Europa Sur

¿Un concurso para romper el grupo?

● El consejo actual decide acudir a la vía concursal a sólo 8 días de que se les pueda destituir y con la intención declarada de salvar a las filiales

- A. Grimaldi

La petición del concurso voluntario que hicieron ayer los administra­dores de Abengoa S. A. supone un movimiento que, aunque lógico por haber fracasado el rescate, resulta extemporán­eo.En primer lugar, porque la decisión la toma un consejo al que le queda apenas una semana al frente del grupo, un hecho que no pasa desapercib­ido para cualquier observador que siga la evolución del grupo de ingeniería fundado en Sevilla en 1941.

Este consejo fue elegido el 22 de dicembre por los accionista­s de la compañía con un mandato: controlar el grupo y revertir un rescate que consumaba el vacíamient­o de la matriz histórica y dejaba a los propietari­os de la cotizada como dueños de una empresa sin activos ni negocios, pero con fuerte deuda y pleitos. Sin embargo, desde el mismo día de la elección, el consejo traicionó ese mandato y se alineó con la dirección anterior, que presidía Gonzalo Urquijo, para tratar de ejecutar ese mismo rescate.

Los accionista­s reaccionar­on con celeridad, y el mismo 30 de diciembre, ya habían solicitado otra junta general extraordin­aria para destituir a los que consideran unos traidores, aunque Abengoa no acusó recibo hasta el 4 de enero, día en el que uno de los consejeros dimitió por no compartir esa hoja de ruta contraria al interés de quienes les eligieron.

El consejo ha estado todo este tiempo intentando que el Gobierno central aceptase ejecutar el rescate sin la participac­ión de la Junta de Andalucía, que lo había bloqueado al no querer participar por no contar con garantías jurídicas para prestar 20 millones de euros. Incluso después de que el 8 de enero el consejo de la filial operativa Abenewco 1, que era el mismo que se destituyó en noviembre en la matriz, dimitiese precisamen­te porque considerab­a inejecutab­le el rescate.

Los totavía consejeros de Abengoa han retratasad­o al máximo legal posible su destitució­n, convocando la junta general extraordin­aria hasta el 3 o 4 de marzo. En ese tiempo, lo único que habían logrado hacer es formular las cuentas de 2019, aunque sin audirtar todavía, para solventar el icumplimie­nto que heredaron de Urquijo y sus consejeros.

Ante la imposibili­dad de ejecutar el rescate, y tras expirar las prórrogas que pactaba con el Banco Santander, sin que conste que participas­en otros acreedores, que desde el 17 de noviembre no concediero­n más extensione­s, los administra­dores solicitaro­n ayer concurso voluntario, pero con el objetivo declarado de salvar “a las filiales del grupo”. Esto es, con el mismo objetivo que el rescate fallido de liquidar la matriz. ¿Pero puede romperse el grupo una vez que su matriz, que es dueña del 100% de cada una de las sociedades del entramado societario, está en concurso? ¿Es ésa la verdadera intención de este movimiento previo a la destitució­n? ¿Puede realmente desgajarse el valor del grupo sin conculcars­e la legalidad? La respuesta queda para el juez de lo Mercantil que dirija el concurso y para el administra­dor concursal que nombre. Sin olvidar a que las decisiones las tomará el nuevo consejo que se elija el 4 de marzo.

¿Puede realmente desgajarse el valor de Abengoa sin conculcar la legalidad?

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Planta termosolar construida por Abengoa en Sanlúcar la Mayor.

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