CON LAS TRIPAS AL AIRE
NO QUEREMOS PARECER MACABROS, PERO ESO ES PRECISAMENTE LO QUE MUESTRA UN RELOJ ESQUELETO. Y CARTIER TIENE UNO DE LOS MÁS BONITOS DEL MERCADO
Un buen modo de triunfar en los negocios es ofrecer algo imposible de encontrar en otro lado. Este carácter excepcional explica el éxito de los esqueletos de Cartier. Movimientos de estas características hay muchos, pero ninguno basado en la genial idea de convertir la estructura que sustenta los componentes en los números romanos que sirven de indicadores de los cuartos horarios. Esta fórmula ha funcionado igual de bien tanto en modelos para mujer como para hombre. En este último caso se consiguió con el calibre 9611MC, estrenado hace diez años en el celebrado Santos 100 XL y que se recupera ahora en la renovada colección, convertida ya en la gran baza masculina de Cartier. Esta reciente actualización se caracteriza por una imagen más estilizada que tiene su mayor reflejo en la elegante fusión del bisel atornillado con el brazalete metálico. El concepto no es nuevo, pero sí que, por primera vez en la historia de la casa, un movimiento esqueleto está disponible en versión acero (lo agradecemos nosotros y también nuestros ahorros). El salto al acero es una concesión a la parte más pragmática de Cartier, como también lo son otra serie de ventajas no tan vistosas, pero sí tremendamente prácticas, como el sistema patentado de cambio rápido de correa Quickswitch, muy útil para el cliente, sobre todo porque el reloj ahora viene con dos correas. El Santos de Cartier Esqueleto está disponible en un único tamaño de caja, de 39,8 mm por cada lado. La llegada de la versión acero es la gran baza del nuevo Santos Esqueleto, que sale al mercado a un precio de 26.100 euros. No obstante, también está disponible en oro rosa, ya sea con el brazalete de piel de cocodrilo (en la imagen, 50.500 €) o del mismo oro rosa (62.000 €).