José Andrés
DUEÑO DE UN IMPERIO GASTRONÓMICO EN EEUU, AL CHEF LE VAN LOS LÍOS, DESDE ABRIR UN MERCADO EN NY A DAR DE COMER A LOS NECESITADOS. ¿LE DARÁN EL NOBEL DE LA PAZ?
SIGO DE CERCA LOS HURACANES, pero esto no empezó ayer. Llevo dando de comer a los afectados por las catástrofes desde hace más de 25 años. Puerto Rico, Haití, Hawái, Guatemala, California... Este año hemos hecho más de cinco millones de comidas, tras los efectos devastadores de incendios, terremotos, volcanes... Voy ayudando aquí y allá. Aprendiendo, observando, escuchando a la gente. He ido haciendo mi pequeño máster con las manos en la masa, literalmente, así que cuando creé World Central Kitchen en 2010 teníamos muy claro por qué lo creábamos.
MILLONARIO, MILLONARIO NO SOY, aunque tampoco voy mal con 28 restaurantes. Podría haberlo sido si hubiese hecho las cosas de otra manera, pero he preferido invertir más en la gente y en tiempo. Algún día la compañía tendrá un valor. Ahora, el mayor que tiene es que me permite hacer lo que me gusta. Pero ¿por qué lo hago? No es una respuesta fácil. De pronto me apeteció y lo hice. Sé que no son vacaciones, pero dar un plato de comida a cambio de una sonrisa a niños, a mujeres o a ancianos es muy bonito y te llena muchísimo.
YO NO ME ENFRENTÉ A DONALD TRUMP, pero como solo se vive una vez, decidí ser fiel a mis principios. Porque si yo hubiese seguido adelante con el acuerdo de montar un restaurante en el nuevo hotel Trump International (en el centro de Washington), no hubiese pasado nada y hoy tendría mi restaurante en su hotel. Pero incumplí el contrato por principios, por respetar mis valores. No podía colaborar con una persona con tanto poder que está faltando al respeto todo el día de una forma tan pública.
NO LO HICE POR MÍ, SINO POR TODAS ESAS PERSONAS SIN VOZ QUE SE SENTÍAN OFENDIDAS, por los latinos y, sobre todo, por los mexicanos. Recuerdo que hablé con Trump días, semanas, antes de anunciar que me iba. Después me di cuenta de que la charla no había servido para nada. Ni con él, ni con Ivanka. Él seguía con lo mismo: “¡Hemos ganado, estamos ganando, vamos líderes!”. Yo no estaba ni con él ni en su campaña presidencial. Yo solo estaba abriendo un local en un hotel en el que él también entraba en régimen de alquiler, así que cuando Trump me presentó una demanda, yo le respondí con una contrademanda. Yo, de él, habría hecho lo mismo, pero mi respuesta fue pensando en los demás.
NO PODRÍA SER POLÍTICO PORQUE NO TENGO LAS CUALIFICACIONES UNIVERSITARIAS PERTINENTES... aunque a veces lo dudo [risas]. El ser político te limita un poco. Al final, la política lo controla todo, pero a la vez te limita. En España da la sensación de que la política lo es todo. Y no lo es, porque están la sociedad civil, los pequeños empresarios, los grandes empresarios... Hombre, si me pongo las pilas, aún tengo 49 años. Creo que me lo voy a pensar [risas].
HE TRABAJADO CON HILLARY CLINTON Y CON OBAMA, pero tampoco los veo tanto. Casi no veo ni a mi mujer [risas]... Pero Barack Obama ha sido una persona que he apreciado. Hemos estado en alguna fiesta juntos y he viajado con él a Cuba y a Kenia.
¿TENTACIONES? ME HAN DICHO QUE HAY UNA FÓRMULA PARA NO PAGAR TANTOS IMPUESTOS, pero no he tenido esas tentaciones porque mi casa la lleva mi mujer y mi compañía, la CEO. Yo intento hacer lo que me gusta, que es dedicarme a la creatividad. Y, además, los impuestos son importantes para tener la sociedad que tenemos: carreteras, servicios, policía… España es de todos, para beneficiarnos de ella y por supuesto también para dar.
EL MERCADO LITTLE SPAIN SERÁ UN HOMENAJE A ESPAÑA EN NUEVA YORK, un mercado grande español, de unos 3.200 m2, en el gran complejo Hudson Yards, en Manhattan, con varios restaurantes, bares y puestos de comida y bebida españolas, en el que he involucrado a Ferran y Albert Adrià. Un concepto que, si no lo hago yo, ¿quién lo iba a hacer? Ya van saliendo más compañías españolas al extranjero, pero tampoco hay tantos productos españoles aquí. No somos Italia. Hay productos nuestros que por diferentes razones no llegan aquí y mi labor ha sido traerlos. Aquí hace 26 o 27 años no había, por ejemplo, pimiento del piquillo bueno. Había algo parecido, pero no era ni español ni bueno.
“¡A VER, CHICOS, TENÉIS QUE SALIR, QUE ESTOY MUY SOLO AHÍ FUERA!”. Eso es lo que llevo diciendo 25 años. Menos mal que la cosa ha cambiado. De hecho, los asturianos han salido en masa, como Casa Marcial, Casa Gerardo, Pedro Mora... Y muchos han abierto restaurantes incluso en Londres. La verdad es que ha habido un cambio importante, y eso es muy bueno para todos. Yo ahora estoy con un nuevo restaurante, Jaleo, en Walt Disney World Resort de Florida, que va a ser el restaurante español más grande del mundo.