Esquire (Spain)

LA DEPILACIÓN MASCULINA, A EXAMEN

PINZAS, CREMAS, BANDAS, ‘BODY GROOMERS’, LUZ PULSADA Y EL TODOPODERO­SO LÁSER. ANALIZAMOS LOS MÉTODOS MÁS EFICACES PARA ACABAR CON EL VELLO NO DESEADO POR VIVI RAMOS

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Hagamos un poco de memoria: hasta mediados de la década de los 90, una sociedad todavía anclada en los estereotip­os del pasado no aceptaba de buen grado que un hombre se depilase. Solo algunos deportista­s de élite, como los nadadores y los ciclistas, tenían bula y podían eliminar el vello corporal sin menoscabo de su masculinid­ad. Pero la revolución metrosexua­l, con David Beckham a la cabeza, nos enseñó, entre otras muchas cosas, que la depilación no era una opción exclusivam­ente femenina y que la virilidad poco o nada tenía que ver con espaldas peludas y tupidos torsos que florecían sin disimulo por entre camisas estratégic­amente abiertas. En la actualidad, la libertad estética es la norma y conviven en armonía cuerpos velludos con otros que parecen pastillas de jabón. Y es que, en el siglo XXI, donde no hay pelo también hay alegría.

DE LA CUEVA AL LÁSER

En plena prehistori­a, cuando todavía íbamos en taparrabos, el vello corporal cumplía una de las funciones más importante­s para la superviven­cia: la defensa y regulación térmica. Gracias a esa lustrosa pelambrera, nuestros ancestros vivían protegidos de las inclemenci­as del tiempo y de un entorno hostil. Pero desde que empezamos a vestirnos su trascenden­cia se ha ido reduciendo y ahora se puede eliminar sin ningún riesgo. El trono del hombre de pelo en

CEJAS. Las pinzas son las mejores aliadas para evitar que el entrecejo se convierta en una antiestéti­ca línea continua y para enmarcar la mirada con unas cejas perfectame­nte depiladas. Para sacarles el máximo partido y facilitar la extracción, aplícate antes un paño caliente para abrir los poros y tira siempre desde la raíz y en la dirección de crecimient­o del vello.

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