NYNO VARGAS O CÓMO RAPEAR POR BULERÍAS

Apesar del éxito, Nyno Vargas (Burjassot, Valencia, 1993) conserva en su tercer disco su esencia callejera, esa necesidad de mantenerse con los pies en la misma acera que pisa desde niño. Acaba de lanzar Dicen de mí, y nosotros quisimos saber qué dice él de sí mismo.

ESQUIRE: Un gitano rapeando. Anda, que si Camarón levantara la cabeza... NYNO VARGAS: Pues yo creo que le gustaría hacerse un tema conmigo. Además, es que no solo hago rap: mi estilo es fusionarlo todo con el flamenco. ESQ: ¿ Cómo y cuándo se cruza la música urbana en tu vida? NV: Tenía 14 años. Le pedí ‘amablemente’ a un chico de mi pueblo que me hiciera entrega de su mp3. No se negó. Estaba cargado de rap. Así lo descubrí. ESQ: ¿Y qué es lo más caro que has birlado en tu vida? NV: Un champú con mascarilla, de Pantene. ESQ: A los gitanos les gusta el oro. A los raperos también. ¿Eres gitano rapero para poder llevar el doble? NV: Soy gitano, pero, como te decía, no me considero rapero. Por ahora llevo el doble, pero supongo que por otros motivos. ESQ: Dejando ya las coñas, ¿tienes que lidiar con muchos tópicos sobre gitanos? NV: Sí. Es vergonzoso que se nos tache de lo peor, porque si nos paramos a ver cómo está el mundo, el gitano es el que menos mal hace. Hay padres violando a sus hijas, terroristas matando, políticos robando millones, y así podría seguir hasta mañana. ESQ: Tu nuevo disco se llama Dicen de mí. ¿Qué es lo que te gustaría que dijeran? NV: Es que no me importa. Cuando eres un personaje público tienes que acostumbrarte. Hablarán bien, mal e inventarán, pero los que me conocen saben quién soy. ESQ: En algunos temas te acercas al reguetón, género muy denostado por machista... NV: Es absurdo. Decir que todas las letras de reguetón son machistas es como decir que todos los chinos saben kung-fu. ESQ: Antes trabajabas en el mercadillo con tu familia. Aprovecha y véndeme el disco. NV: Este disco cambiará tu forma de ver la vida. ¡Bueno, bonito y barato!

Youtube lo encumbró, Warner lo fichó y él solito arrasó. Con su particular manera de mezclar el sonido urbano y el flamenco, este valenciano se está comiendo el mundo... pero sigue viviendo en su barrio