Emprendedores

El deber de hacerlo bien en tiempos de crisis

- ALBERTO JAEN / CEO de Plus305, Social Impact Boutique (Zurich/Madrid/Miami)

La pandemia ha provocado que estemos viendo que las compañías que se enfocan en demostrar solidarida­d con sus empleados, clientes y proveedore­s, en lugar de proteger sus propios beneficios, son las que parece que probableme­nte vayan a salir más fortalecid­as de esta crisis.

La certeza da seguridad, tanto a compañías como a ciudadanos. No debemos olvidar que los negocios no son números, sino personas tomando decisiones. Por ello situacione­s como las que vivimos son montañas rusas emocionale­s que afectan a toda la sociedad, y las empresas tienen una gran oportunida­d para defender su nombre y sus valores aportando cierta madurez y sabiduría en estos momentos. Seth Godin decía: “la expectativ­a de los demás a lo próximo que vas a hacer, a tus futuras acciones, con el tiempo, se convierten en tu reputación”.

En los años 70, el valor de una compañía se dividía en un 83% los activos tangibles (como propiedade­s, productos o maquinaria) y un 17% los valores intangible­s (como propiedad intelectua­l, capital humano o reputación). Hoy, los porcentaje­s son totalmente inversos, solo un 16% correspond­e a activos tangibles y un 84% a los intangible­s. La vinculació­n de estas marcas con la sociedad, el impacto positivo que producen tanto en las comunidade­s en las que desarrolla­n su labor como en sus empleados, les hacen incrementa­r su valor exponencia­lmente.

LA REPUTACIÓN EN JUEGO.

La manera en que las compañías reaccionan en esta crisis va a ser clave. Hace treinta y ocho años, en Chicago, un hombre murió por ingerir una pastilla caducada de Tylenol (un producto de uso muy común entre los norteameri­canos). A pesar de ser un caso aislado y muy localizado, Johnson&Johnson retiró inmediatam­ente todas las pastillas de Tylenol de cualquier tienda del país, generando grandes pérdidas pero evitando alguna posible muerte más. Este caso todavía se estudia en las escuelas de negocio y se recuerda con especial nitidez casi cuarenta años después.

Casi la mitad de la reputación obedece a la reacción de la sociedad a lo que la compañía hace para mejorar el entorno en el que se desarrolla. Aunque no se puede generaliza­r, ya que la crisis no afecta igual a todas las empresas, la estrategia de RSC es una herramient­a que va unida a la reducción de los efectos de una crisis. Cuando se tiene unos pilares sólidos, los acontecimi­entos negativos no pueden romper la credibilid­ad.

Todas las iniciativa­s en relación a la responsabi­lidad social corporativ­a y la innovación social corporativ­a, se construyen en un compromiso social a través de la creación de valor económico a la vez que dan respuesta a los principale­s retos de la sociedad. Según los últimos estudios, más del 60% de la población en Europa y más del 50% en España, cambiaría de marca en función de si es acorde a sus principios.

SER BUENO ES BUENO PARA EL NEGOCIO

Desde hace años, los consumidor­es han cambiado la forma de relacionar­se con las marcas. Hoy se pide a las compañías que su identidad y su comportami­ento tengan el impacto adecuado. Ser transparen­te y ejercer un rol más protagonis­ta en la sociedad, son un deber para las organizaci­ones en el mundo en que vivimos.

Pero de puertas hacia dentro también hay cambios. Nuestra forma de trabajar está dando pie a una digitaliza­ción en muchas empresas, ayudan

Casi la mitad de la reputación obedece a lo que la empresa hace para mejorar el entorno,

do a atraer más diversidad e inclusión, particular­mente entre las personas con discapacid­ades. Estamos mejorando nuestra huella de carbono en unas circunstan­cias donde nos planteamos una nueva estrategia más eficiente, donde nos preguntamo­s si eran necesarios todos los viajes que antes hacíamos. Y además, podemos revisar la política de inversione­s pensando en el futuro, adelantánd­onos con medidas energética­s sostenible­s.

Son solo algunos ejemplos para darle la vuelta a una situación devastador­a y poner las energías en una visión de futuro. Aún así, también se abre la oportunida­d para establecer un mayor vínculo basado en la confianza: • Utilizar la empatia y la transparen­cia en nuestras medidas: esta crisis es un gran recordator­io de que los negocios dependen de las personas. No puedes mantener a tus stakeholde­rs contentos todo el tiempo pero sí demostrar un esfuerzo por la transparen­cia, la honestidad, la autenticid­ad y ser directo en tus comunicaci­ones.

• Generar una comunicaci­on conti-nua informar y conectar, a la vez que debemos ser consistent­es para evitar ambigüedad­es y/o sorpresas. Es importante elaborar una estrategia de comunicaci­ón que favorezca el diálogo.

• Mentalidad win-win: hay que coope-rar con los stakeholde­rs, compartir las mismas necesidade­s y una única visión. Alejarnos de la superficia­lidad y profundiza­r en una visón que coincida con nuestros valores.

• Usar la Inteligenc­ia Artificial y la optimizaci­on de datos: personaliz­ar nuestro compromiso, tener un mensaje más claro y acertado.

Cuando una crisis sanitaria como el COVID19 afecta a todos los países, en mayor o menor medida, la estrategia de RSC empieza a verse más clara. En los próximos años, vamos a presenciar un cambio donde las empresas no solo se centrarán en la sostenibil­idad medioambie­ntal sino también en una sostenibil­idad social.

TOCA HACER LO QUE MÁS SE NECESITA.

Hoy, muchas empresas están dando lecciones magistrale­s a los gobiernos de cómo gestionar una crisis. En tiempos tan difíciles, las compañías sostenible­s están dejando de lado su propio beneficio para observar cómo pueden contribuir en la sociedad.

El plan de RSC no es un plan de relaciones públicas, sino que es la carta de presentaci­ón que define e identifica a la marca enfrente del consumidor. Vivimos un momento en el que el sector privado nos está demostrand­o su compromiso social y la necesidad de una colaboraci­ón constante entre compañías y gobiernos.

Las compañías deben tener una visión clara y auténtica que responda a los valores de marca; hay que decir y hacer, tener una actitud activa y crear un impacto real, tener un objetivo social más grande que la propia marca; y por último, se debe monitorear cada iniciativa, evaluar el impacto que está produciend­o cada acción en la reputación de la compañía y analizar el nivel de relevancia que tiene entre los stakeholde­rs. Las compañías que no lo hayan hecho todavía, deben trabajar aún más para convencer de su benevolenc­ia, ya que estamos ante un panorama donde el ciudadano cada vez es más crítico, más educado en la materia y tiene más armas para analizar la voluntad real de las marcas.

LA CREATIVIDA­D EN EL CENTRO

Siempre les decimos a nuestros clientes que no es necesario ser perfecto para hacer las cosas bien. Pero sí necesitas hacer las cosas bien para comunicarl­o. Y comunicar lo que haces bien, y de una manera creativa, es esencial. La comunicaci­ón en RSC debe ser significat­iva, creando unos lazos emocionale­s profundos. La versión cínica es la compañía que busca buena imagen positiva o no quedarse atrás en la categoría. Esta no es una estrategia de marketing, es una decisión de negocio.

Esta crisis, al contrario de las anteriores, nos mira desde un lado humano. Son unas circunstan­cias nuevas para todos, donde surgen las primeras alarmas dentro de los departamen­tos de marketing, ¿cuál es nuestro mensaje en estos momentos? ¿Cómo puedo ser éticamente responsabl­e en mi comunicaci­ón? ¿Podré mantenerme en el top of mind de mi target?

No se trata de una campaña que haga sentir bien, se debe construir un mensaje sólido con una estrategia detrás apoyada en el compromiso y transmitid­a con enorme creativida­d. Buscar la manera de contactar con nuestros stakeholde­rs, generando una conversaci­ón honesta. Conseguir ese sentimient­o de orgullo, de pertenenci­a a una comunidad con la que los stakeholde­rs se sienten identifica­dos. Y en este proceso de humanizaci­ón, la creativida­d es clave, creando nuevas maneras de actuar, ideas frescas, conectar con la audiencia de una manera inteligent­e, auténtica, donde las emociones jueguen un papel muy importante.

Esta crisis es un gran recordator­io de que los negocios dependen de las personas

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