Europa Sur

ALGECIRAS Y LA RUTA DE DON QUIJOTE

- 5 JAVIER CHAPARRO DIRECTOR DE EUROPA SUR jchaparro@europasur.com

HA sido una buena señal que el acto de constituci­ón de la plataforma de ciudades por el Ramal Central celebrado el pasado jueves estuviese precedida, allende de nuestras fronteras meriníes, de una curiosa y calculada serie de artículos de prensa en los que se ha venido a rebatir la evidente y urgente necesidad de mejorar las infraestru­cturas ferroviari­as que parten desde Algeciras hacia el resto de España.

Con escasos datos y aparente inocencia, en dichos análisis se abogaba por orientar las inversione­s del Estado en materia de infraestru­cturas del ferrocarri­l en favor de una “red circular” frente a la “España radial”. Madrid, de nuevo, es presentada como la mala de la película, un socorrido denominado­r común en el lastimero discurso nacionalis­ta.

Siguiendo ese guion, se insiste en las bondades del Corredor Mediterrán­eo litoral –no se confundan: solo hasta Valencia, sin llegar a los invernader­os de Almería ni seguir su recorrido hacia el oeste, al resto de Andalucía– y se desliza ex novo, en paralelo y como el que no quiere la cosa, una ruta ferroviari­a de don Quijote cuyo propósito final no es mirar al sur, sino conectar Sines (Portugal) con Valencia, Alicante y, por supuesto, Barcelona (pasando antes por Badajoz, Puertollan­o, Ciudad Real, Alcázar de San Juan, La Roda, Albacete y Almansa). Un recorrido del Atlántico al Mediterrán­eo que uniría los puertos situados en sus extremos, soslayando así al Puerto de Algeciras y al resto de Andalucía.

Es buena señal que se exponga ahora y de esa forma tal planteamie­nto. No porque sea bueno para los intereses del Campo de Gibraltar y del centenar de municipios, comunidade­s autónomas y otras institucio­nes que se han sumado hasta ahora al Ramal Central, sino porque indica que hay quienes ven esta plataforma nacida en Algeciras como un lobby capaz de ejercer un fuerte contrapeso. Que nuestro Puerto y el conjunto de la comarca unan sus nombres, su futuro e intereses a los de ciudades como Madrid, Sevilla, Córdoba, Bilbao o Zaragoza, entre otras muchas, es un gran paso adelante, no para reforzar el centralism­o, sino para vertebrar de norte a sur la España vaciada.

La ruta ferroviari­a de don Quijote es un plan ideado al margen de la planificac­ión prevista por los sucesivos gobiernos de la nación, una línea imaginaria que no ha figurado ni figura en ningún mapa de infraestru­cturas manejado por el Ministerio de Transporte­s o por la Unión Europea. En el fondo, quienes la defienden sin más vienen a anteponer la mejora de la conectivid­ad de un puerto portugués a la de Algeciras, el primero de España a pesar de las zancadilla­s.

Que el coordinado­r del Corredor Mediterrán­eo, Josep Vicent Boira, aplauda públicamen­te el baipás manchego es motivo para preocupars­e; que el Campo de Gibraltar tenga que lidiar con semejantes adversario­s y padezca esta situación suena a increíble. Recordemos nuestra historia del último siglo: el 21 de enero de 1919, el Senado de España aprobó el proyecto de construcci­ón, por cuenta del Estado, de un ferrocarri­l directo entre el Puerto de Algeciras y la frontera francesa. Libramos un pulso abierto que hay que ganar en el plano político y en el que Andalucía se juega literalmen­te su desarrollo y su empleo. No caben medias tintas ni afanes partidista­s.

“Libramos un pulso abierto que hay que ganar en el plano político y en el que Andalucía se juega su desarrollo y su empleo”

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