La espalda
Esta espalda ya la habías visto antes, dibujada en la película de animación más famosa de los años 80, pero seguro que no sabías que tenía dueña. Se llamaba Vikki Dougan y fue la modelo que sirvió de musa para crear la espectacular anatomía de Jessica Rab
Antes de la Pataki existió una modelo en los años 50, Vikki Dougan, conocida por la belleza de su espalda. Por algo le llamaban The Back.
Yo no soy mala. Es que me han dibujado así”, decía Jessica Rabbit. A esta femme fatale animada la crearon a retazos, como si de un Frankenstein se tratara. El flequillo de Veronica Lake por aquí, los senos de Jayne Mansfield por allá… Pero faltaba algo para acabar de dar forma al dibu más sexy que se ha visto nunca. Su columna vertebral. Esa vertiginosa espalda que dejaba a la vista gracias a un espectacular y provocativo derrière, capaz de enloquecer a un duro detective con la cara de Bob Hoskins.
Y para crear esa espalda también hubo una musa, Vikki Dougan, una bella modelo y starlette apodada The Back ( La Espalda) por razones bien obvias, y que vivió su particular momento de gloria a mediados de la década de los 50 del siglo pasado, para desvanecerse años después en las brumas del olvido.
Hasta que, en 1988, el estreno de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? provocó la reivindicación de su mítica espina dorsal.
Vikki Dougan nació en 1929 en Nueva York. Comenzó a trabajar como modelo a los 11 años de edad y lo tenía todo para convertirse en una top. Unas piernas largas y bien torneadas, una belleza tan sugerente como elegante y una silueta perfecta. Pero su carrera no acababa de despegar. Hasta que, en 1953, un personaje llamado Milton Weiss, uno de esos tipos más listos que el hambre, uno de esos pícaros que constituían parte de la fauna típicamente neoyorquina, se convirtió en su representante y tuvo una idea genial.
En aquella época lo que fascinaba al público masculino eran las mujeres con grandes senos. Jayne Mansfield y Anita Ekberg encarnaban los sueños más húmedos e inconfesables del ciudadano americano medio. Por eso Weiss decidió jugar a la contra y explotar la perfecta espalda de Vikki. Mandó que le hicieran tres vestidos de noche, cada uno en un color, pero todos con un elemento común: uno de los más vertiginosos derrières o escotes traseros que se hayan visto nunca.
Su presentación en sociedad como The Back tuvo lugar en Las Vegas, durante la presentación de un espectáculo del cómico danés Victor Borge. Vikki se presentó con su vestido color crema en el night club donde actuaba el artista y se convirtió
inmediatamente en el centro de los objetivos de todos los fotógrafos allí congregados. Al día siguiente su imagen estaba impresa en todos los periódicos del país.
De esta forma, la popularidad de Vikki se disparó. Todo el mundo quería retratarla, su cotización como modelo aumentó y le surgió su primera oportunidad en el cine, en un filme de aventuras titulado Regreso de la eternidad (John Farrow, 1956), paradójicamente protagonizado por una de esas musas de pechos prominentes con las que rivalizaba, Anita Ekberg, y por dos tipos duros como el pedernal, Robert Ryan y Rod Steiger.
Pero su carrera cinematográfica no fue muy allá. Tan solo participó en varias películas de serie B (y en ninguna de ellas como protagonista), y en una de serie A, la comedia Mi marido se divierte (Gene Kelly, 1958), en la que intentaba robarle el marido (encarnado por otro duro de mirada turbia, Richard Widmark) nada menos que a Doris Day. Sin conseguirlo, claro está.
¿Qué falló para que Vikki Dougan no llegara a convertirse en una estrella? Decía Alberto Moravia que Sophia Loren tenía unas formas tan escandalosamente perfectas que los directores de cine no sabían cómo retratarla de cintura para abajo. Quizás a Vikki le sucedió algo parecido, que el Hollywood de finales de los 50 y principios de los 60 no sabía cómo encajar una espalda tan espectacular como la suya.
Una década antes habría resultado perfecta para verla seduciendo con su espectacular derrière al Philip Marlowe encarnado por Humphrey Bogart en El sueño eterno. Aunque tal vez Alfred Hitchcock sí hubiera sabido sacar partido de ella, convirtiéndola en una de esas (aparentemente) frías heroínas tan típicamente suyas, y con Gregory Peck o Cary Grant (en sus versiones más tortuosas) perdiéndose entre sus vértebras.
La popularidad de Vikki todavía se prolongó hasta finalizar la década de 1950, e incluso en 1961 posaría para la legendaria revista Playboy. Aunque las fotos que mejor encarnan lo que significó su efímero mito fueron las del reportaje que Ralph Crane le hizo para la revista Life en 1953, retratándola mientras caminaba por las calles de Nueva York.
Con esas imágenes se comprende que su presencia acabara siendo vetada en algunos estrenos, porque su forma de lucir la espalda se consideraba demasiado escandalosa. Y también se entiende que algunos famosos gánsteres de la época le dedicaran, a su chabacana manera, comentarios elogiosos. Y es que Vikki tenía forma y figura de musa del cine negro. Viéndola en las fotos de Life parece un personaje escapado de las páginas de L. A. Confidential, o de cualquier otra novela de la literatura noir. Y da la impresión de que en la siguiente esquina va a estar esperándola Robert Mitchum, con su gabardina y sus sombrero de ala ancha.
Vikki acabó dejando el cine y la profesión de modelo y se convirtió en fotógrafa. Pero, como ya dijimos, su nombre y su figura resucitaron a finales de los 80 tras el estreno de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? “No sabe lo difícil que es ser una mujer cuando se está hecha como yo”, era otra de las frases que el personaje de Jessica decía en la película. Y esta sí que la podría haber pronunciado perfectamente Vikki Dougan.
Decía Alberto Moravia que SOPHIA LOREN tenía unas formas tan perfectas que era imposible retratarla de cintura para abajo. Quizás a VIKKI DOUGAN le sucedió algo parecido