Europa Sur

MESSI, LA FIDELIDAD TIENE UN PRECIO

- TACHO RUFINO @TachoRufin­o

LOS contratos privados, mientras no sean ilegales, van a misa. Todo contrato conlleva obligacion­es y derechos, explícitos o implícitos. Entre los implícitos, los que subyacen y por lo general no se escriben, puede valer como ejemplo una reflexión de Kant sobre el matrimonio: el contrato matrimonia­l otorga el derecho al uso recíproco de los cuerpos (en el original, “de los órganos sexuales”). Esta idea se debe combinar con otra obligación contractua­l crítica: la de la fidelidad. Dejémonos ahora la ley y la moral, y bajemos el balón al suelo: hablemos de Lionel Messi.

A mí me da mucho en la nariz que la filtración del contrato del astro argentino con el F.C. Barcelona ha sido perpetrada desde dentro del propio club, y que algún candidato a la presidenci­a que ahora está en campaña está silbando como un niño que ha mangado una barrita de regaliz en un puesto. Messi ha percibido ya y percibirá del Barcelona un total de 555 millones desde finales de 2017 hasta junio del corriente. En ese contrato hay una cláusula llamada “de fidelidad”, según revelaba El Mundo. O sea: el contrato prescribe que el crack no puede cambiar de club, y eso se cifra en la morterada de 66 millones de euros, aunque si se va en junio, allí paz y después gloria: més que una gestió. Messi, de kantianas maneras, ha hecho uso del cuerpo (social) del Barça; el Barça le debe al cuerpo de Messi “lo más grande” (4 Champions incluidas: todas, menos la del grandioso Cruyff, ya de entrenador). Han cumplido sus partes respectiva­s, han satisfecho sus derechos recíprocos. Y a base de bien, una ubérrima coyunda deportiva de casi cuatro lustros.

Sucede que el club catalán ostenta una estructura patrimonia­l de insolvenci­a de facto.

Y este contrato aseguraba que acabaría siendo así. Además, los dineros del fútbol no son los que eran. El Barça es més que un club ,yno hablamos del mensaje nacionalis­ta de la frase, sino de que se ha mostrado como una corte de irresponsa­bles, de ganapanes por lo fino, de vampiros de los negocios al olor de la sardina –una sardina, la del fútbol, que huele a cadáver que es una barbaridad. Por mi parte, odio a muerte al fútbol moderno. Y ya de paso, no le pongo ni medio pero a Leo por este contrato desvelado: ole él y sus asesores. Dejémonos de moralinas: la gente compra y vende al precio que quiere, siempre que sea sin pistolas en el parietal... y, lo dicho, sin salpicar. Otra cosa es la tecnocraci­a que arruina a las empresas, dando ruinosas “patadas a seguir” y filtrando contratos. Vergüenza a ellos, gracias siempre a Messi.

Dejémonos de moralinas: la gente compra y vende al precio que quiere, siempre que sea sin pistolas en el parietal...

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