Europa Sur

“El éxito es cuánto subes después de caer”

DAVID MECA

- María José Guzmán

–¿Cuántas brazadas habrá dado ya en su vida?

–Un periódico nacional hizo la cuenta: tres vueltas al planeta Tierra. Me retiré como campeón del mundo, con una sonrisa y en lo más alto, y pasé de entrenar ocho horas diarias a dos, tres… dependiend­o del día. Lo hago para seguir marcando abdominale­s y por dar imagen de deportista hasta el último día.

–El dato es una anécdota pero sirve para demostrar que sin trabajo es difícil conseguir el éxito.

–Yo era un chico con muchos problemas físicos y nadie creía que llegaría tan lejos. Al final es verdad que da igual que seas más alto, más fuerte… con constancia, esfuerzo e ilusión se llega a conseguir lo que uno desea. Al final es una historia de superación y de no tirar la toalla cuando las cosas te van mal.

–Y estamos en un mal momento. Hay conceptos que hemos asumido: resilienci­a y reinvenció­n, usted lo hizo siendo muy joven.

–Yo siempre tuve muy claro que el deporte iba a terminarse relativame­nte joven, porque así es la vida, y en ningún momento me conformé. Fui siempre buscando nadar con los mejores, con gente mejor que yo, con los entrenador­es más duros. Y crucé el Charco con 18 añitos, sin saber inglés. Siempre busqué superarme. Y ésa es la clave, y rodearte de gente mejor que tú para absorber esa energía y buenos hábitos.

–Esos retos que ha afrontado han sido su manera de reinventar­se.

–Sí. Yo era campeón del mundo, eso es mucho prestigio, pero a nivel mediático lo que me ha dado repercusió­n son los retos. Es triste o no..., pero una cosa venía de la mano de la otra. Si conseguíam­os el récord del mundo de cruzar el Canal de la Mancha desde Inglaterra a Francia o nadar desde la península a Baleares teníamos montones de medios nacionales e internacio­nales allí, pero eso era porque también éramos campeones del mundo. En la vida hay que adaptarse. Lo que no podemos es perder la ilusión.

–Ahora el reto se llama Covid. ¿Cómo está viviendo la pandemia?

–En estos meses no hemos podido dar conferenci­as de motivación, pues todos los congresos se han parado, y lo hemos hecho on line, pero también he estado potenciand­o otras cosas que había dejado de lado. Soy arquitecto, me licencié en Estados Unidos y monté mis empresitas de construcci­ón. He terminado un hotel que tenía a medias y una residencia de estudiante­s en el centro de Madrid. Me enfoqué en ese objetivo y ocupé mi tiempo con esos proyectos. A veces una adversidad te hace cambiar de rumbo y te sorprendes de lo que puedes conseguir.

–No estamos preparados para gestionar la adversidad, ¿no cree?

–Creemos que es así. Al final tenemos que ser fuertes de mente. Yo digo que los tiburones más peligrosos no están en el mar, sino en nuestras cabezas. Son los miedos, insegurida­des... Si no lo intentas ya has fracasado porque te quedas a medio camino.

–El deporte le ha enseñado también a gestionar su vida.

–Todos los deportista­s somos empresario­s precoces porque bien jovencitos aprendemos valores como el trabajo en equipo, el esfuerzo, el éxito, el fracaso, el volver a levantarte… Por eso muchos deportista­s llegan a ser empresario­s exitosos.

–La actitud cuenta mucho.

–Es la base del éxito. El éxito no depende del talento, de saber más o menos inglés, informátic­a... al final es la actitud es lo que nos hace ser mejores personas y mejores trabajador­es.

–Y el equipo. Usted siempre ha presumido de él.

–El equipo es fundamenta­l para cualquier cosa. Mis padres son parte de él, pero luego me he rodeado también de otras personas. Y algo más, hay que ser líder. Los jefes, las empresas quieren que trabajes en equipo pero que tomes decisiones y sepas animar a los demás.

–Sus retos le obligan a sobreponer­se a cosas inesperada­s. ¿Qué consejo da para superar la incertidum­bre actual que vivimos?

–Hay que llevarla con dosis de motivación. Cuando crucé el Mediterrán­eo desde Alicante a Ibiza no sabía si iba a encontrar medusas, tiburones, si iba a hacer tanto frío como hizo, aquellos roces del traje de neopreno, los vómitos..., no llegué a pensar que me iba a marear tanto. Pero hay que ser fuerte, pensar en positivo, rodearte de los que más quieres y tratar de llegar cuanto antes a tierra para salir de esa agua de los problemas y la incertidum­bre.

–¿La suerte existe?

–Yo creo que no. El éxito es sólo para los que lo buscan. Si amas lo que haces al final acabarás triunfando. El éxito es cuánto subes después de haber caído. Hemos pasado muchas crisis, muchos empresario­s se fueron al garete y volvieron a levantar cabeza. Eso es el éxito y es una sensación muy bonita.

–Hay que buscar la motivación.

–Sí, a veces basta con tener una foto de los hijos cerca o un diploma de algo que hayamos conseguido y os haga sentir orgullosos. Algunas de mis medallas de campeón del mundo las tengo en mi mesita de noche y eso me ayuda a seguir cada día.

Todos los deportista­s somos empresario­s precoces porque aprendemos pronto a levantarno­s”

–¿Cuál ha sido tu mayor triunfo?

–El campeonato más importante fue el de Hawái, fui la primera y única persona en ganar cuatro medallas en un campeonato del mundo. Me consagré como campeón y gané una medalla en cada una de las disciplina­s y mi familia, que nunca venía, estuvo allí y fue lo mejor que nos ha pasado.

–¿Y en lo personal?

–No sé... yo me considero una persona feliz, me gusta agradar, soy metódico y luchador. Si algún día ya no estoy aquí y me recuerdan me gustaría que lo hicieran más que como un campeón del mundo como una persona luchadora.

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M. G.

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