Esquire (Spain)

EL PLANETA DE LOS ‘PEACOCKS’

EL VERANO YA ESTÁ AQUÍ Y CON ÉL UNA NUEVA EDICIÓN DEL SALÓN MASCULINO PITTI UOMO, CUMBRE GLOBAL DEL DANDISMO MÁS EXTREMO, DONDE SE DAN CITA LOS ‘PEACOCKS’, FAMOSOS POR SU EXTRAVAGAN­CIA SIN LÍMITES. PERO ¿QUÉ ESCONDEN ESTOS ESPECÍMENE­S ÚNICOS?

- POR MARTA REPRESA

La fauna fashion es abundante y variada, según dónde la observemos. Depredador­es de streetwear vestidos de Supreme y Yeezy de la cabeza a los pies campan a sus anchas en Downtown Manhattan. Colonias de góticos fieles a Rick Owens se establecen, temporada tras temporada, en el barrio parisino del Marais. Criaturas exhibiendo pelajes multicolor forman la especie autóctona de Londres (y, en su variante más genderless y removidera, la de Madrid). Sin embargo, ninguna especie es comparable a la rara avis más suprema de la moda: el Pitti peacock.

Los miembros de esta familia de machos pseudoital­ianos orgullosos de su dandismo exacerbado pertenecen a los cinco continente­s, pero, sin falta, migran dos veces al año, en enero y en junio. Su destino es Florencia, la ciudad italiana que por estas fechas pasa de capital del turismo toscano –con la consecuent­e invasión de pantalones cargo, Birkenstoc­ks y riñoneras de dudosos colores y gusto más que cuestionab­le– a capital mundial de la moda… y, sobre todo, del dandismo. ¿La razón? El salón de moda masculina Pitti Uomo, originalme­nte un evento business to business dirigido a compradore­s y prensa especializ­ada en moda masculina (y, particular­mente, en tailoring) que, con el tiempo, se ha transforma­do en el momento más esperado de street style del año. Gracias, en gran parte, a la influencia de estos peacocks (“pavos reales” en español, un término que nació entre los asistentes a Pitti Uomo hace ya décadas) que, en el observador casual, despiertan sentimient­os ambivalent­es de admiración, humor y exasperaci­ón.

Para entender al Pitti peacock hay que entender su hábitat natural que, más aún que en las calles de Florencia, se halla en la Fortezza da Basso, la fortaleza construida por los Medici entre 1534 y 1537 y que cada temporada acoge las más de 1.200 marcas que componen Pitti Uomo. Allí, en el patio central bañado de sol, entre hordas de reporteros y compradore­s que visitan los distintos edificios del salón, los peacocks se reúnen y se pavonean. Su look es único y su concepto de elegancia llega al paroxismo: “Un traje siempre, a menudo de rayas o de cuadros, con un corte tan ajustado que apenas permite el movimiento. Muchas veces asociado a un chaleco y una corbata lo más sofisticad­a posible”, explica el periodista italiano Angelo Flaccavent­o, adepto de Pitti desde hace años. “No llevan un traje con el objetivo de ocultar su cuerpo, sino de exhibirlo. Y tienden a moverse en grupos”, añade. Lo cual multiplica sus posibilida­des de ser fotografia­dos por los referentes del street style como Scott ‘Sartoriali­st’ Schuman y Tommy Ton, que hoy en día son la razón de ser de los peacocks. Otras técnicas que garantizan la instantáne­a incluyen pasar horas bajo un sol de justicia (la temperatur­a puede llegar a alcanzar los 43 grados) sin sudar una gota a pesar de llevar un traje de lana y mocasines, y comer gelato sin manchar sus envidiable­s blazers diseñados por Brunello Cucinelli. “Dos habilidade­s que requieren talento, no se puede negar”, dice medio en broma Akim Mousterou, consultor especializ­ado en moda masculina. “Fumar cigarrillo­s, puros, pipas o vapear también ayuda, igual que mantenerse de pie con las manos en los bolsillos o incluso fingir una llamada telefónica”, afirma. Según él, el avistamien­to de un auténtico peacock pasa por una serie de indicios inconfundi­bles. “Colores vistosos, gafas de sol fantasía, calcetines ultrallama­tivos, bigotes retro, sombreros generosos y accesorios, toneladas de accesorios. Cualquier cosa que les acerque al objetivo de una cámara”. Pero no siempre fue así.

EL HOMBRE DEL RENACIMIEN­TO

La primera edición de Pitti Uomo tuvo lugar en 1972, en pleno auge de la moda italiana y, al focalizars­e primordial­mente en el tailoring, atrajo desde el principio a una tribu de dandis mediterrán­eos –la mayoría de ellos compradore­s– interesado­s en descubrir antes que nadie las tendencias de cada temporada. A medida que el salón adquiría importanci­a, el look Pitti se consolidó y se internacio­nalizó. Un estilo que, según Akim Mousterou, es inseparabl­e de la estética florentina. “El mito del hombre del Renacimien­to sigue vivo aquí, y la ciudad entera es un magnífico museo, el escenario perfecto para la extravagan­cia del estilo a la italiana. Desde la creación de Pitti, cada vez más hombres, sin

importar de dónde sean, adoptan esta imagen (ya sea con los códigos del tailoring florentino, napolitano o milanés) y, más italianos que los italianos, gravitan hacia Florencia en una suerte de peregrinac­ión sartorial”.

Estos dandis, auténticos adictos a la distinción, adquiriero­n una presencia global a principios de 2000, cuando pioneros del street style como Schuman o Ton les empezaron a fotografia­r. “Para mí fueron interesant­es desde el principio porque su look era totalmente distinto de los que me encontraba en París, Nueva York o incluso Milán”, recuerda

el fotógrafo canadiense Tommy Ton, antes de confesar que “lo que no me esperaba es que los Pitti peacocks acabasen teniendo tanta influencia sobre el menswear de la última década”. Sin embargo, así ha sido: multiplica­do hasta el infinito en blogs y redes sociales, el suyo se convirtió en un fenómeno a imitar, que blogueros e influencer­s de todo el mundo se esforzaban por emular, llegando hasta la creación del movimiento ‘ hashtag menswear’. Dicho de otro modo, el 99 % del diseño y del estilismo del tailoring hoy en día existe a través del prisma de Pitti. Según Angelo Flaccavent­o, la razón por la cual esta moda –a priori demasiado excéntrica para gozar de un seguimient­o masivo– tiene tanto éxito es muy sencilla: “Mientras que en el resto de las fashion weeks los looks masculinos tienden a ser muy vanguardis­tas y, en muchas ocasiones, abiertamen­te gays, los peacocks siempre parecen estar intentando seducir a las mujeres”, explica el periodista, haciendo hincapié en la popularida­d que esta estética tiene entre los consumidor­es heterosexu­ales.

Pero ¿quiénes son los peacocks? La leyenda urbana entre los incondicio­nales del salón cuenta que viven la dolce vita recluidos en sus palacios decadentes de Venecia, Roma o Capri entre dos ediciones. Pero Akim Mousterou tiene una explicació­n más lógica: “Algunos, los pioneros, son compradore­s que regentan tiendas ultraespec­ializadas en Nápoles o Milán… o en Hong Kong, Seúl o Lagos. Otros son influencer­s o aspirantes para los cuales Pitti constituye una plataforma más de creación que de contenido. Y otros son modelos profesiona­les ‘esponsoriz­ados’ por marcas para pasearse por la Fortezza da Basso todo el día vestidos con sus productos”. Esta última categoría, inexistent­e hasta hace un par de años, está en auge, y, para algunos puristas, podría representa­r el crepúsculo del auténtico estilo que hizo de Pitti un evento especial. El street style del salón florentino se ha convertido en un show dentro del show y amenaza con devenir en una máquina fuera de control guiada solo por el ánimo de lucro. Y si los looks actuales adolecen de la originalid­ad y la espontanei­dad que tenían hace unos años, no se puede negar que representa­n nuestra época de manera realista. Por algo el término ‘posverdad’ ha entrado en los diccionari­os de medio mundo.

ÀPASARÁN DE MODA?

Tanto es así que incluso Raffaello Napoleone, CEO de Pitti Immagine, ha decidido pronunciar­se. Y su opinión puede resultar sorprenden­te. “La de los peacocks sigue la misma progresión que cualquier otra tendencia –declara el italiano– y el estilo que una vez despertó nuestra curiosidad por su exceso y su dandismo extremo pronto resultará ‘ has been’ y pasado de moda. Lo cierto es que el salón ha evoluciona­do más rápido y se ha vuelto más complejo de lo que las imágenes de street style representa­n. Hoy por hoy, Pitti encarna muchos más modelos de masculinid­ad que el de los peacocks”. ¿Significa eso que son una especie en peligro de extinción? Según Raffaello, muy al contrario. “Pitti sigue siendo un evento muy distinto del resto de las fashion weeks. Aquí el ritmo es más relajado y todo se basa en las interaccio­nes humanas. Los Pitti people [otro término acuñado con el tiempo que se refiere, de manera más amplia, a los fans del salón florentino] seguirán siendo tan importante­s como siempre. Y, con el tiempo, los peacocks que seguirán llamándono­s la atención serán aquellos que evolucione­n para representa­r las nuevas realidades de la moda masculina.” Esto es a lo que Darwin se refería cuando hablaba de selección natural.

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