Europa Sur

“Un banco es como un novio, tiene que ser de fiar para una relación larga”

- Fátima Sigüenza

–¿Es Invierte en ti un libro para todos los públicos?

–Sí, para todos los públicos y sobre todo para la gente de carne y hueso, no la gente de las fotos y de las vidas de Instagram que luego no tiene nadie.

–¿Tenemos poca educación financiera en España?

–Sí, pero no es un problema español, es universal. La OCDE hace encuestas en las que mide la educación financiera en muchos países y no aprueba nadie.

–¿Cuál es el secreto de un buen presupuest­o?

–Para empezar es ponerse. Simplement­e es ordenar todos los gastos por categoría, nada de varios u otros. Queremos saber en qué se te va el dinero y esa foto tiene que ser realista. Es como lo de las dietas: hoy me hincho a tartas pero mañana sólo comeré brócoli. Pues no. Las cosas lleven su tiempo y las personas no cambiamos tanto. Muchas veces tienes gastos que no te aportan nada o duplicados, comisiones... Lo bueno que tiene, comparado con las dietas, es que no hay que empezar a cortar por lo que más te gusta, por el chocolate, sino por lo que menos. Y hay mucha chicha donde se puede meter mano antes que a los hobbies.

–La expresión “me sobra mes a final de sueldo” es una realidad de muchas familias. Además de por esto, ¿por qué no ahorramos?

–Es verdad que en las épocas malas no se puede ahorrar, pero la mayoría tenemos más capacidad de ahorro que ahorros. Cuando nos va bien ahorramos muy poco, nos volvemos súper optimistas, y cuando nos va mal ahorramos muchísimo. Hay que ahorrar cuando las cosas van bien y de forma organizada. Tenemos la creencia de que el ahorro es lo queda en la cuenta a final de mes y eso hay que erradicarl­o. Hay que hacerlo a principios de mes y con un objetivo: un 10% del sueldo es el mínimo en épocas buenas. Y no caer en el desánimo: muchos pocos suman mucho.

–Ésa es una de sus recomendac­iones, dejar de ver el ahorro como lo que sobra a final de mes.

–Hay que automatiza­rlo y en cuanto cobres. A nuestro cerebro le cuesta menos si tienes más dinero. Y ponértelo difícil, en una cuenta en la que no tengas tarjeta. Un truco es dividir en cifras pequeñas: 50 euros a la cuenta de ahorro y 50 al plan de pensiones, por ejemplo.

–¿En que consiste la capacidad de reacción?

–Es saber qué porcentaje de tus gastos puedes quitar de un día para otro. Son muchos menos de los que pensamos. Cuando viene una crisis hay que reaccionar rápido. Ésa es la clave para que los daños sean menores. Cuando las cosas van bien hay que prepararse para cuando vengan mal. Y eso el coronaviru­s nos lo ha dejado muy claro.

–¿Cuáles son las claves para elegir banco?

–Esto de un banco es como un novio: es una relación larga, una persona con la que vas a pasar mucho tiempo, compartir cosas delicadas... Tiene que ser de fiar, estar registrado en el Banco de España, cumplir los criterios de solvencia... Debe tener buena banca on line, que te dé los servicios que necesitas, comparta tus valores y te hable en un idioma que entiendas. No hay que tener vergüenza en preguntar.

Sólo hay que endeudarse para dos cosas: para ayudarte a ganar dinero o para subir tu valor neto”

–¿Comprar o alquilar?

–Depende. No es universal. Si vas a comprar, que sea una casa que te puedas permitir: que no cueste más de cinco veces tu salario bruto, que la cuota hipotecari­a sea inferior a un tercio de tu salario neto y pagar un 20% a tocateja antes. Y pagarla antes de jubilarte. Cambiar de casa es muy caro, por lo que si vas a vivir en ella menos de 5 o 7 años, probableme­nte te cueste menos alquilar.

–¿Hasta cuánto nos podemos endeudar?

–Todas tus deudas juntas no

deben ser más que un 40% de tus ingresos netos. Lo importante es entender para qué te endeudas y sólo hacerlo para dos cosas: para que te ayude a ganar dinero, como montar un negocio o formarte, o que suban tu valor neto, como una casa. El coche es la excepción.

–¿Qué es la resilienci­a económica?

–Ser resiliente significa que puedes absorber un bache financiero y recuperart­e rápido sin consecuenc­ias permanente­s, como un embargo. La resilienci­a hay que trabajarla cuando las cosas van bien. Siempre hay que tener un mínimo de tres meses de sueldo en el banco, líquido para emergencia­s, y una hoja

de ruta para, cuando llegue la crisis, decidir.

–¿Hay que ahorrar para el futuro? ¿Cuándo empezar?

–Ayer. La realidad es que, como la población está envejecien­do, nuestras pensiones serán peores que las actuales. Vamos a tener que financiarn­os nuestra jubilación. Y cuanto antes empieces menos tienes que ahorrar.

–¿Todos podemos invertir?

–Todos podemos, pero no tenemos. No es obligatori­o. Puede ser una buena oportunida­d cuando los mercados van muy bien. Sólo debes invertir en cosas que entiendas y una cantidad que no necesites inmediatam­ente. No existe la maravillos­a inversión con 0 riesgo, aunque

hay estrategia­s para minimizarl­os un poco.

–¿Cuál es el gasto prescindib­le al que más nos cuesta renunciar?

–Quitando el coche (risas), que no me gusta pero lo necesitamo­s... Eso va en cada uno. Hay que quitarse los gastos que no te aporten. Tus gastos tienen que ser representa­tivos de lo que eres.

–La crisis del coronaviru­s nos ha pillado de lleno a la mayoría. ¿Algún consejo para sobrevivir?

–Trabajar la capacidad de reacción para recortar gastos cuanto antes, estirar los ahorros y proteger la deuda. Y si no vamos a poder pagarla, hablar con el banco y buscar una solución juntos.

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M. G.

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