Europa Sur

Deshielo entre las viejas glorias del bipartidis­mo

● El incombusti­ble dueto PP-PSOE cierra con RTVE su primer gran pacto de la legislatur­a entre viejos demonios

- Roberto Pareja

El pasado siempre está ahí, el cadáver enterrado en el jardín acaba apareciend­o tarde o temprano por muchas rosas que planten encima, la historia es la novela de los hechos y la novela es la historia de los sentimient­os.

El Parlamento está fragmentad­o como nunca, con hasta diez grupos parlamenta­rios representa­dos, y las dos viejas glorias, PSOE (120) y PP (88) detentan algo más de la mitad de los 350 escaños de una Cámara que acaba de conmemorar el 40 aniversari­o de la fallida demolición descontrol­ada que escenificó un grupo de guardias entrando en tropel pisoteando la soberanía popular teledirigi­dos desde algunos cuarteles, que no desde un palacio cercano al monte del Pardo como algunos siguen empeñados.

LA TENSIÓN SE REBAJA

Las dos viejas glorias siguen inmersas en su incombusti­ble pulso a cuenta mayormente de la gestión de la pandemia, aunque la tensión se ha rebajado durante la última sesión en el Congreso, entre apelacione­s a la unidad por parte del presidente del Gobierno al resto de formacione­s para torcer el brazo definitiva­mente al Covid19, y cierta receptivid­ad desde las bancadas de la derecha, desde las que para variar no emanó ninguno de sus habituales pataleos.

Pero este cambio de actitud no ha surgido espontánea­mente, obedece a que los dos viejos gallitos han enterrado momentánea­mente el hacha de guerra y están negociando. Lo más urgente y prioritari­o es el desbloqueo del

Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) –lleva más de dos años en funciones–, aunque también se impone la renovación de otros órganos institucio­nales varados, como el Tribunal Constituci­onal, el de Cuentas, el Defensor del Pueblo o la Agencia Española de Protección de Datos.

PSOE y PP, agua y aceite, blanco y negro, han sido capaces de hacer un alto en una encarnizad­a batalla a la que ni los peores momentos de la pandemia pusieron coto y han pactado (también con el concurso de los grupos de Unidas Podemos y PNV) los seis nombres que correspond­en al congreso para renovar el Consejo de Administra­ción de RTVE, en el que constituye el primer gran acuerdo de la legislatur­a.

El bipartidis­mo se reivindica pues, aunque lo hace entre los demonios de su pasado.

Da fe el comunicado de los partidos independen­tistas este reciente 23-F.

ERC, EH Bildu, Junts, CUP y BNG no participar­on en la conmemorac­ión del fracaso del golpe de Estado porque consideran que tratabade “blanquear”laMonarquí­a en estos momentos de zozobra y se niegan a dar la vuelta a la tortilla al considerar al Rey emérito más impulsor que freno de la asonada. Unidas Podemos se desmarcó oficial que no oficiosame­nte de la misiva y los diputados morados recibieron con una significat­ivo silencio el discurso de Felipe VI exaltando la figura de su padre en el peor trance que ha vivido la joven democracia española.

El nuevo frente contra la Constituci­ón y la Corona (casi 70 escaños, un quinto del Parlamento) exhibió credencial­es, aunque también puede encuadrars­e en ese cuadro abstracto de la anomalía democrátic­a que pregona Pablo Iglesias, puesto que esos mismos que quieren acabar con lo que llaman el régimen del 78 son los mismos que sostienen al Gobierno de Pedro Sánchez, cuyos decretos firma por cierto Felipe VI.

El Gobierno homenajea al Rey con rigor protocolar­io y responde a los secesionis­tas catalanes, esos que como ERC han hallado en Arnaldo Otegi a un referente (“nos puede enseñar mucho”, se oyó al speaker en un mitin de Esquerra en la campaña de las catalanas), con una oferta de diálogo ante los altivos secesionis­tas, que se saben parte importante del andamiaje del precario Gobierno de España. Eso sí, legítimo por otra parte. El propio Sánchez reconoció el miércoles a los comunistas –sí, a los comunistas– su contribuci­ón a la Transición, pese al desprecio que sin descanso muestra la derecha a lo que llaman como escupiendo Gobierno “socialcomu­nista”.

ESTABILIDA­D IMPROBABLE

El drama es que la estabilida­d institucio­nal depende de unos partidos que como Vox o Unidas Podemos están dispuestos a hacerse fuertes a lomos de la estrategia del conf licto. La negativa morada a condenar sin paliativos espanta a muchos de sus votantes, no a todos, aunque al menos cabe conceder a Iglesias su coherencia en defensa de sus compromiso­s, el republican­o para empezar.

Al otro lado, Vox, que se está erigiendo como pieza insoslayab­le (a

la prueba del algodón del 14-F me remito) para articular una alternativ­a de entidad desde el centro derecha (y derechaza). Seguro que a los de Santiago Abascal les hubiera encantado si no que triunfara el golpe de Tejero, al menos la hipótesis contrafact­ual de que Leopoldo Calvo Sotelo (el hombre que esa desdichada tarde de 1981 iba a ser investido presidente) hubiese gobernado con los golpistas so pretexto de reintegrar­los en el marco democrátic­o. Para seguir agitando el avispero, ahora están sugiriendo una nueva moción de censura contra Casado, digo Sánchez. No les fue nada mal como pueda parecer con la anterior (insisto, al 14-F me remito).

Al tiempo, Pablo Casado está inmerso en su cruzada contra el pasado reciente, nada remoto como el 23-F, preparando una mudanza (que no tiene sentido ni para algunos de sus más conspicuos barones, como el coleccioni­sta de mayorías en la Xunta) y abrochándo­se el cinturón ante la nueva andanada de Luis Bárcenas, que ahora implica como receptora de sobres con pasta de constructo­res agradecido­s a uno de los símbolos dorados del PP, Esperanza Aguirre, que está imputada en la operación Púnica, uno de los muchos frentes judiciales con los que el PP deberá lidiar a lo largo de los próximos tiempos. Resumen (respectivo):

Uno. El bipartidis­mo resiste el vendaval de la nueva política y es capaz de negociar sin exabruptos.

Dos. Sus viejos demonios también sobreviven y el jardín desprende cierto hedor desde el subsuelo.

Tres. Algunos tenían al enemigo en casa sin enterarse de la historia, que siempre se reescribe.

 ?? JUAN CARLOS HIDALGO / EFE / ARCHIVO ?? El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, en el Palacio de la Moncloa en su primera reunión del año 2020, en febrero.
JUAN CARLOS HIDALGO / EFE / ARCHIVO El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, en el Palacio de la Moncloa en su primera reunión del año 2020, en febrero.

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