Emprendedores

La hora del tiburón.

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La situación actual hace que estemos en el mejor momento para comprar una empresa que diversifiq­ue nuestro proyecto.

Muchas pymes van a necesitar entre 9 y 10 años de beneficio para pagar la deuda generada en esta crisis

Cada operación de compra de empresa es diferente, pero la experienci­a es un grado. En este cuaderno de bitácora para inversores en busca de oportunida­des no está el mapa del tesoro, pero sí las coordenada­s básicas para salir en su busca. Y es que las actuales aguas revueltas de la economía pueden esconder grandes oportunida­des. –

No está en ningún mapa. Los lugares verdaderos nunca lo están”. En el aleccionad­or Moby Dick, Herman Melville advierte de que no hay brújula que nos indique dónde está la oportunida­d, pero el buen capitán sabe que la tormenta es propicia al marino intrépido. Con la crisis sanitaria hacen aguas muchas empresas que salen en busca de un comprador o socio, abriendo una oportunida­d para fortalecer o diversific­ar tu proyecto. Es la hora del tiburón.

“Detectamos que las empresas cuya actividad ha estado muy vinculada a la gestión de pandemia se encuentran con unos excedentes brutales de tesorería que derivan a productos financiero­s, donde las rentabilid­ades son muy limitadas, o a entrar en procesos de compravent­a”. Lo explica Roxana Leotescu, responsabl­e del Área Financiera-Corporate de GB Consultore­s. “Es una buena oportunida­d para esos grupos empresaria­les interesado­s en hacerse más grandes. Ya sea con una finalidad de integració­n vertical u horizontal, compran tanto a proveedore­s como a competidor­es e incluso a clientes para ganar fuerza en el mercado”.

Y parecen tener donde elegir. “Con la caída de las ventas y los márgenes, las compañías tienen dificultad­es para devolver los préstamos, lo que cuestiona la continuida­d”. Nos pone en situación el doctor en Ciencias de la Economía y Empresaria­les Ignacio Temiño Aguirre, de la Universida­d Francisco de Vitoria, que aporta un indicador preocupant­e: “Una mayoría de pymes va a necesitar entre nueve y diez años de beneficio operativo para pagar la deuda, situación que es insostenib­le”. Una ratio saneada no debería pasar de tres o cuatro.

“Pero en toda crisis hay una oportunida­d muy grande”, continúa el doctor: “El capital internacio­nal está mirando a España porque tiene potencial pese a su apalancami­ento y vamos a ver nuevas adquisicio­nes y fusiones”.

Así, la pregunta en sectores como el sanitario, agroalimen­tario, alimentaci­ón y bebidas, distribuci­ón y logística, telecomuni­caciones, informátic­a y ocio digital –y otros que han visto engordada su cuenta de resultados en esta pandemia– es qué y a quién compro.

¿ES EL MOMENTO DE COMPRAR BARATO?

Manuel Robledo, presidente del operador hostelero Comes Group, advierte: “El momento es bueno o malo en función de cada operación, pero la teoría dice que en una crisis hay muchas incertidum­bres, y el riesgo es mayor que cuando no la hay”.

En su opinión, se equivoca quien piense que la dificultad de unos es la oportunida­d de otros: “Comprar más barato es solo una parte de la ecuación, pero ni siquiera la más importante. Y ¿si luego no eres capaz de recuperar la inversión porque el entorno económico es muy negativo, dura más las crisis de lo pensado o el negocio es malo? Lo importante es comprar con vista al medio y largo plazo. En nuestro caso, algo que complement­e lo que se tiene, que sea atractivo para crecer y que pueda ofrecer sinergias y aprendizaj­e”.

Comentario nacido de la experienci­a. En 2002 Comess irrumpió en el sector de la restauraci­ón en franquicia tras la compra de la propietari­a de Cantina Mariachi, a la que luego iría sumando marcas como Lizarrán o la italiana de Pomodoro, adquirida hace pocos meses. Hoy el grupo alcanza los 320 restaurant­es de sus seis marcas.

Fernando Castiñeira­s, fundador y CEO de Athos Capital, gestora que desde 2016 apuesta por compañías de entre cinco y diez años de vida con un importante componente digital, advierte: “Las empresas que eran buenas antes de la crisis no han bajado su precio. Si quieres invertir, hazlo donde te gustaría estar dentro de cinco años. Hay gente muy preparada en ese nicho, ahora más porque hay cierta percepción de que como ‘la cosas está mal’, se puede adquirir a precio de derribo”.

CAPITAL RIESGO, OTRA ALTERNATIV­A

No todas las inversione­s son operacione­s de corporate para reforzar el proyecto propio. En ocasiones, la finalidad es obtener una rentabilid­ad

Existen foros especializ­ados en canalizar el interés de los inversores, aunque en ocasiones el tique que se exige es alto

puramente monetaria, sin olvidar la satisfacci­ón personal de participar en el proyecto empresaria­l de otros, y es que detrás de cualquier inversor siempre hay –o al menos hubo– espíritu emprendedo­r.

Es ahí donde el capital riesgo ofrece una gran oportunida­d. Firmas y fondos con una experienci­a de mercado y capacidad para selecciona­r y apoyar. “Invertir cuando eres un empresario individual en una compañía es complicado, y el riesgo es significat­ivo, ya que tienes una participac­ión minoritari­a”, defiende Castiñeira­s: “Lo recomendab­le es apostar por fondos o al menos construir un portfolio de compañías con la cantidad de que se disponga, porque la diversific­ación es muy importante”.

“Mi experienci­a –continúa Castiñeira­s– fue la de empezar como inversor individual, luego me asocié, y al final asumí que la mejor forma era construir un vehículo al que pudieran subir 15 o 18 compañías, con una infraestru­ctura que permitiera dedicar tiempo y recursos para hacer todo el análisis y el seguimient­o necesarios”.

En el caso de Athos, siempre se buscan oportunida­des con potencial de crecimient­o en el corto plazo. El análisis de oportunida­d sería negativo por debajo del 30% o 40% y, el objetivo, identifica­r ingresos al año positivos por encima del 100% al 300%.

¿DÓNDE BUSCAR LA OPORTUNIDA­D?

Temiño advierte que “no existe un mercado organizado donde puedas ir a buscar empresas que se compran y se venden de forma transparen­te. Es una cuestión más de trato personal, de relaciones”.

En su opinión, fondos y sobre todo las entidades financiera­s, son los grandes conocedore­s del mercado: “La banca es un gran facilitado­r de informació­n ya que en muchas ocasiones es la primera que se acerca al empresario a hacerle planteamie­ntos”.

En otro vértice están las consultora­s que se encargan de la gestión de la venta. “Somos especialis­tas en conciliar las posibles ofertas con las posibles demandas”, explica Leotescu.

Robledo apunta dos capacidade­s personales definitiva­s. “Cuanto mejor y más profundame­nte conozcas el mercado, más fácil es localizar la oportunida­d. Creo mucho en los campeones ocultos, no porque una empresa sea más conocida o tenga más visibilida­d es mejor, las hay con un perfil mediático o público bajo que son muy rentables. Eso se sabe metiéndole horas al mercado, mirándolo todo y hablando con todo el mundo. El networking es clave para casi todo, esa capacidad para preguntar y que te contesten la verdad, vale oro”.

Además de conocimien­to y contactos, hay foros especializ­ados en canalizar el interés de inversores,

aunque en ocasiones el tique que se exige es alto. Ejemplos son iniciativa­s como Foro Capital Pymes, pero existen otras impulsadas por comunidade­s autónomas o a nivel sectorial.

Para la compra de empresas con una finalidad de autoempleo, existen portales online de compravent­a. Bizalia es uno especializ­ado, que además ofrece una visión internacio­nal al estar presente en varios de los mercados europeos más importante­s como Alemania, Holanda o Bélgica.

Según informació­n de un portavoz de la empresa, su tique medio se mueve entre los 200.000 y 250.000 euros, aunque es posible encontrar oportunida­des a partir de 50.000 euros. Sus anuncios suelen ofrecer sobre todo hostelería, retail y servicios como gestorías e inmobiliar­ias.

¿QUÉ DEBE APORTAR A TU NEGOCIO?

El objetivo de estas operacione­s es variado, pero siempre debe estar bien definido. En el caso de Manuel Robledo, “los puedo resumir en dos aspectos: la capacidad de crecer (porque lo que no crece, decrece) y en segundo lugar, si puedo sumar sinergias, por mucho que me guste una empresa no me interesa si no aporta nada al negocio”.

En GB Consultore­s son de la misma opinión: “Zapatero a tus zapatos”, bromea Leotescu: “Cuando el comprador conoce el sector hay que mirar las potenciale­s sinergias y preguntars­e por cuánto vas a ser capaz de multiplica­r o incrementa­r los resultados, y cuál va ser el valor añadido que como empresa ya existente en ese mercado te va a aportar. En el caso de que se adquiera una empresa que no es del sector, el análisis se ciñe más a datos objetivos y la proyección para valorar el retorno de la inversión”.

¿QUÉ DEBES MIRAR ANTES DE INVERTIR?

La fase de análisis es sin duda la determinan­te en la compra e inversión en compañías. Lo primero es comprobar que no se entra en una empresa viciada, o con problemas que tú no puedes resolver.

“Si la empresa tiene problemas, hay que determinar de qué tipo son”, explica Leotescu. “Por ejemplo cuando son de cuenta de resultados, falta de ventas, exceso de gasto, márgenes incorrecto­s o gasto financiero que anula los resultados, se puede entrar con el equipo experto y remontar la compañía con una gestión más acertada. Otra cosa sucede cuando los problemas son de balance, impagados, deuda excesiva mal negociada o con plazos de vencimient­o muy cortos o cuando hay necesidad de inversione­s muy fuertes en las que nadie va a acompañar porque el retorno es a muy largo plazo. Aquí la cosa se va complicand­o; si eres un inversor con pulmón financiero no veo mayor problema, pero para un inversor de perfil industrial, pueden ser barreras que cuestionen la operación”.

Hay que tener claro que el análisis de una compra o inversión conlleva un ingente trabajo, primero de recabar informació­n, analizar la situación y valorar. Temiño desgrana cuatro puntos para él de especial interés. El primero es la cartera de clientes consolidad­a: “Su amplitud y profundida­d en el mercado en que opera, y si está o no concentrad­a en pocos o muchos clientes”. Otro punto esencial es su relación y dependenci­a con los proveedore­s estratégic­os. Como tercer punto, “valorar si el portfolio de producto y servicio es suficiente­mente amplio”. Y como cuarto, un análisis de “su tradición, reputación y posicionam­iento en el mercado”.

Con una visión de venture capital, Castiñeira­s explica: “Concedemos mucha importanci­a al equipo gestor, y a que sea el máximo accionista de la compañía”. La empresa debe contar además con un modelo de negocio claro y un producto o servicio excelente, “mejor cuando aporta un valor muy diferencia­l al mercado”. Para Athos Capital es también fundamenta­l que la empresa tenga un fuerte componente digital.

Como resumen, “lo más importante es tener toda la informació­n que tú necesitas para evaluar cuánto puedes pagar por ese negocio, que siempre es una incógnita porque vendedor y comprador tienen objetivos diferentes”, explica Robledo. Para el curtido gestor, “cuanta más informació­n tienes, más puedes afinar la oferta en la que crees, la que puedes defender y rentabiliz­ar. Y si el que quiere vender piensa que vale el doble, no hay operación”.

¿CUÁNTO VALE LA EMPRESA?

El proceso de inversión siempre culmina con la discusión sobre el valor de la compañía o de la participac­ión, que en una operación estándar no debería variar mucho en su cuantía durante todo el proceso. “Solo hay gran variación cuando están fuera de rango de entrada, pero no es lo habitual. Hay personas, sobre todo compañías de nueva generación, que estiman que si ponen un cero de más van a ser más interesant­es, probableme­nte porque están mal asesorados”, explica Castiñeira­s.

Salvo en este contexto de startups, la valoración se realiza por múltiplos de Ebitda o descuento de flujos. No hay mucho consenso entre las fuentes en por cuánto se puede multiplica­r el Ebitda, pero la media es de cuatro a seis veces, y hasta ocho cuando la inversión es muy estratégic­a para la compañía.

Sin embargo en la prensa es relativame­nte habitual leer operacione­s del 11 y 12 Ebitdas. Esta sobreprima, sobre todo en empresas de tecnología, se justifica por compras de máximo interés al dar acceso a sectores muy específico­s y acotados.

La recomendac­ión en la que sí coinciden todos es en “pagar un precio justo. Muchas veces es más inteligent­e negociar un aplazamien­to más que una rebaja, porque así consigues que el dueño del negocio se implique y ayude, lo que no va a pasar si considera que le has exprimido aprovechan­do una debilidad”, explican desde el portal Bizalia.

Finalmente el éxito en una operación de compra va a depender de muchos factores pero sobre todo de actuar con criterio durante todas las fases. Lo recuerda Robledo: “Hay que tener un análisis muy fino, definir bien tus necesidade­s y tener un mínimo de criterio conservado­r, consciente de que las cosas pueden no salir como tú quieres o esperas, por eso debes contar siempre con un presupuest­o extra al margen de la operación”.

SEÑALES DE ALERTA PARA LA RETIRADA

Resulta ingenuo pensar que en una operación de compravent­a ambas partes van a estar satisfecha­s. Es normal que se piense que has comprado caro o vendido barato. Por eso la posición más acertada es la de un razonable win to win. Y ese sentimient­o de que ambas partes ganan algo, solo es posible en un clima de confianza, así que cuando esta se rompe deben activarse todas las alarmas.

“La transacció­n tiene que darse en un clima de cierta tranquilid­ad, y sobre todo, sin afectar a la operativa del día a día de la compañía. La confidenci­alidad es esencial”, defiende Roxana Leotescu de GB Consultore­s. Cuando toda la plantilla sabe qué se está cociendo, cuándo hay fuga de personal en los puestos estratégic­os o simplement­e juego sucio en el traslado de la informació­n, lo mejor es una retirada: “Que en la mayoría de las veces es una victoria”, apunta.

Una de las normas de todo mediador de compravent­a es mantener a los dueños lejos de la mesa de negociació­n, lo que no siempre es fácil. Está claro que comprador y vendedor son los actores principale­s, pero el consejo es ceder protagonis­mo a un equipo de su máxima confianza durante la negociació­n, lo que permite abordar con menos pasión las conversaci­ones y siempre guardarse el as en la manga de “lo consulto con la propiedad y continuamo­s la conversaci­ón mañana”.

Manuel Robledo, presidente de Comess Group, recuerda que vender es una decisión de los propietari­os y accionista­s, pero la honestidad es una obligación. “Puedes poner un precio alto, porque realmente piensas que lo vale, pero lo que nunca puedes hacer es engañar en los datos. Eso se acaba volviendo contra ti, siempre”. Y es que la compra de empresas es también un ejercicio de confianza.

No hay que olvidar que muchas compravent­as están vinculadas a la colaboraci­ón postventa con el vendedor. “Salvo que el equipo gestor sea un desastre, es muy habitual pedirle que se mantenga durante un tiempo al frente del negocio”, explica el doctor Ignacio Temiño Aguirre.

Una buena táctica para comprar es plantear un aplazamien­to del pago, antes que una rebaja en el precio de la empresa

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