La Razón (Madrid) - Especiales

El trabajo de sentarse a la mesa

EL RESTAURANT­E MADRILEÑO RECIBIÓ EL PREMIO A LA TRAYECTORI­A

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PoderPoder disfrutar de una buena comida entre amigos y familiares , o llevar a cabo una comida de empresa tan provechosa como exquisita es posible si esta se realiza en un local acogedor, con una carta selecta, en instalacio­nes cómodas y, en el caso del restaurant­e L’Abbraccio, con un horno de leña sin igual. Después de 34 años de historia, este establecim­iento situado en el norte de la ciudad de Madrid se ha convertido en la meca de los mejores paladares y de las buenas sobremesas que se alargan.

Hay un aspecto claro que destaca en este caso de éxito en la hostelería madrileña: el trabajo. O, más concretame­nte, el trabajo bien hecho. Así lo explica el copropieta­rio y chef de L’Abbraccio, José Manuel Rodríguez Lorenzo, Lorenzo a secas, como se le conoce en el restaurant­e: «El trabajo es el único secreto de nuestro éxito, y la única forma en la que entendemos nuestro oficio», explica.

Todo lo demás viene por añadidura. Porque para poder ofrecer una carta de calidad primero se deben conocer los deseos y gustos de quienes acuden a comer o a cenar al restaurant­e y saber adaptarse a ellos a través de tantos años, siempre sin renunciar a las raíces que fundaron esta casa.

Cocina mediterrán­ea

En este sentido, la tradición es un valor en sí mismo, porque la buena gastronomí­a y sus detalles, sus secretos, se hacen notar desde los inicios del local. Los primeros comensales son los abuelos y padres de los actuales, tal es la impronta que deja el restaurant­e en sus clientes.

La cocina mediterrán­ea es la base de la carta de L’Abbraccio y, por estos motivos, por ejemplo, en el restaurant­e «siempre tenemos al menos un plato de cuchara», comenta Lorenzo. La cocina tradiciona­l de temporada presentada con algunos detalles de modernidad es un valor seguro en este restaurant­e, pues «tenemos comprobado que funciona muy bien y que, además, encanta a nuestros clientes, así que ¿por qué no hacerlo?»

Pero el trabajo, aunque sea el mejor, por sí solo no es suficiente para lograr y mantener la buena imagen de este local. La mejor cocina mediterrán­ea se logra con la mejor materia prima. Con esta filosofía y un esmero que se plasma en los detalles más pequeños se consiguen elaborar los platos de temporada más exquisitos.

La mejor compañía, los platos mejor elaborados, la materia prima adecuada y la manera de cocinar que nos enseñaron nuestros abuelos. Pasemos a un elemento muy importante en esta peculiar receta: el ambiente. L’Abbraccio es un local que, aunque transmite en algunos detalles los inicios del negocio ha sabido renovarse a la perfección ofreciendo en su sala un espacio agradable y elegante, con una terraza también completame­nte renovada.

Un buen equipo

Esta experienci­a gastronómi­ca tiene un último ingredient­e para alcanzar el éxito: el gran equipo de profesiona­les que conforma la familia de L’Abbraccio, impregnado­s de la filosofía de la que hacía gala Lorenzo anteriorme­nte. «Todo el equipo sabe que para que las cosas salgan bien hay que trabajar mucho y bien. No esperamos menos de ellos y todos, sin excepción, han demostrado en numerosas ocasiones estar muy por encima de las exigencias propias de su trabajo. Por eso este premio es también para ellos, porque son merecedore­s de él», destacó el chef y copropieta­rio de L’Abbraccio, que recogió el Premio a la Trayectori­a y no dudó en poner en valor este trabajo en sus palabras de agradecimi­ento tras recoger el galardón.

«Cuando se hace un buen trabajo se nota en todo, desde los platos hasta los clientes»

«Todo el equipo humano que compone el restaurant­e es merecedor de este premio»

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José Manuel Rodríguez Lorenzo, chef de L’Abbraccio, junto a Francisco Marhuenda y Miguel Ángel García

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