El hijo de Enrique y Meghan no será príncipe por nacimiento
La reina Isabel II decidirá si le otorga el título de Su Alteza Real, como hizo con sus primos Jorge y Carlota
El futuro bebé de los duques de Sussex no será príncipe o princesa, a menos que la reina Isabel II interceda. Las limitaciones sobre títulos impuestas por el rey Jorge V en 1917 podrían impedir que el nuevo miembro de la familia real británica disfrute de los más altos cargos, según recoge el periódico Mirror tras el anuncio este lunes de que los duques de Sussex esperan su primer hijo. El bebé, cuyo nacimiento se espera para la primavera de 2019, sería el séptimo en la línea de sucesión, pero no llevaría el titulo de Su Alteza Real o de príncipe/princesa.
Según Birmingham Live, si fuera niño adoptaría el título de conde de Dumbarton (uno de los títulos menores de su padre) y si fuera niña sería conocida como Lady (más su nombre) Mountbatten-Windsor. Reuters afirma que, en caso de ser chica, se le llamaría simplemente Lady Windsor.
Sin embargo, la reina de Inglaterra podría dar un paso al frente y emitir una patente real para elevar el título del bebé a Su Alteza Real y príncipe o princesa, como ya hizo antes con los hijos del príncipe Guillermo y la duquesa Catalina antes del nacimiento del príncipe Jorge (su primer hijo). Sin ello, la princesa Carlota y el príncipe Luis habrían sido lady y lord. El príncipe Jorge, al ser el hijo mayor del primogénito a su vez del príncipe de Gales, no habría recibido automáticamente el título de Su Alteza Real, aunque su situación en la línea sucesoria hace más plausible que sea príncipe. Por tanto, la decisión queda en manos de la bisabuela de la criatura.
Entretanto llega al mundo el primer hijo de la pareja, los duques de Sussex se han dejado ver por primera vez tras el anuncio oficial del embarazo de viaje oficial en Australia. El primer look premamá de Meghan Markle estuvo a la altura; un vestido blanco roto de Karen Gee, pero si por algo destacó su atuendo fue por rescatar unos pendientes y un brazalete que perteneció a Diana de Gales. En Sidney, el matrimonio ha recibido también el primer regalo para su bebé: un peluche de canguro y su cría y unas típicas botas australianas de piel de cordero.