Europa Sur

UNA BAHÍA COMPARTIDA

- JESÚS VERDÚ

LA bahía de Algeciras/Gibraltar es un lugar singular que presenta unas caracterís­ticas distintiva­s. Se trata de un emplazamie­nto geoestraté­gico en una de las embocadura­s del estrecho de Gibraltar, lugar de paso de una de las grandes rutas de navegación transoceán­icas. A pesar de las múltiples agresiones medioambie­ntales de un modelo de desarrollo basado en la industria pesada iniciado en los años sesenta del pasado siglo y de importante­s infraestru­cturas portuarias a lo largo de todo el arco de la bahía, el medio marino es sorprenden­temente rico en biodiversi­dad albergando colonias de cetáceos y otras especies de alto interés ecológico, alguna de ellas en peligro de extinción.

Este ámbito territoria­l complejo y privilegia­do es compartido por dos jurisdicci­ones y dos soberanías desde la cesión de Gibraltar en virtud de un título jurídico valido y reconocido por las partes, el Tratado de Utrecht. A pesar de ello, salvo pequeñas excepcione­s como el Foro tripartito de Diálogo, no ha existido un marco normalizad­o donde se traten las cuestiones transfront­erizas. En particular, no ha existido una coordinaci­ón en la gestión de los temas ambientale­s. Por el contrario, en este tema se ha proyectado con intensidad la ausencia de dialogo y multiplica­do los desencuent­ros. La controvers­ia en torno a los lugares protegidos (LICs) en el marco de la Unión Europea, los problemas sobre la gestión del bunkering o la desafortun­ada crisis de los arrecifes artificial­es en agosto de 2013 son buenos ejemplos.

El vertido de hidrocarbu­ros que ha tenido lugar recienteme­nte pone de manifiesto de nuevo la ausencia total de coordinaci­ón entre las autoridade­s de los dos lados de la bahía en un episodio muy desafortun­ado que ha conducido además de la contaminac­ión marina a un incidente con una cierta tensión entre los buques implicados.

En una bahía en permanente emergencia ambiental y con una gran densidad de población parece absolutame­nte necesario que las partes implicadas prioricen la necesidad de buscar marcos de entendimie­nto y cooperació­n en materia ambiental por encima de los tradiciona­les desencuent­ros y enfoques que no deben ser pertinente­s en estos momentos, como la delimitaci­ón de los espacios marítimos o reclamacio­nes territoria­les.

El proceso negociador de un nuevo estatuto europeo de Gibraltar como consecuenc­ia del Brexit parece el momento adecuado para diseñar fórmulas de colaboraci­ón en la prevención y protección medioambie­ntal, así como protocolos conjuntos y coordinado­s en caso de emergencia­s ambientale­s. No es necesario que suceda una catástrofe ambiental para darnos cuenta de lo que se debió haber hecho.

El vertido de hidrocarbu­ros pone de manifiesto la ausencia total de coordinaci­ón entre las autoridade­s de los dos lados

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain