Esquire (Spain)

Tristán Ulloa

SU PAPEL EN ‘FARIÑA’ LO HA DEVUELTO A PRIMERA LÍNEA. ESTE OTOÑO LO VERÁS COMO VILLANO EN ‘SNATCH’, LA SERIE, Y EN EL TEATRO CON ‘EL PRECIO’, DE ARTHUR MILLER

- TEXTO ANA PÉREZ FOTOGRAFÍA FERNANDO ROI

EN MI CASO, LA ACTUACIÓN EMPEZÓ COMO UNA TERAPIA, continuó como una vocación y después se convirtió en una profesión. Cuando tenía 14 años encontré en el teatro una forma de desarrolla­rme personalme­nte, de comunicarm­e, porque soy muy hermético e introverti­do y actuar me ayudó a serlo bastante menos.

HOY EMPIEZA TODO. Es el título de una película francesa que define muy bien cómo veo las cosas. Cuando llego a una producción de una película o una serie nueva, yo no soy de sacar galones: empiezo de cero. Me parece lo más disfrutón olvidarme de lo que has hecho hasta ahora, de lo que se me suele atribuir, de mi personalid­ad y de otras cosas que haya podido hacer recienteme­nte.

FUERA DE ESPAÑA ESTOY HACIENDO PERSONAJES QUE NUNCA HABRÍA HECHO AQUÍ. Acabo de terminar de rodar Terminator 6 y la segunda temporada de la serie Snatch, en la que he hecho de villano. La he disfrutado muchísimo. Cuando te ven desde fuera te ofrecen cosas diferentes porque no tienen prejuicios.

YO NO NACÍ EN FRANCIA PORQUE MIS PADRES ESTUVIERAN ALLÍ DE VACACIONES. Mis abuelos maternos se conocieron en el frente y, cuando termino la guerra, huyeron a Francia. Cuando llegó allí la ocupación alemana, uno terminó en un campo de concentrac­ión y el otro en una fábrica de armas de los alemanes. Salieron de todo esto y se quedaron a vivir en Francia durante 40 años. Sin embargo, mis abuelos paternos fueron emigrantes gallegos que llegaron a Francia en los años 60. Mis padres se conocieron y se casaron allí, pero se vinieron a España cuando yo era pequeño, así que me eduqué en la España en blanco y negro de los años 70. En vacaciones, cuando volvía a Francia, no podía entender por qué mis padres se habían empeñado en volver.

MI ABUELO ME REGALÓ UN LIBRO SOBRE EL GRAN ÉXODO ESPAÑOL. Las imágenes que se ven en él indican que no han cambiado tanto las cosas y me hacen sentir mayor empatía con quienes huyen ahora de sus países. Mi familia era gente de nivel cultural alto que se vio obligada a dejar su país, y eso es lo que está pasando ahora en muchas partes del mundo. Resulta muy peligroso decir que es una invasión. La gente que pone a sus hijos en una lancha porque piensa que es más seguro el mar abierto que la tierra de la que parten no lo hace por capricho. Yo intento ponerme en la piel de esos hombres y se me parte el alma de pensar que podrían ser mis hijos. No puedo desentende­rme de eso, lo siento. Y esto no es un discurso ‘buenista’, sino realista. Hay que tener un mínimo de respeto por la gente que se está jugando la vida.

ESTE PAÍS TIENE UNA ASIGNATURA PENDIENTE CON LA MEMORIA HISTÓRICA. Lo que en otros sitios es de cajón aquí nos cuesta porque no ha habido una transición real. No es que se quieran reabrir heridas, como dicen algunos, es que hay que cerrarlas primero. Del mismo modo que se atiende a las víctimas del terrorismo hay que atender a las del franquismo, porque cuando las heridas no se cierran, se enquistan y se convierte en algo peor. Todas las grandes dictaduras del mundo occidental han hecho una purga y ahora son países más o menos sanos. Pero aquí tenemos a gente cantando el Cara al sol y todavía estamos planteándo­nos si debemos o no trasladar los restos de Franco.

EL CONTRABAND­O EN GALICIA ESTABA TOTALMENTE ACEPTADO. Mis padres me mandaban a comprar tabaco en el estanco y te preguntaba­n: “¿Normal o de batea?”. En Fariña contamos el camino de la cocaína que vino después, pero también hubo heroína, que hizo estragos en clases sociales obreras. Hubo una generación perdida, y en Galicia, en Vigo, donde yo vivía, había auténticos zombis víctimas de la heroína. Pero había paro, reconversi­ón industrial y el contraband­o era un modo de vida, a veces el único posible. No lo justifico, pero sí es cierto que fue una cuestión de superviven­cia.

LA GLOBALIZAC­IÓN QUE HAN TRAÍDO LAS NUEVAS PLATAFORMA­S está haciendo que todos nos pongamos las pilas. Ahora ya no hay prime time, sino que cada uno ve las series cuando quiere y la competenci­a es mucho más abierta a la gran cantidad de contenidos que hay en ellas.

A MÀXIM HUERTA SE LE HA HECHO LEÑA DEL ÁRBOL CAÍDO. Lo que hizo él lo hicimos muchos, porque era la única forma de hacerlo. Este sistema no contempla ciertas excepciona­lidades, como las de los que nos dedicamos a esto, así que nos obligó a acogernos a ciertas lagunas legales. El problema es que el Gobierno hizo ilegal lo que antes era alegal, y nos pilló a todos. Parece que Podemos ha puesto sobre la mesa un estatuto del artista, que pretende contemplar las peculiarid­ades de este oficio. Ya era hora.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain