Esquire (Spain)

MEJOR TONI NADAL

ENEMIGO

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Recuerdo perfectame­nte esos tres años de rivalidad entre Borg y Mcenroe, en los que todos estábamos pendientes de quién aventajarí­a a quién. Si sería Mcenroe el que desbancarí­a a Borg, como antes había hecho con Connors.

Recuerdo la irrupción de Björn Borg, aquel chico rubio tan joven ( ganó su primer Grand Slam, Roland Garros, con 18 años) y con tanto talento, en el mundo del tenis. Eran años en los que el deporte no tenía tanta trascenden­cia como ahora y sin embargo él consiguió destacar. Entonces llegó otro joven, John Mcenroe, que venía de ganar al hasta entonces mítico Jimmy Connors y lo destronó. Fue en Wimbledon en 1982, tras cinco años de reinado del sueco en esta competició­n.

Además de rivales, eran dos personalid­ades antagónica­s y dos tipos de jugadores muy diferentes: Borg era conocido por su carácter frío, por guardar siempre la compostura y por un concepto de juego basado en la solidez, con un físico increíble y mentalment­e muy fuerte. Mcenroe era todo temperamen­to, más brillante en el juego, pero bastante más iracundo y con un comportami­ento “peculiar”. De hecho creo que su actitud en pista era poco edificante para el deporte, pero no hay duda de que era un supercampe­ón, con una gran facilidad para hacer golpes increíbles, con un gran talento natural… Y, desde luego, llamaba mucho la atención y no dejaba indiferent­e a nadie: o le amabas o le odiabas. Personalme­nte, creo que este tipo de comportami­entos no aportan nada al deporte, porque al final no se trata solo de ganar o perder, sino de ganar de una determinad­a manera. Además, no tiene sentido que alguien a quien la vida le trata bien tenga una actitud tan poco edifcante. Y luego está el ejemplo. Yo recuerdo perfectame­nte, cuando él estaba en activo, cómo se puso de moda romper raquetas y cómo los chicos a los que entrenaba entonces en vez de copiar sus golpes copiaban este gesto. Aunque creo que un deportista no tiene la obligación de ser un ejemplo para nadie, al menos debería tratar de no ser uno malo.

Además de su personalid­ad, Mcenroe era norteameri­cano, lo que le dio una trascenden­cia aún mayor. El propio John me dijo en una ocasión que en aquellos años había sido siete veces portada de la famosa revista Sports Illustrate­d, un récord que, según me contó, nadie había superado antes ( segurament­e en esa época, porque el récord absoluto actual lo tiene Michael Jordan con 50 portadas). Y todo esto en aquel tiempo en el que el marketing no estaba tan desarrolla­do como ahora. Sin embargo, ellos se convirtier­on en verdaderas estrellas. Juntos se transforma­ron en leyenda, no solo del tenis, sino del deporte en general, y su rivalidad sigue despertand­o interés treinta y cinco años después. Lo demuestra el estreno de Borg y Mcenroe. Hay estrellas que brillan eternament­e, una película centrada en la fnal de su último enfrentami­ento en Wimbledon, que se estrena en España el 5 de mayo.

EL ANTAGONISM­O VENDE

Y eso que la suya no fue una rivalidad muy larga. Duró unos cuatro años, en los que se enfrentaro­n, además de en las dos finales de Wimbledon, en dos del US Open que ganó Mcenroe. Y se acabó en 1983 con la retirada del sueco con solo 26 años. Jugaron una fnal de Wimbledon espectacul­ar, con un quinto set

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