EL ÚLTIMO REFUGIO DE LOS ARTESANOS LOUIS VUITTON
Guardar y proteger con mimo los objetos más preciados, comunes o insospechados del que viaja han sido siempre el motor de Louis Vuitton, el fabricante de maletas y baúles de lujo. Más de 160 años de historia dedicados a este noble oficio de empaquetar con arte, que llegan el próximo 17 de abril al Museo ThyssenBornemisza. Fotos, piezas icónicas y materiales salen de la maison para ser expuestos bajo el título Louis Vuitton Time Capsule. Una espléndida ocasión para profundizar en los orígenes de la firma artesana más plagiada del mundo y hacer un viaje por el minucioso trabajo del baulero, que abarca otros muchos oficios, como el de talabartero, carpintero, marroquinero, cinquero, cerrajero... La casa francesa es un refugio para los artesanos, un lugar donde se sigue trabajando como en el siglo XIX. Fue precisamente hace casi doscientos años cuando se fabricó el emblemático baúl que revolucionó el mercado con un recubrimiento de lona impermeable y una tapa plana que facilitaba su transporte en los clásicos coches de caballos. Se presentó en 1867 en la Exposición Universal de Arte e Industria de París. Ya entonces cumplía con los requisitos de transporte de la firma: una estructura de madera, revestimiento, absorción de impacto, puntos de cierre ajustados y aislamiento con baño de zinc. Para crear su joya habían puesto al servicio del trabajo de manufactura