EMPRENDER A GOLPE DE RATÎN
MARCOS ALVES, CEO DE EL TENEDOR, NO EXAGERA CUANDO DICE QUE LLEVA EN SU ADN LA INQUIETUD DE EMPRENDER. CON 23 AÑOS LANZÓ SU PRIMERA ‘START UP’ Y FRACASÓ. CON SU SEGUNDO PROYECTO HOY FORMA PARTE DE UNA MULTINACIONAL
Su historia podría ser la de cualquier chaval, huérfano de padre, que emigra a Francia con su madre y sus hermanos en busca de una vida mejor. Pero si hablamos de un joven emprendedor que en 2007 fundó con unos socios El Tenedor –la start up pionera en reservas de restaurantes– entonces solo hay uno: Marcos Alves (Barcelona, 1983). El mismo que ha conseguido digitalizar la gestión de miles de restaurantes y convertirse en multinacional junto a Tripadvisor “porque llevo en mi ADN la inquietud de emprender”, dice. Quedamos con él en sus ofcinas de Madrid, un espacio lleno de luz que mira a la estación de Príncipe Pío, para que nos cuente cómo se le ocurrió esta idea.
“Un día de verano de 2007 visité con mis socios gabachos (con cariño, ¿eh?) al chef de la Torre Eiffel Alain Ducasse. Allí vimos que tenía la necesidad urgente de gestionar todas las reservas que le llegaban por teléfono, por email… Luego pensamos que otros chefs tendrían el mismo problema y nos pusimos rápidamente a hacer un software de gestión de reservas con una base de datos centralizada”. Con un potente CRM ( Customer Relationship Management) bajo el brazo, fueron picando puerta por puerta para conquistar a los mejores y consiguieron un padrino de lujo, Martín Besarategui: “Fue el primero que confó en nosotros. Luego llegaron Eneko Atxa, Jordi Cruz, Ángel León… Ahora trabajamos con la mayoría de los estrellas Michelin, con independientes y con grupos de restauración”, señala.
Siete años después, cuando Tripadvisor adquirió El Tenedor, la start up operaba en tres países ( España, Francia y Suiza), gestionaba más de 8.000 restaurantes y contaba con 150 empleados. Las cifras con las que se mueve ahora son de vértigo. En tan solo tres años El Tenedor se ha multiplicado por cinco o más, dando servicio a 11 países, gestionando 45.000 restaurantes en el mundo y empleando a más de 600 trabajadores. ¿El precio que se pagó por la empresa original? “Antes me corto la lengua –dice con cara de pillo–. En serio, no lo puedo decir porque Tripadvisor cotiza en Nasdaq y son indicadores que pueden infuir en muchas operaciones… ¿Siguiente pregunta? (risas)”.
De padre portugués y madre extremeña, Marcos es un tipo cercano y humilde. Luce una sonrisa amplia y sincera y desprende una energía contagiosa. Se nota que es feliz. “Sí que lo soy y me siento muy orgulloso de que el cincuenta por ciento de la plantilla de El Tenedor, The Fork y The Fourchette esté en España –señala–. Gente joven a la que formamos e intentamos hacer felices. Tenemos hasta equipo de comisión de fiestas. No todo va a ser trabajo”. En Madrid son 40 personas y en Barcelona, más de 250: “Allí está nuestro centro de operaciones, donde damos servicios a nueve de los 11 países clientes”.
Ahora es un empresario de éxito, pero también ha masticado el fracaso. Sin estudios universitarios pero con una formación en marketing y ventas de sobra demostrada, Marcos tuvo que cerrar su primer proyecto a los veintipocos años. Era una empresa ligada también a la hostelería, que comercializaba pulsadores de mesa para camareros y artilugios de ese tipo. Esa vez no tuvo suerte, pero la experiencia le ayudó a crecer: “Fue la palanca que arrancó El Tenedor. Como decía Churchill: ‘El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”.
Activo, inquieto y muy positivo –“siempre veo el vaso medio lleno”–, Alves sigue igual de ilusionado que el primer día. “Mientras siga aprendiendo, me mantendré en este proyecto. Es mi primera multinacional, ¿eh?”, dice, dejando claro que el que avisa no es traidor. Inside es el nuevo segmento de El Tenedor que ahora le tiene entretenido, una guía gastronómica viva que, a diferencia de las de papel, reseña locales de todos los precios, que entran y salen en función de su buen hacer. “Y para las clásicas ofertas, el segmento Pop”, recuerda.
OPERACIÓN VERANO
Parece imposible imaginar que haya algo negativo en lo que hace. Pero lo hay. “En estos años he engordado 20 kilos – dice poniendo cara de horror–. A ver si me los quito con deporte”. Y es que la comida le priva, aunque no sea un comensal exquisito, según dice. ¿Sus platos favoritos?: “La fabada de mi mujer, que es asturiana; la cocina asiática y el mejor jamón del mundo, el extremeño, claro”. ¿Y restaurantes? Prefere no dar nombres, pero sí los de algunas empresas emergentes a las que vigila como mentor en la aceleradora Seedrocket: Traventia, We Are Knitters, Celebrents, Karming y Vanylu. Su próximo proyecto –más bien promesa– es comprarle a su madre una casa en la playa. “Se lo prometí cuando nos absorbió Tripadvisor, pero como se ha jubilado y está muy a gusto en su pueblo, Navalvillar de Pela, no dice nada… ¡Mamá, que no me olvido, que me digas dónde!”.
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La primera Harley-davidson la vendieron ese mismo año, en 1903, a su amigo Henry Meyer, quien pagó por ella 200 dólares de
la época, que son como unos 3
Nada mal para una moto fabricada por veinteañeros, que tenía un carburador hecho con una lata de puré de tomate y cuya estructura era un cuadro de bicicleta. El 17 de noviembre 1918, el cabo Roy Holtz es el primer estadounidense que entra en Alemania al fnal de la Primera Guerra Mundial, y lo hace a bordo de una Davidson con sidecar. (Nota: que hayas montado en el sidecar de una Harley-davidson no signifca que hayas montado en una Harley-davidson).