SIEMPRE MARILYN
LA TENTACIÓN RUBIA SONRIÓ A MUCHOS FOTÓGRAFOS, PERO A NINGUNO LE DIO SU CARA MÁS NATURAL Y CÁNDIDA COMO A MILTON H. GREENE.
“En la vida solo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos”, decía Benjamin Franklin. Yo añado una tercera: que Marilyn Monroe no sale mal en ninguna foto, ya sea posada o robada. Quizá por eso, por esa belleza inalterable, por ese rostro casi perfecto, por esa sensualidad infnita, jamás nos cansamos de admirar a la rubia más famosa de la historia del cine. Se arrebató la vida pronto, con 36 años, y eso tiene una cosa buena y una mala. La mala, que no pudimos ver cómo envejecía; la buena, que nunca la vimos envejecer. Fueron muchos los fotógrafos que se plantaron frente a ella, deseosos de inmortalizar con su cámara a ese ángel lleno de demonios por dentro, pero pocos lograron tratarla con más cercanía que Milton H. Greene, uno de los grandes retratistas del Hollywood dorado, quien supo ver mucho más allá de la voluptuosidad y sensualidad notables de
Marilyn y decidió mostrarla como el ser humano (bello, sí) que era. En el libro que reúne estas imágenes se pueden ver sesiones de estudio, en exteriores, con o sin atrezo... y siempre con ese toque de editorial de moda que Greene manejaba a la perfección (no obstante, fue asistente de la legendaria Louise Dahl-wolfe para numerosas portadas y reportajes en Harper’s Bazaar, y la moda de alta costura fue su universo al comienzo de su carrera). Una variedad inusitada de ambientes y poses que, sin embargo, tienen una naturalidad fascinante.
Para muestra, la foto que puedes ver en la siguiente página, donde Marilyn posa con Marlon Brando en Nueva York, en noviembre de 1955, en una sesión que el Actor’s Studio encargó a Greene. ¿El motivo? Todos los años, la célebre escuela de interpretación neoyorquina celebraba una gala anual benéfca, pero la de aquel año, donde se iba a estrenar en primicia La rosa tatuada (dirigida por Daniel Mann, basada en la obra de Tennessee Williams) no iba muy bien de venta de entradas, así que el Actor’s Studio tiró del hombre y la mujer más perfectos que tenían para animar al público. No sabemos si vendieron más entradas pero... qué más da, ¿no?