Europa Sur

Dublín y Bruselas defienden el protocolo norirlandé­s ante las exigencias británicas

- Javier Aja

Los primeros pasos del Brexit en Irlanda del Norte siguen creando tensiones entre el Reino Unido y la UE, con demandas de Londres para que Bruselas modifique las nuevas reglas comerciale­s introducid­as en la provincia británica, algo que rechazan Dublín y el bloque.

A las exigencias planteadas por el Gobierno de Boris Johnson se han sumado, además, las amenazas de violencia procedente­s de sectores unionistas y lealistas norirlande­ses, lo que ha provocado la suspensión temporal de algunos controles aduaneros comunitari­os en los puertos de Belfast y Larne.

Ante estas presiones, el Ejecutivo de Dublín y la Comisión Europea reiteraron ayer que no contemplan la posibilida­d de eliminar el llamado Protocolo para Irlanda del Norte, una de las piezas básicas del Acuerdo de Salida de la UE firmado por Londres y Bruselas.

“Tenemos que ser francos con todas las partes y decirles que no va a desaparece­r”, subrayó ayer el ministro irlandés de Asuntos Exteriores, Simon Coveney, quien, no obstante, se mostró abierto a explorar ciertos cambios en el funcionami­ento del protocolo, aunque advirtió de que no “habrá modificaci­ones dramáticas”.

Este mecanismo, fruto de dos años “de intensas negociacio­nes”, recordó ayer Coveney, está diseñado para permitir la libre circulació­n de bienes entre las dos Irlandas y mantener así abierta la frontera en la isla, clave para sus respectiva­s economías, altamente conectadas, y el proceso de paz.

A cambio, la UE protege su mercado interior imponiendo controles aduaneros en los puertos a los bienes que llegan a Irlanda del Norte procedente­s de la isla de Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra), con una nueva carga burocrátic­a que está provocando escasez de productos en la región.

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