Miguel del Arco
ESTUDIÓ CANTO, INICIÓ SU CARRERA COMO ACTOR Y AHORA ES LA CABEZA VISIBLE DEL PAVÓN KAMIKAZE, EL TEATRO DE MODA Y PREMIO NACIONAL EN SU PRIMER AÑO DE VIDA
SIEMPRE ES MEJOR ELEGIR LOS LÍOS que no que los líos te elijan a ti. Llevamos una temporada y media con el Teatro Pavón Kamikaze y el entusiasmo sigue a punto de nieve. Somos unos privilegiados por habernos convertido en un referente en tan poco tiempo. Es verdad que todos veníamos con nuestro bagaje, el de cada uno y el de la compañía, pero el Premio Nacional de Teatro fue un gran espaldarazo y que el público y la profesión hayan tomado el espacio como suyo, todo un sueño.
AL PRINCIPIO DE LA TEMPORADA, cuando estrenamos Ensayo, de Pascal Rambé, estaba yo solo con Pascal y su ayudante viendo la obra antes del estreno y la función me encantó, me atravesó. Pensé: “Qué maravilla tener un teatro y poder estrenar esto”. Pero también me dije: “Nos lo vamos a comer con patatas”. Un texto tan complejo, filosófico… Y luego funcionó muy bien.
EL TEATRO ES SOCIAL Y POLÍTICO,
si no, no es teatro. Y más cuando apoyas las dramaturgias contemporáneas, como nosotros. Incluso cuando haces un Hamlet o un Misántropo, como hemos hecho esta temporada, hemos intentado darles una mirada contemporánea.
LA SALUD CREATIVA DE LAS NUEVAS GENERACIONES ES ALUCINANTE. He hecho un taller de investigación hace poco con actores de entre 25 y 40 años y su preparación es increíble. La generación de nuestros abuelos tenía una forma engolada de actuar. La nuestra estudió mucho para ganar en naturalidad, pero la de ahora lo ha interiorizado hasta la desfachatez. Los ves actuar con 20 años y flipas con lo buenos que pueden ser con tan poca experiencia.
EL PÚBLICO TAMBIÉN HA REJUVENECIDO. Hace poco me han pedido un encuentro con chavales de bachillerato artístico y me han pasado una batería de preguntas increíbles sobre el proceso creativo. A pesar de que haya quien diga que es una generación perdida, yo soy muy optimista, tengo mucha confianza en ellos.
SE ESTÁ ESCRIBIENDO MUCHO Y MUY BUEN TEATRO. Además, los nuevos autores se enredan en el hecho teatral, mientras que antes eran seres a los que no se les podía cambiar ni una coma. Ahora están totalmente involucrados, y eso ha cambiado radicalmente la forma de hacer teatro.
ESTAR EN LAS LISTAS DE LOS HOMOSEXUALES MÁS INFLUYENTES me sirve básicamente para que mis hermanos se metan conmigo. Aunque, cuando me preguntan, siempre digo que si eso sirve para que un chico en Ciudad Real o Vigo vea que hay normalidad sobre este tema… Como figura pública tengo la obligación de poner mi granito de arena. Sin embargo, me fastidia leer un tuit de González Pons diciendo que le ha emocionado el discurso de Javier Calvo [el que pronunció en los Premios Feroz sobre su homosexualidad]. Él, que pertenece a un partido que votó contra el matrimonio homosexual.
ES CURIOSO LO FÁCIL QUE NOS RESULTA UNIRNOS EN ESPAÑA AL ‘ME TOO’ y que, sin embargo, no haya habido ni una sola denuncia en el cine español. Somos un país muy moderno para algunas cosas, pero cuidado con tocar ciertas cosas. Es como cuando nos alegra el juicio a Pinochet en Chile, pero nosotros seguimos dejando que haya subvenciones a una fundación que ensalza la memoria de Franco. ¿Sería imaginable que hubiera algo parecido en Alemania con Hitler?
VOY A VOLVER A LA TELE, hice mucha en su día, como guionista y realizador. Me han ofrecido unirme a la serie Alma Mater después del estreno de Ilusiones en el Pavón, el 25 de abril. Es una forma de salir de mi zona de confort y hacer cámara, lo que me vendrá muy bien para un proyecto de cine que tengo entre manos. Y después del verano, en septiembre, estreno una ópera contemporánea de Fuenteovejuna en el Teatro Campoamor de Oviedo. ¿No está mal, no?
EN TODOS LOS MONTAJES SUFRO UN MOMENTO DE CRISIS en el que pienso que todo es una mierda. Me suele pasar en el ecuador del montaje, al irme de la sala pequeña, donde tengo al actor muy cerca, al teatro, cuando llega la escenografía y hay que hacer más ajustes. Entonces todo pierde sentido y lo paso francamente mal. Lo que pasa es que esa ansiedad hace que se te apriete el culo y vuelvas a repensar, y eso ayuda al proceso creativo.