Esquire (Spain)

CORRUPCIÓN EN ESTADO PURO

- POR JOANA URIBE

Denny Malone es el protagonis­ta de la última novela de Don Winslow, Corrupción policial ( RBA). El autor americano nos lleva esta vez hacia las tripas de una unidad de Policía de Manhattan Norte en la que los agentes han traspasado todos los límites. Winslow conoce muy bien el mundo policial y nos cautiva con un lenguaje directo y unos diálogos tan rápidos como el disparo de una pistola semiautomá­tica.

ESQUIRE: Leyendo tu libro podríamos pensar que todos los polis son malos. DON WINSLOW: Yo escribo sobre los que están al flo de la navaja. Mi abuelo y mi suegro eran policías y conozco a muchos que me cuentan sus historias. He trabajado como investigad­or privado y consultor de la Policía en temas de tráfco de drogas. La mayoría están limpios. ¿ Sabes cuándo disfruto con ellos? ESQ: No puedo imaginarlo. DW: Cuando vamos de patrulla. He estado bajo el frío, la lluvia, entre basura, entre yonkis y prostituta­s. ESQ: Sigo sin poder imaginar por qué disfrutas. DW: Por la descarga de adrenalina que se produce en el momento en que lanzan un aviso y vamos con el coche patrulla. De pronto, un asalto, un robo. Es muy excitante, y a la vez peligroso. Por lo demás, tienes razón, su trabajo es durísimo. ESQ: Y todo eso como investigac­ión para tus novelas. DW: Investigar me encanta. Me eduqué como historiado­r. Paso horas y horas en bares o en sus casas hablando con ellos. No me permiten tomar notas. Les digo: no me interesan los hechos, sino saber cómo te sientes tú. ESQ: En El cártel (RBA) también entrevista­ste a narcos y sicarios. DW: Soy honesto con todos y les digo que proyectaré su identidad, que quiero que me expliquen las cosas correctame­nte. “Te escucharé – les aseguro– pero si no me hablas no te quejes después”. ¿ En tu profesión no has dicho eso muchas veces? ESQ: Sí, pero no a un narcotrafc­ante. Debe de ser duro. DW: Como investigad­or traté muchos casos de abusos y estaba al otro lado de la mesa, como tú ahora, preguntand­o. Te aseguro que más de una vez habría saltado por encima para darle una hostia bien dada a mi interlocut­or por lo que oía. Mientras escribía El cártel pasé semanas y semanas en las que lo único que veía eran vídeos atroces. Día tras día. Horrible. ESQ: ¿ En quién te inspiraste para crear el personaje del policía Denny Malone? DW: En varias personas. Conozco a unos 20, hombres o mujeres, que son como él. Son superestre­llas, como las del rock, con un carisma increíble, ni te lo imaginas. ESQ: Y, sin embargo, corruptos, ¿no? DW: Hay pocos que quieran ser polis para poder robar o extorsiona­r. La mayoría de los corruptos empiezan como Denny, por pequeñas cosas, como aceptar un soborno. Es una tentación que te va desgastand­o. Esta es la económica, pero existe otra, la de transgredi­r la ley. ESQ: Ponme un ejemplo. DW: Vas a una casa donde hay problemas domésticos. Sabes que un día u otro él acabará matando a su mujer. Sabes que algo malo está pasando tras la puerta y no puedes entrar. ¿Qué haces? Enviar a tu compañero al patio de atrás a que grite socorro y tú pegas la patada en la puerta. O, cuando ves cada día al trafcante del barrio, al fnal dices que llevaba una pistola y lo detienes. ESQ: Pero algún día tendrán que ir a un juicio a declarar. DW: Mienten, cosa que también es delito. Pero no solo son los policías, también los abogados, los jueces… ESQ: ¿ Estás hablando de corrupción generaliza­da? DW: Sí, y no solo en Estados Unidos. ¿ Me dirás que en España no hay corrupción? Escucha, yo soy un novelista y me gustan los personajes con confictos que optan por cosas difíciles, moralmente complicada­s. ESQ: ¿Cómo se puede acabar con la corrupción? DW: Ahora solo es posible

Esa mirada entre jocosa y tímida de Don Winslow hace difícil entender cómo puede reflejar con tanta crudeza el mundo de la droga o la corrupción policial. Pero lo consigue y te atrapa

limitarla. Los seres humanos somos imperfecto­s. ESQ: Unos más que otros… DW: Sí, pero no puedes encender fuego si no hay combustibl­e. ESQ: Según tu personaje, detrás de la corrupción policial está la política. DW: Sería estúpido pensar de otra forma. Es muy fácil acusar a la Policía, pero ellos mismos dicen que no son los únicos. Miremos a un senador, por ejemplo. Obtiene contribuci­ones de hombres de negocios a su campaña. ¿Acaso no esperan algo como contrapart­ida? ¿Cuál es la diferencia? Respeto más al policía que coge un poco de dinero y vive su vida al límite que a alguien con traje y corbata, que come en restaurant­es de cinco estrellas y que al fnal se embolsa un montón de millones. Quizá no sea correcto lo que digo, pero lo hago de forma abierta porque es lo que siento. Al policía no lo odio, al senador, sí. ESQ: O algún bróker… DW: Exacto. El bróker no quiere mancharse las manos, lo que quiere es que le hagan el trabajo y no saber cómo. ESQ: ¿Tu obra es antisistem­a? DW: Yo soy novelista y mi misión es entretener. Trabajo a fondo el género negro. En mis novelas hay elementos subversivo­s y políticos. ESQ: El género negro lo permite… DW: Lo exige. ESQ: La Asociación del Rife te tiene cariño, ¿verdad? DW: Me odian. Recibo montones de correos de odio por estar a favor del control de armas. Nada justifica tener un rifle de asalto en casa. Muchos policías también están en contra, porque ven el resultado en las calles. ESQ: ¿Por qué es tan violenta la sociedad americana? DW: Tiene mucho que ver con la mitología y con la insegurida­d de la masculinid­ad. La pistola es un símbolo fálico y una prueba de fuerza. Trump y otros como él dicen que la violencia es alta y supone una amenaza. Con eso pretende justificar todas las estupidece­s que dice, sobre los inmigrante­s, por ejemplo. En algunos barrios y zonas hay mucha, pero, en general, creo que es baja.

“Recibo correos de odio por estar a favor del control de armas. Nada justifica tener un rifle en casa”

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