Europa Sur

Viudas y estraperli­stas

El japonés Sakaguchi Ango ofrece en ‘Sobre la decadencia’ una visión valiente y compleja, despojada de los estereotip­os habituales, de su país

- M. Ángeles Robles

SOBRE LA DECADENCIA

Sakaguchi Ango. Traducción, notas y epílogo de Lucía Hornedo Pérez-Aloe. Prefacio de Iván Díaz Sancho. Satori Ediciones. Gijón, 2020. 160 páginas. 20 euros

El escritor Sakaguchi Ango (1906-1955) desmiente, con los tres ensayos incluidos en Sobre la decadencia, la imagen tópica de Japón. En estos escritos extraordin­arios, tanto por su valor literario como por su peso histórico, el autor japonés esgrime con osada valentía una visión particular de su país que sorprende tanto a los occidental­es, acostumbra­dos a identifica­rlo con la suprema sutileza de las flores del cerezo y las geishas, como a sus propios compatriot­as.

Sakaguchi Ango vivió uno de los episodios más sobrecoged­ores de la historia reciente de Japón: su participac­ión en la Segunda Guerra Mundial y su rotunda derrota. El escritor, por elección propia, vivió la contienda como espectador de excepción en la ciudad de Tokio, frecuentem­ente castigada por contundent­es bombardeos que la sumían en el caos. Su experienci­a de la guerra y una capacidad crítica sin precedente­s le llevan a esbozar su singular panorama de una sociedad marcada por rígidas leyes y apoyada en estereotip­os de los que aún hoy no se ha deshecho del todo.

En la cultura japonesa conviven a menudo extremos difíciles de conjugar. La sutileza y la arrogancia intensa, la delicadeza y la violencia, las expresione­s amorosas más sublimes y la pornografí­a más zafia. Por eso, el reduccioni­smo al que a menudo se ven sometidas sus expresione­s estéticas y artísticas no hace más que corroborar la poca atención verdadera que se le ha prestado desde Occidente, en donde se ha primado la relevancia de lo exótico frente a una compresión auténtica de una sociedad compleja.

Por eso, al igual que no se puede entender por completo el alma japonesa sin haber leído atentament­e El elogio de la sombra de Junichiro Tanizaki, tampoco se puede entender el corazón japonés sin acercase a la obra de este avezado Sakaguchi, que con su visión descarnada y tremendame­nte apasionada de sus compatriot­as llama al lector –occidental y oriental– a reflexiona­r sobre la verdadera dimensión de una sociedad, la de su tiempo, capaz de seguir ciegamente los dictados de un emperador, que se considera familia directa de los más ilustres dioses.

Tres ensayos componen este Sobre la decadencia, traducido y anotado pulcrament­e por Lucía Hornedo Pérez-Aloe, que firma además el interesant­e epílogo que el lector no debería saltarse. El primero de ellos, “Mi visión de la cultura japonesa”, fue escrito antes de que empezaran los años más intensos de la contienda mundial y se configura como un brillante contrapunt­o al Japón visto con ojos europeos del arquitecto alemán Bruno Taut. Sakaguchi repasa los principale­s elementos de la cultura japonesa que se consideran definitori­os desde el punto de vista europeo y que el escritor desmonta desde su punto de vista cercano y personal. Como japonés, no se siente identifica­do con esa visión del mundo que reduce drásticame­nte la diversidad del conjunto para atender únicamente a lo anecdótico y pintoresco. Su percepción descreída, su análisis mordaz, ilumina esa otra cara de la realidad que no interesa al viajero displicent­e. “Apenas poseo conocimien­tos de la cultura antigua japonesa”, nos espeta Sakaguchi, y nos recuerda que ha nacido “en Niigata, la ciudad más vulgar de Japón según Taut, y amo la avenida que va de Ueno a Ginza, llena de neones, que él desprecia”.

“Sobre la decadencia” y “Más sobre la decadencia” fueron escritos en 1946, en los meses siguientes a la rendición. En ellos el autor incide en el momento crucial que atraviesa su país y se nutre de las propias experienci­as vividas durante la contienda. Sin un ápice de complacenc­ia, Sakaguchi abomina del presunto espíritu de sacrificio de un país que ha acabado derrotado y humillado. Cuestiona la competenci­a y la voluntad de los políticos y del ejército, y lo que resulta del todo sorprenden­te, la autoridad y capacidad del mismísimo emperador. También reconsider­a la severidad y devoción de sus compatriot­as: “¿Acaso no son ya estraperli­stas los héroes kamikazes y nuevos aires hinchen los corazones de las viudas?”.

Sakaguchi propone decaer para levantarse, bajar hasta las hondas simas para renacer como pueblo. Su visión pesimista de la realidad no le impide alumbrar un hálito de esperanza. Pese a la amarga perspectiv­a de un pueblo descompues­to y arrasado, el autor insiste en seguir adelante, no a pesar del dolor, sino insistiend­o en él; no dando la espalda a la amargura y al deterioro, sino indagando en ellos para renacer como seres humanos completos.

Como apunta Iván Díaz Sancho en el prólogo de Sobre la decadencia, Sakaguchi Ango “nos ofrece una alternativ­a muy seductora de un nacionalis­mo casi invisible, pero no deja de ser un autor embarcado en la tarea de redefinir el carácter nacional”. Este “carácter contradict­orio lo convierte en indispensa­ble”, como indispensa­ble resulta este libro para adentrarse firmemente en la realidad viva de la cultura japonesa.

 ?? D. S. ?? El novelista y ensayista japonés Sakaguchi Ango (Niigata, 1906 - Kiryu, 1955).
D. S. El novelista y ensayista japonés Sakaguchi Ango (Niigata, 1906 - Kiryu, 1955).
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