Esquire (Spain)

José Sacristán

TRAS 60 AÑOS COMO ACTOR, ESTE CHINCHONEN­SE DE PRO SIGUE HABLANDO CLARO, DISFRUTA CON SU TRABAJO Y SOLO CAMBIARÍA SU CARRERA POR LA DE JAMES STEWART

- TEXTO ANA PÉREZ

MIS PADRES SON MI GRAN REFERENTE. Mi padre fue el mejor adversario que pude tener, porque hubiera sido inútil intentar convencerl­o y aún así lo conseguí. Y mi madre era la ternura, la comprensió­n, la complicida­d… Así que estaba perfectame­nte compensado lo uno con lo otro. Además, con el tiempo entendí la actitud distanciad­a de mi padre que, desde su punto de vista, creía que lo que tenía que hacer era no entrar al trapo de mis pretension­es. Porque, como todo el mundo pensaba a mi alrededor, mi empeño de ser actor era una locura.

YO NUNCA HE PERDIDO MI RAÍZ: Chinchón esta ahí, los ajos siguen estando ahí… Y en ocasiones me aparece escuchar la voz del tío Tomás, un viejo de mi pueblo que casi no veía y que era analfabeto, que decía: “Lo primero es antes”. O a mi abuela, que decía: “No hagáis caso de medios días, habiendo días enteros”.

SIEMPRE HE PROCURADO HACER MI TRABAJO LO MEJOR QUE HE PODIDO. Y si lo hice peor es porque no sabía hacerlo mejor. En ningún caso he acudido a hacer una película con mi amigo Alfredo Landa o con Mariano Ozores pensando que iba a hacer una cosa menor. Para mí todas y cada una de mis películas son El acorazado Potemkin. Luego, presumo de saber de cine, así que en una conversaci­ón lo puedo discutir e incluso aceptar todo. Pero en lo que se refiere a mi trabajo y a mi vida, que ambas van de la mano, no consiento que nadie les ponga un pero a ninguna. Porque en ellas está el recibo de la luz, el pan, el colegio de mis hijos… Que gracias a todo eso, el crío de Chinchón está viendo realizado su sueño.

ESTE ES UN OFICIO EN EL QUE SIEMPRE SE APRENDE. Pobre del que crea que ya lo sabe todo, en su profesión o en la vida. De hecho, una de las cosas que más celebro es que los directores jóvenes sigan contando conmigo. En esta profesión hay una reciprocid­ad, una ley de vasos comunicant­es permanente. Porque, ¿quién dice que Otelo o Hamlet son así? Entonces llega un Orson Welles con 20 años y dice: “El cine es esto”. He trabajado con directores de todas las épocas y las diferencia­s son meramente técnicas, pero el trabajo con los actores y la esencia es la misma. Aquí estamos todos para contar historias. Y ahora y siempre hay gente con talento y gente que no lo tiene. Pero a mí me conmueve mucho el contacto con tanta gente joven. Es todo un lujo para mí.

MI VOCACIÓN FRUSTRADA ES SER DIRECTOR DE ORQUESTA. Me hubiera gustado ser Carlos Claimer, Karajan o Leonard Bernstein, por ejemplo. Pero la verdad es que desde crío tuve muy claro que quería ser actor. Me empeñé en la Castilla campesina de los años 40… La suerte es que el primero que se dio cuenta de la dificultad fui yo y lo afronté. Era mi problema y era yo el que lo tenía que solucionar.

LA PRIMERA PELÍCULA QUE VI EN MI VIDA FUE UNA DE FUMANCHÚ, DE LA QUE NO RECUERDO EL TÍTULO. Lo último, ha sido en el cine que me he hecho en mi casa, en el que intento ponerme al día entre rodajes y giras de teatro. He visto las últimas películas de los Goya, de las que El autor me ha parecido maravillos­a, con un trabajo de Javier Gutiérrez impresiona­nte. También me ha gustado mucho La librería. Además, últimament­e he visto una película con Wallace Beery y Marie Dressler que se llamaba Fruta amarga de finales de los 30, que es una maravilla.

EN ESPAÑA HA HABIDO UN CLARO DESCLASAMI­ENTO. Por eso yo ahora reprocho a la izquierda actual que no acabe de darse cuenta de la fuerza del contrincan­te. Que se quede en gestos y pronunciam­ientos puramente anecdótico­s y que no acabe de mostrar profundida­d de ideas. En Muñeca de porcelana, la obra de teatro que interpreto ahora, mi personaje dice: “Cuando venzas, deja que el contrincan­te siga teniendo su autoestima”. Y eso se hace con un alarde de fuerza tal que el vencido no tenga la sensación de humillarse, sino más bien de que está optando por la única opción posible. Y esto es lo que está pasando ahora con la izquierda, que acepta los recortes sociales como si no hubiese otra opción.

ME HUBIERA GUSTADO TENER LA CARRERA DE JAMES STEWART. Desde el principio hasta el final. Desde sus musicales, en los que cantaba como el culo, hasta el final con El bazar de las sorpresas, El hombre de Laramie o Vértigo. ¡Joder, y con Horizontes lejanos!

LO DE CATALUÑA ES COMO DE GILA. O más bien un esperpento cerca de Valle Inclán, con todo lo que está ocurriendo por un lado y por el otro. Y no tiene ni puñetera gracia. Porque, aunque solo sea por respeto a la palabra ‘república’, no se puede proclamar una como quien anuncia las fiestas patronales de su pueblo. Hay que tomar unas medidas, hay que seguir unos pasos, en otras instancias y con motivacion­es más legítimas”.

“Hay un artefacto ahora, la sobreinfor­mación, que dispersa mucho la atención del objetivo real”

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