Motivos para creer y dudar
● El COI calificó de falsa la noticia de que los Juegos se cancelarían ● Las vacunas son la esperanza, pero la evolución de la pandemia marcará todo
Los seis meses que faltan para la inauguración de los Juegos de Tokio van camino de convertirse en una batalla permanente entre la firme voluntad del COI de organizar la gran cita deportiva y las dudas que siembra el descontrol de la pandemia a escala mundial.
El calendario sigue pendiente de aplazamientos que tienen en vilo a los más de 4.700 atletas (del total de 11.092) que aún deben ganarse su plaza olímpica, así que hay voces que consideran que será imposible reunir en una sola ciudad a toda la familia olímpica durante tres semanas. Lo que suceda de aquí al mes de marzo inclinará la balanza hacia uno u otro lado.
MOTIVOS PARA CREER
“Categóricamente falso”. Así definió el organismo propietario de los Juegos una información de The Times que aseguraba que nunca habría un Tokio 2020. El COI movilizó su maquinaria de comunicación para reunirse en cuestión de horas con los comités olímpicos de todo el mundo y pedirles que trasladasen ese mensaje de absoluta seguridad en la capacidad de sacar los Juegos adelante.
Pero su mensaje, en el fondo, no garantiza nada: “Todas las partes involucradas están trabajando conjuntamente para preparar unos Juegos de éxito este verano”.
A ello se unió la confirmación del Gobierno japonés de seguir adelante. En sede parlamentaria, el primer ministro nipón, Yoshihide Suga, se mostró “decidido a organizar unos Juegos seguros”. Por ello, las vacunas son la gran esperanza. La cifra de personas que han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el Covid-19 ronda ya los 60 millones. La OMS calcula que se habrán distribuido 2.000 millones de dosis a la quinta parte de la población mundial antes de final de año. Sin embargo, haberse vacunado no será condición indispensable para competir o acudir a los Juegos.
Otro aspecto que refuerza la celebración de los Juegos es la inversión realizada es de unos 12.700 millones de euros, un 20 % más de lo previsto. Los 2.300 millones adicionales se los llevarán la renegociación de contratos para el uso de sedes deportivas en las nuevas fechas y los costes laborales, además de las medidas contra la pandemia. Tirar por la borda tal inversión será siempre el último paso.
Por parte del movimiento olímpico, el COI tiene el respaldo de un grupo de 15 patrocinadores en el que figuran empresas japonesas como Bridgestone, Panasonic o Toyota. Su colchón económico, junto con el de las televisiones compradoras de los derechos, encabezadas por la estadounidense NBC, es lo suficientemente grueso como para aguantar cualquier traspiés.
MOTIVOS PARA NO CREER
Pero al final todo estará marcado por un solo motivo: la evolución de la pandemia. Según cifras de la OMS, los fallecidos por el Covid19 subieron este domingo a 2,1 millones de personas, los peores niveles en más de un año de pandemia. Los contagiados ascienden a 97,2 millones.
Además, Japón se mantiene al margen de las campañas de vacunación iniciadas en otros países y no arrancará hasta finales de febrero. Sin embargo, según la prensa local, toda la población japonesa podría estar vacunada en junio.
Lo sucedido en los prolegómenos del Abierto de Australia de tenis es una muestra de que no es tan fácil crear una burbuja en torno a una competición. Los casos positivos entre los jugadores y la cuarentena que les impide entrenar con la exigencia que demanda la alta competición han causado fricciones y desconcierto entre participantes, federaciones y autoridades locales. Y no se puede olvidar el caso particular de los paralímpicos, con sus necesidades especiales de atención, movilidad y asistencia. Su participación en Tokio exigirá un plus de medidas.