EN EL ZOO DE LAS STARTUPS, SALEN LOS UNICORNIOS Y ENTRAN LOS CAMELLOS
El universo emprendedor de Silicon Valley tiende a catalogar a sus startups con nombres de animales mitológicos aplicando como criterio la valoración de la compañía. La jaula de oro se reservaba hasta ahora al club de los unicornios, compañías financiadas con capital privado que han alcanzado una valoración de 1.000 millones de dólares, pero compartían el zoo con los centauros (100 millones de dólares), los ponys (10 millones de dólares) o los dragones, bastante más raros que los unicornios porque corresponden a empresas que han sido capaces de devolver íntegramente a los inversores el capital que en su día aportaron. Menos frecuente en la nomenclatura zoológica era hablar de las startups 'camello' hasta hace unos meses. En este caso, el criterio de valoración de la compañía, más que ser puramente económico, contempla también valores como la rentabilidad. Se entiende por startups camello aquellas que pueden hacer frente a la adversidad porque anteponen su supervivencia a cualquier otra consideración. Da igual facturar 1M que 100M, porque si la empresa es rentable y sigue creciendo, a ser posible a base de ingresos recurrentes antes que a golpe de talonario en marketing digital, mejor que mejor. Tampoco esto quiere decir que renuncien a la entrada de capital. Igual que el camello, son capaces de ingerir cantidades ingentes de agua/dinero cuando se presenta la ocasión. La diferencia con el unicornio es que saben administrarlo.
Ahora que la pandemia ha cortado la financiación, los inversores giran la vista hacia startups que podrían sobrevivir en estos momentos. Ya lo dice Miguel Vicente (Antai Venture ): las startups buscarán ahora ser más camellos que unicornios.