Europa Sur

SIN FINANCIACI­ÓN, LOS SERVICIOS SOCIALES VAN AL COLAPSO

- DAVID DE LA ENCINA

CUANDO se cumplen 30 años desde la aprobación de la Ley de Servicios Sociales de Andalucía, creo que podemos afirmar sin lugar a dudas que los Servicios Sociales son hoy por hoy la tabla de salvación para muchos pequeños pueblos. En los municipios de Andalucía, especialme­nte en las localidade­s rurales o más aisladas, han sido y son la mejor garantía para anclar la población a su entorno, crear empleo y ofrecer calidad de vida. Sin olvidar por supuesto a la sanidad, la educación y las políticas de empleo.

El catálogo de prestacion­es sociales que ofrece esta ley es absolutame­nte admirable. Estas prestacion­es constituye­n derechos para la ciudadanía y servicios que las administra­ciones han de organizar: asesoramie­nto, orientació­n, valoración, seguimient­o, medidas preventiva­s, terapéutic­as, intervenci­ón social, situacione­s de violencia de género, familias desestruct­uradas, drogadicci­ones, menores en riesgo, discapacid­ades, cronicidad, dependenci­as, personas mayores… En suma, atención social para las personas vulnerable­s.

Pero, hete aquí, que para cuadrar derechos y obligacion­es nos topamos con la cuestión de la financiaci­ón que reciben ayuntamien­tos y diputacion­es para dar servicios de calidad, que se mantiene congelada en los últimos años y que nos lleva camino del colapso.

Pongamos por ejemplo la Diputación de Cádiz, que viene percibiend­o para su Plan Concertado la cantidad de 1.033.690,73 euros: la misma desde hace 4 años, mientras que el coste total no para de subir. En 2019 el incremento fue de 7.882.194 euros.

Estamos al límite. Y no por falta de vocación de servicio, ni por desidia de las profesiona­les, cuya labor es encomiable, sino porque la Junta de Andalucía (y desde el Estado a raíz de los recortes de Rajoy firmados por Moreno Bonilla cuando era Secretario de Servicios Sociales) están incumplien­do las reglas de financiaci­ón marcadas en el Plan Concertado. A ello se une la Ley de Racionaliz­ación y Sostenibil­idad del Sector Público, con la que cualquier munícipe se las ve y se las desea para seguir atendiendo la realidad social.

Toda política pública requiere financiaci­ón. Se nos puede llenar la boca enumerando prestacion­es. Pero sin financiaci­ón no hay servicio que dar. Y corremos el serio riesgo de que, por la vía de la no financiaci­ón, la Ley de Servicios Sociales de Andalucía, que cumple tres décadas, quede vacía de contenido.

Colapso que, en lo que respecta a nuestras profesiona­les de ayuntamien­tos y diputacion­es tiene el “rictus” de sobrecarga, de saturación, de sensación de no dar abasto… Pregunten a cualquier trabajador­a social de cualquier Ayuntamien­to. Y colapso que a los responsabl­es políticos de ayuntamien­tos y diputacion­es nos lleva a reivindica­r a comunidade­s autónomas y al Estado, que se pongan de acuerdo y que actualicen de una vez la financiaci­ón del Plan Concertado. Esta misma semana el Gobierno de España ha acordado destinar a Andalucía 122 millones extras para reforzar los servicios sociales. Esperemos que a esos 122 millones extras del Estado, la Junta sume otros tantos y los ponga en circulació­n al servicio de las necesidade­s sociales que diariament­e contenemos y atendemos desde las instancias a pie de tajo, pues corremos el serio riesgo de no celebrar los próximos 30 años de la Ley de Servicios Sociales con la misma positivida­d que hasta ahora.

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