BIENVENIDOS AL SUR
”En 2006, tres compañeros y yo nos quedamos atrapados en una pequeña tienda de campaña con una gran tormenta fuera, en mitad de una travesía de casi 2.000 km en la Antártida”, explica Patrick Woodhead, explorador polar y fundador de White Desert Antarctica. “Y nos preguntamos por qué solo los científcos y los antiguos exploradores habían visto la Antártida real. Es decir, hay mucha gente que hace cruceros que bordean la periferia del continente, pero el interior casi no ha sido visitado”. De esa primigenia idea nació, tiempo después, White Desert Antarctica, un lujoso ‘safari’ polar que ha tenido, entre otros, al príncipe Harry como invitado. Patrick y su mujer, Robyn, se encargan de descubrir el verdadero Polo Sur a aquellos aventureros con sufciente dinero en el bolsillo como para permitirse una aventura de ocho días que cuesta alrededor de 65.000 €
más lo que te cueste llegar a Ciudad del Cabo, punto de inicio del recorrido. De allí, un vuelo de 5 horas y media en un chárter privado para aterrizar en el campamento, ya en la Antártida. Una vez alojados, aquello se parece a cualquier resort de la Riviera Maya: los organizadores ponen a tu disposición numerosas actividades, algunas más relajadas (un pícnic, una visita a una base científca) y otras más excitantes (escalada, kite skiing). El siguiente paso es ser testigo de una de las grandes maravillas de la naturaleza: la colonia de pingüinos emperador de Atka Bay, formada por más de 6.000 aves y a la que se llega tras un par de horas de vuelo. Y para el fnal, lo mejor, lo que pocas personas en el mundo pueden decir que han hecho: hollar el polo sur geográfco. Rápido no es, no te vamos a engañar: primero, un vuelo de 5 horas desde el campamento, una parada para repostar y otra ‘escala’ de dos horas. Una pequeña caminata y estarás a 4.000 metros de altitud, 30 grados bajo cero y en un lugar en el que no hay ni este, ni oeste, ni sur. Solo norte.