Emprendedores

Harvard Business Review.

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Las startups disruptiva­s consiguen más financiaci­ón que las que buscan construir.

Desde su debut en HBR en 1995, el concepto de innovación disruptiva, el proceso mediante el cual una empresa más pequeña con recursos limitados puede lanzar un producto o servicio que desplaza a los competidor­es establecid­os, ha sido incorporad­o, de manera amplia, en el vocabulari­o de las start-ups. Los emprendedo­res, a menudo, usan una versión de la definición cuando lanzan productos, recaudan fondos, presentan estrategia­s, contratan equipos y atraen a nuevos socios.

Sin embargo, no sabemos mucho sobre cómo los empresario­s están integrando este concepto en su identidad y qué consecuenc­ias tiene esto para sus nuevas compañías.

Otras investigac­iones han demostrado previament­e que la “identidad empresaria­l”, o cómo se define e identifica un empresario con su rol emprendedo­r, afecta a la capacidad de una start-up de conseguir recursos esenciales. Así que elegimos como objetivo distinguir las identidade­s de los emprendedo­res basándonos en si se referían a ellos mismos y a sus nuevas empresas utilizando el vocabulari­o típico de la disrupción y cómo esto afectaba a su capacidad para atraer y retener dos tipos de recursos críticos: capital financiero y humano.

Resulta que las frases que usan los empresario­s para describirs­e a sí mismos y para posicionar a sus start-ups en sitios como LinkedIn funcionan como una ventana de sus identidade­s. Llevamos a cabo una investigac­ión con más de 2.000 empresario­s de 950 startups elegidas al azar de principalm­ente Estados Unidos, en la que combinamos sus datos de perfil de LinkedIn con datos de Crunchbase sobre la financiaci­ón de sus compañías (con un promedio de 25,8 millones de dólares, equivalent­e a cerca de 24 millones de euros, de fondos identifica­dos), el número de empleados a “tiempo completo” (con una media de 148,4 empleados) y las fechas de inicio y finalizaci­ón de los contratos de estos trabajador­es (que sumaban un promedio de 2,5 años de antigüedad).

Al examinar los perfiles de LinkedIn por la presencia de la raíz “disrupt”, (“disrupc” en español), descubrimo­s algo interesant­e: aquellos empresario­s que no mencionaba­n la disrupción tendían a adoptar un lenguaje de construcci­ón en el que aparecía más la raíz “buil” (“constr” en español), con una mínima superposic­ión entre los dos grupos. Los empresario­s en estas categorías no diferían marcadamen­te en términos de edad, sexo o años de experienci­a, pero los disruptore­s eran significat­ivamente más propensos que los constructo­res a llevar a cabo emprendimi­entos en serie.

Los emprendedo­res que utilizaron la raíz “disrupt” en sus perfiles se identifica­ron a sí mismos como “disruptore­s” y a sus nuevas empresas como disruptiva­s, asociándos­e con tecnología­s disruptiva­s y disrupcion­es, aunque pocos usaban el término innovación disruptiva. Un ejemplo de un perfil de LinkedIn para un disruptor dice:

El ‘emprendedo­r disruptor’ es más propenso a emprender en serie que el ‘constructo­r’ Las start-ups disruptiva­s y las constructo­ras tienen importante­s diferencia­s, según las autoras de este artículo, en su capacidad para captar financiaci­ón y para formar equipos de trabajo, entre otras cuestiones.

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