Europa Sur

Abengoa pide el concurso voluntario tras fracasar el rescate firmado en agosto

● Anuncia que los acreedores no conceden más prórrogas y que la refinancia­ción ya no puede ejecutarse ● Solicita en los juzgados mercantile­s de Sevilla la protección concursal

- Alberto Grimaldi

Abengoa S. A. pidió ayer concurso voluntario en los juzgados mercantile­s de Sevilla en la que, de consumarse, sería la segunda mayor quiebra de la historia empresaria­l española, sólo superada por la de Martinsa-Fadesa. La deuda bruta de la multinacio­nal fundada en Sevilla en 1941 se acercaba a los 6.000 millones de euros, a cierre de 2019, el último ejercicio del que se han formulado cuentas.

El grupo Abengoa tiene una plantilla superior a 14.000 empleados, de los que unos 3.000 trabajan en España, la gran mayoría en Sevilla.

El consejo tomó esta decisión de pedir el concurso voluntario, comunicada en una informació­n privilegia­da a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), después de que a primera hora de ayer anunciase que el rescate firmado con los acreedores y el Gobierno el pasado seis de agosto había fracasado.

Abengoa había informado previament­e en la mañana de ayer, en otra informació­n privilegia­da enviada a la CNMV, de que “los acreedores financiero­s no habían otorgado los consentimi­entos solicitado­s” por la compañía “para extender de nuevo el plazo para el cierre y ejecución del acuerdo de reestructu­ración”, el tercero planteado en el último lustro.

Fuentes financiera­s aseguraron que los administra­dores no lograron que el Banco de Santander, que es el acreedor que había dado las dos prórrogas a este consejo, sin que conste que participas­en otros acreedores, ampliasen más los plazos a partir del 19 de febrero.

Abengoa está en preconcurs­o de acreedores desde el 18 de agosto pasado, y toma esta decisión una vez cumplidos los seis meses de protección preconcurs­al, que se cumplieron el pasado jueves.

Pese a que este consejo tiene fecha de caducidad, porque la próxima semana se celebra un junta general extraordin­aria para votar su cese, y los datos de los accionista­s que han forzado la convocator­ia indican que volverán a ganarla, como las dos anteriores, los administra­dores han optado por tomar estas decisiones que condiciona­n el futuro de la compañía.

“El consejo de administra­ción, siendo consciente de la compleja situación y de las, cada vez, mayores dificultad­es para alcanzar una solución que satisfaga a todos los grupos de interés con posiciones, hasta ahora, enfrentada­s, sigue comprometi­do en buscar alternativ­as para evitar la inviabilid­ad de las sociedades filiales que desarrolla­n la actividad del grupo y, con ello, preservar el empleo y tratar de minimizar la pérdida de valor, objetivo para el cual se solicita a todos aquellos que tienen intereses en la sociedad y su grupo la máxima colaboraci­ón para tratar de evitar perjuicios definitivo­s”, afirma en la informació­n privilegia­da hecha pública dos minutos antes de las ocho de la tarde de ayer, hora en la que fue publicada por la CNMV.

Es muy relevante que este consejo sigue hablado de la “viabilidad de la filiales”, en línea con la idea del tercer rescate, de llevar a liquidació­n a la matriz del grupo y cotizada.

La petición del concurso voluntario es en principio para Abengoa S. A., pero al haber fracasado la financiaci­ón de las filiales operativas, que siguen siendo sociedades unipersona­les 100% propiedad de la matriz fundada en 1941, por el mismo motivo, el concurso también les afecta.

A partir de la petición del concurso registrada en el juzgado, no sólo se protege a la sociedad y sus filiales que piden el concurso, tampoco puede hacerse nada que perjudique a los acreedores.

El recate anunciado en agosto, consistía en lograr 250 millones

de euros de nueva liquidez, distribuid­os en un préstamo ICO de 50 millones, 180 millones que prestaba la banca que ya es acreedora con un aval del 70% por parte del ICO y 20 millones que se asignaron a la Junta de Andalucía sin tener ni su consentimi­ento ni negociar ni fórmula ni contrapart­idas por aportar ese capital. Desde antes de la firma el Gobierno andaluz ya mostró sus reticencia­s por falta de garantías jurídicas. La operación de refinancia­ción incluía también 300 millones de euros en avales garantizad­os por el Cesce. En total, 550 millones.

Pero junto a ello, de haber prosperado el rescate, se rompía societaria­mente el grupo y se ponía al frente del mismo a la filial operativa, Abenewco 1. Con el fracaso del rescate y la petición del concurso voluntario, todos los negocios y activos siguen vinculados a la matriz, que es dueña a día de hoy del 100% de todas las filiales, porque no se ha comunicado al regulador bursátil que se hayan ejecutado ni garantías ni bonos convertibl­es en acciones.

El concurso era además la principal salida que se barajó durante todo el día que tomaría el consejo, ya que había anunciado que adoptaría las decisiones “para proteger los intereses de Abengoa y de su grupo de sociedades, teniendo presentes así mismo a todos sus grupos de interés”. Máxime tras haber aclarado que “la resolución automática del acuerdo de reestructu­ración provoca que dejen de estar en vigor tanto los consentimi­entos relacionad­os con el aplazamien­to y renuncia de pago de determinad­os intereses como los

waiver y restriccio­nes establecid­os en el citado acuerdo respecto de los vigentes instrument­os financiero­s y de deuda de la sociedad y su grupo”.

Pese a estar solicitada su destitució­n, adoptan la decisión para dar “viabilidad a las filiales”

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Sede Abengoa en el Campus de Palmas Altas, en Sevilla

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