La Razón (Madrid) - Especiales
La importancia de la conservación de los entornos rurales
la evolución de la sociedad a lo largo del tiempo. Preservar estas estructuras no solo es una cuestión estética, sino que también garantiza la transmisión de la cultura y el conocimiento a las generaciones futuras y, lo más importante, asegura el bienestar de los habitantes de las mismas.
Además, la revitalización de los pueblos contribuye a su desarrollo económico y social, una labor necesaria ya que muchas áreas rurales enfrentan desafíos como la despoblación, el envejecimiento demográfico y la falta de oportunidades laborales, lo que puede llevar al abandono y la degradación de los entornos rurales. Sin embargo, mediante políticas e iniciativas que fomenten la repoblación, el emprendimiento local y el turismo rural, es posible dinamizar la economía de estas regiones y evitar la migración hacia las ciudades.
Porque fomentar su repoblación y conservar sus edificaciones no solo es una cuestión de preservar el pasado, sino también de construir un futuro más próspero, equitativo y sostenible para todos. Por esto es responsabilidad de las autoridades, las comunidades locales, las empresas privadas y la sociedad en su conjunto, trabajar para garantizar la protección y revitalización de estos valiosos espacios.
Los pueblos sí existen para Murprotec
La compañía Murprotec lleva 70 años en Europa y 25 en España trabajando activamente en la conservación del parque edificatorio de cada país. Murprotec ha solucionado problemas de capilaridad, filtraciones laterales y condensación tanto en edificios residenciales como en oficinas, infraestructuras civiles, instituciones públicas, educativas y sanitarias, como en edificaciones de patrimonio histórico y cultural, entre muchas otras. La presencia de humedades estructurales puede poner en riesgo no solamente la estética de los muros, sino que también puede ocasionar graves inconvenientes en los cimientos, ya que un exceso de humedad en la estructura de una construcción puede afectar a la resistencia de los materiales de construcción y reducir su capacidad de carga.
Más allá de su foco de negocio, Murprotec traslada en todas sus iniciativas su compromiso con las sociedades con las que opera, adoptando las mejores prácticas para maximizar el impacto socioeconómico de cada proyecto y con la responsabilidad, la integridad y la transparencia como ejes vertebradores de su negocio.
Por esto, la compañía tiene en marcha numerosas acciones de gran relevancia social en temas de salud, RSC, arquitectura o eficiencia energética, pero también está inmersa en el planteamiento de iniciativas que fomenten el desarrollo en los entornos rurales, como la que lleva a cabo con la plataforma «Vente a Vivir a un Pueblo».
Murprotec, como experto en el ámbito de las humedades estructurales, ha querido luchar a favor de los entornos rurales y poder ayudar a esas maravillosas regiones que componen los pueblos de España, donde, lamentablemente, se padecen muchas humedades estructurales y donde, en muchas ocasiones, no llegan las ayudas necesarias.
Para la compañía es vital apoyar a estos pueblos, que tienen una historia apasionante detrás, y que han vivido a sus espaldas numerosos acontecimientos a lo largo de los años, para que sigan en las mejores condiciones muchísimos años más y que la humedad estructural no sea una lacra que acabe definitivamente con sus viviendas, monumentos representativos, comercios e iglesias y los vuelva insalubres.
Por esto la iniciativa «Por Mil Años Más», con Vente a Vivir a un Pueblo, está resultando un éxito gracias a la cual estamos recorriendo las comarcas españolas, estableciendo contacto con ayuntamientos y asociaciones de desarrollo local y, sobre todo, aportando nuestro saber hacer y recuperando espacios culturales, deportivos, sociales y religiosos, indispensables para los habitantes y para su desarrollo futuro.
Miguel Ángel López es CEO de Murprotec en
España y Portugal
a está bien! Sí, de acuerdo, en España toda la vida hemos escuchado eso de que «quien no llora no mama», pero ¡Ya está bien de llorar! Ha llegado el momento de decir «Ya está bien de la España vaciada». Es un término horrible, que no invita más que al abandono y la desesperación. ¿Quién quiere ir a vivir a un sitio que se denomina así? Es el momento de empezar a aplicar una mirada en positivo, real y optimista, sobre el potencial tan increíble que ofrecen los pueblos y la calidad de vida que tienen. Ha llegado el momento de decir «Bienvenida España de las posibilidades».
Posibilidades de emprender, de trabajar por cuenta ajena, de mejorar la vivienda, de ganar más dinero gastando menos, de mejorar nuestra salud, nuestras relaciones sociales, nuestros valores y principios, de vivir rodeados de bosques, ríos, campos de cereales o montañas… sin renunciar a colegios, sanidad, instalaciones deportivas o un internet como el que hay en la ciudad. Suena bonito, ¿verdad? Pues lo mejor de todo es que es REAL. Está al alcance de cualquiera que se atreva a dar el salto.
Llevo más de 20 años y un millón y medio de kilómetros recorridos en moto por los pueblos de España. Sé de lo que hablo. Me disgusta llegar a un pueblo y ver que ahí se han instalado trabajadores de clase media alemanes, daneses, noruegos o franceses… y no hay ningún español que haya dejado su ciudad y apostado por ese pueblo. Esos extranjeros, más pragmáticos, echaron cuentas y vieron que les compensaba vivir y trabajar en un pueblo de España, ¿Por qué nosotros seguimos ciegos?
Que los españoles abramos los ojos y veamos el tesoro de vida que tenemos es tarea de todos. De la administración pública, del emprendedor (mi caso), pero también de las empresas privadas que saben que los pueblos son la sangre que corre por las venas de un país. Es el caso de Murprotec, que desde