María Benjumea.
La fundadora de Spain Startup y de South Summit da sus recetas para afrontar la crisis desde la digitalización y la reinvención.
Testigo directo de muchas de las crisis de la economía española y auspiciadora como pocos de la eclosión emprendedora y startupera de la última década a través del South Summit, María Benjumea nos cuenta cómo afrontar los nuevos tiempos desde la digitalización y la reinvención.
Es la “madre” de uno de los encuentros emprendedores más importantes del panorama nacional, el South Summit. Un evento que nació en lo peor de la crisis anterior, en 2012, y que en 2020 tuvo que reinventarse para hacerse omnicanal. Observadora de excepción de la evolución del ecosistema startupero de la última década, hemos querido hablar con ella de cómo ha cambiado el panorama en estos diez años, de hacia dónde va el emprendimiento en nuestro país, del papel de la digitalización y de cómo afrontar la crisis. Da la impresión de que tiene miedo de que ese optimismo incombustible que le hace expresar pensamientos del tipo de “el mundo que vivimos actualmente es una maravilla. Estoy convencida de que nunca ha habido en la historia un momento en que la humanidad haya estado mejor que ahora”, pueda resultar ofensivo en estos tiempos, de ahí que a menudo, justo antes de lanzar un mensaje de positividad, intercale una salvedad y un recuerdo a “todas esas personas que lo están pasando realmente mal y que han tenido que cerrar”. A sus 67 años, es todo un referente en el mundo emprendedor español y toda una lección de superación, reinvención constante e innovación que queremos que comparta con nosotros.
EMPRENDEDORES. En tu trayectoria profesional hay una capacidad de reinvención constante. Licenciada en Geografía e Historia, parecías destinada a opositar, pero tras suspender el primer examen te lanzaste al mundo de la empresa: primero en Taller de Arte, luego en Círculo de Progreso (convertido después en Infoempleo) y por último en Spain Startup, proyecto que arrancaste en 2010 con 56 años y que catapultaste con el lanzamiento del South Summit en 2016. En un tiempo como el actual esta capacidad de reinvención parece fundamental.
MARÍA BENJUMEA. La clave está en adaptarte a las circunstancias y, para conseguirlo, es fundamental tener tu mente, tus oídos, todo tú abierto para ver por dónde van las cosas y dónde poner el foco. En momentos de crisis, es crucial entender que lo que siempre se había hecho de una manera a menudo ya no sirve y que probablemente las necesidades hayan cambiado. Cuando las necesidades y la situación cambian, o tú cambias con ellos o te hundes. El cambio te aporta muchísimo bueno. Aunque a priori puedas pensar que es “susto o muerte”, cuando se produce ese momento de tomar la decisión de decir ‘adelante’ es increíble, incluso si no aciertas o si no vas a mejor. El aprendizaje de qué has hecho bien y qué no es impresionante. No sabemos
cómo va a ser el futuro, cómo va a cambiar el mercado y el sistema de trabajo, pero que va a cambiar eso sí es seguro. Cuando nacimos en el 12, además del convencimiento de que el emprendimiento y la innovación eran el pilar clave para la reactivación económica necesaria para la construcción de una nueva sociedad, también sabíamos que lo importante era cambiar el chip y que lo más importante era ser el dueño de tu propio proyecto, ya seas autónomo, ya seas startup, ya estés trabajando para otra compañía. Lo importante era transmitir que yo, todos nosotros, somos dueños de nuestro propio proyecto, porque eso te genera la convicción de que, pase lo que pase, tú no te quedas fuera del circuito porque eres parte de él.
EMP. ¿Es un mensaje trasladable a los comerciantes que han tenido que cerrar sus negocios, como los hosteleros, o a las empresas que han visto sus sectores hundidos, como es el caso del turismo?
M.B. Hay situaciones en las que resulta muy difícil ver por dónde van los tiros. Pero lo que he dicho tiene su aplicación incluso en los sectores más críticos, como el turismo o la hostelería. En estos casos, si empiezas a adaptar tu mente para afrontar los siguientes pasos y las siguientes crisis, si comienzas a analizar cómo puedes adaptar tu negocio, el camino que tienes por delante es mayor. No tenemos ni idea de qué puede pasar mañana porque nos hemos encontrado con una situación inesperada, pero hay que aprender a manejar la incertidumbre y a estudiar cómo adaptar lo que estábamos haciendo para afrontar un futuro que puede ser muy malo. Hay algunos que han readaptado sus negocios para acoger otro tipo de servicios o que se han reestructurado para ajustarse a las nuevas circunstancias. En el mundo digital tenemos el ejemplo de Spotahome que ha sido capaz de reestructurar el 80% de su negocio, quitar todas las oficinas repartidas por el mundo, manteniendo su globalidad, pero trayéndolo a España, generando por un lado más oportunidades aquí en España y, lo que es más importante, garantizando la viabilidad de tu negocio porque estás previendo situaciones complejas. Y todo ello con el beneplácito de tus inversores porque ha permitido dar resultados positivos. Es decir, no a todo el mundo le influyen las cosas de la misma manera, pero todos podemos hacer algo y creo que mantener nuestra mente en actitud de ‘podemos salir de esta y busquemos por dónde’, es siempre positivo.
EMP. Siempre proclamas que eres una startupera en este caso de 66 años, ¿qué define a un startupero?
M.B. Ya digo 67, porque los cumplo ahora en mayo. El espíritu emprendedor es fundamental siempre, pero el startupero tiene tres diferencias claves: uno, debe tener un proyecto innovador. Dos, debe tener como objetivo crecer rápido.
Y tres, ha de crecer globalmente, independientemente de dónde nazca y de cuáles sean sus primeros pasos. Esas son las tres características claves de cualquier proyecto startupero frente a cualquier otro proyecto emprendedor.
EMP. ¿Y tiene que ser tecnológico?
M.B. No, en absoluto. South Summit nació con dos convicciones. La primera, que teníamos claro que la startup, que tradicionalmente se asociaban al mundo de internet, podía venir de cualquier sector. La innovación era necesaria en todas las industrias. La crisis del 2008 que en España se hizo especialmente patente a partir del 2010 y sobre todo del 2012, nos demostró que el mundo se adentraba en un cambio estructural de una dimensión desconocida y que lo que necesitábamos era innovación que implicase una transformación de todo el tejido empresarial tradicional. Y ahí es donde entra la segunda convicción. Lo que comprendemos entonces es que necesitamos a las startups en todas las industrias y en todos los sectores y que en este ecosistema que tradicionalmente estaba formado por startups e inversores aparecía otro actor determinante que era el tejido empresarial.
EMP. ¿Qué diagnóstico haces del ecosistema emprendedor a lo largo de estos 9 años M.B. El ecosistema tal y como yo lo veo es maduro. Es cierto que todavía le queda mucho camino por recorrer, pero del 2012 al 2021 ha crecido y se ha transformado en España de manera impresionante. Como te digo, nosotros enseguida empezamos a visualizar la combinación entre lo tradicional y la sangre fresca, entre lo corporativo y la startup, pero hoy eso ya es generalizado. No veréis ningún corporativo que no sepa que tiene que trabajar con startups y en la mente de toda startup está el convencimiento de que necesita este aliado y no sólo para que les compren, sino para hacer negocio de interés para ambas partes.
EMP. ¿Está preparada de verdad la gran corporación para poner en práctica la innovación abierta? ¿O es en la mayoría de las ocasiones poco más que una estrategia de marketing? M.B. El panorama en estos nuevos años ha cambiado por el convencimiento y por los resultados. Ahora bien, una cosa es el convencimiento que tiene todo el corporativo de la necesidad que tiene de las startups y otra cosa es adaptar tu estructura para entenderte con alguien tan distinto a ti. Entenderte con alguien innovador, ágil, flexible, rápido y que se adapta al cambio de forma urgente a menudo le resulta difícil. No obstante, las cosas han cambiado. Cuando a mí me compraron en el 2006 me aseguraron que necesitaban mi frescura de emprendedora para seguir llevando el proyecto, que era yo la persona adecuada para el desarrollo del negocio porque era yo la que realmente lo conocía. Y
Para reinventarte, debes tener los ojos y los oídos muy abiertos