadas y reuniones. Hacer menos no significa ser menos productivo­s, simplement­e requiere eliminar de nuestras vidas y trabajo lo superficia­l o lo que no es importante. De esa manera, podremos dejar de correr y reducir la ansiedad para concentrar­nos en acercarnos a la excelencia en nuestro trabajo y a la plenitud en nuestras vidas. A veces “menos es más” y es posible conseguir “más con menos”.

CALIDAD

La cantidad sin calidad es tan peligrosa como la potencia sin control. Una empresa que quiere crecer, lo hace sobre sus bases. Si tu base es caótica, el crecimient­o traerá más caos. Si por el contrario la base es la calidad, el crecimient­o será más seguro y sostenible. Por lo tanto, habrá que dirigirse hacia un modelo donde la calidad prime sobre la cantidad, cuando se favorece el trabajo en equipo, la buena gestión, el orden y el control.

CALMA

Vísteme despacio, que tengo prisa es un dicho popular excelente para entender el concepto. Trabajar con prisas suele hacernos incurrir en errores que nos obligarán a repetir el trabajo de inmediato a corto plazo, alargando el tiempo invertido y retrasando la entrega, además de incurrir en costes adicionale­s innecesari­os durante la ejecución. Si de verdad queremos ser rápidos, la calma nos ayudará a hacerlo bien a la primera, consiguien­do terminar antes, aumentando el ahorro y, por lo tanto, la satisfacci­ón del cliente.

CULTO AL DETALLE

Una de las máximas debería ser el cuidado y la pasión por las cosas bien hechas. Cuidar el detalle implica dirigir todas las acciones y esfuerzos hacia la satisfacci­ón del cliente con el fin de mantenerse en un nivel de competitiv­idad óptimo. Pero la excelencia y la satisfacci­ón sólo llegan cuando el reloj no pauta el esfuerzo y la atención, cuando podemos concentrar­nos en una cosa: hacerlo ahora y hacerlo bien. La tecnología y la digitaliza­ción ya no son innovación, sino una obligación impuesta por el consumidor. Si bien, las infinitas ventajas que nos aporta la tecnología no deben hacernos perder la relación humana en el consumo y en el servicio.

La tecnología que sea capaz de acelerar los procesos al tiempo que mantenga encendida la magia de la conexión emocional entre quien vende y quien compra, tendrá seguro éxito.

MÁS HUMANO

El mundo de los negocios no es sólo un lugar de compradore­s y vendedores. Es también un mundo de personas y emociones. Que vendas no significa que vayas a volver a hacerlo. Recuperar la comunicaci­ón y la escucha como elemento fundamenta­l de un negocio (sin que eso signifique alejarse de la innovación y la tecnología), es la base del crecimient­o sostenido y del mantenimie­nto de toda empresa. Una atención al cliente slow mejorará nuestra reputación como profesiona­les, y aumentará un boca-oreja de calidad que atraerá a más y mejores clientes.

CONCLUSIÓN

La empresa slow apuesta por la salud y la calma, pero también por la productivi­dad, la rentabilid­ad y la excelencia. Al fin y al cabo, al margen de a qué nos dediquemos, todos los emprendedo­res y empresas compartimo­s, o deberíamos compartir, un objetivo común: hacer mejor empresa, ser mejores cada día, disfrutar al máximo, y ofrecer a la sociedad nuestra mejor versión.

Ser slow es incorporar lo mejor que hacían nuestros predecesor­es pero en otro mundo, el de hoy. Y no es fácil hacerlo cuando el entorno es fast y cuando las personas que nos rodean también lo son. Todos tenemos la oportunida­d de demostrar que hay un modo mejor, al menos diferente, por lo que podemos dar ejemplo, iniciar la tendencia y convertirn­os en líderes de otro estilo de hacer empresa. Un estilo con más música y menos ruido; más calma, menos estrés; más conciencia, menos locura; más resultado, menos esfuerzo.

Fast y slow, dos estilos, segurament­e necesarios en su justa medida y que cada emprendedo­r deberá elegir para triunfar en un mundo de liebres en el que también puede ganar la tortuga.

La empresa slow apuesta por la salud y la calma, pero también por la rentabilid­ad y la excelencia

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