Europa Sur

El capital riesgo juega a las apuestas

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LA empresa que más ha crecido en España en los dos últimos años tiene su sede en Alcobendas y se llama Codere. Su valor pasó entre 2015 y 2016 de 18 millones de euros a 168. Es un crecimient­o de un 800%. Codere, nacida en 1980 en asociación con los hermanos Franco para explotar tragaperra­s se dedica hoy a las apuestas deportivas. En 2016 se hizo con el negocio de la casa oficial de apuestas del Real Madrid, que fue el primer equipo en publicitar­se en sus camisetas con una casa de apuestas, Bwin, en 2011, cuando ni siquiera estaban legalizada­s las apuestas online en España. Por su parte, Cirsa nació en 1978 para lo mismo que Codere: máquinas recreativa­s. En 1982 montó uno de los grandes casinos nacidos con la liberaliza­ción del juego, el Casino de Marbella. En 2012 vio claro de lo que iba el negocio y patrocinó al Betis. Pero la gran jugada estaba por llegar. Cuando el juego se liberalizó de verdad, cuando se permitió que se pudieran realizar apuestas en directo en el fútbol (es decir, cómo acabará un partido que ya está en juego, cuántos cornes se van a sacar, quién marcará el próximo gol...) Cirsa ya estaba allí para recoger cientos de miles de apuestas. Ya había alcanzado el acuerdo con una centenaria empresa británica de apuestas, Ladbrokes, que se dedicaba en sus inicios, en 1886, a las carreras de caballos. De la asociación nació Sportium. En la temporada pasada se convirtier­on en la casa de apuestas oficial de la Federación española de Fútbol y llenaron las ciudades con sus logotipos. En Cádiz Sportium entró con fuerza. En la capital su logo figuraba en el Bingo Victoria y el Andalucía, dos clásicos del juego; en Jerez con Joker. El fundador de Cirsa, el almeriense Manuel Lao, dio el gran golpe en abril de este año al vender Cirsa a Blackstone, el gigante mundial del capital riesgo tras la caída en 2008 del lugar en el que se criaron sus fundadores: Lehman Brothers. La operación es de 2.000 millones de euros. Es sólo parte de las increíbles operacione­s que se mueven en el mercado del juego de España y donde pequeños recreativo­s, los antiguos billares, se transforma­n en bookies. Y como todo sector que crece rápido, se concentra. Se considera que sólo cinco compañías de apuestas son ahora mismo rentables. Algunas, como William Hill, con sede en Gibraltar, se lo pueden permitir porque su carga fiscal está tan acolchada como Bet365, que tras el brexit cambió su sede de Gibraltar a Malta. Dos paraísos. / P. Ingelmo

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