Europa Sur

LA COLA DE LAS VACUNAS

- JOAQUÍN AURIOLES

LA administra­ción de las vacunas está siendo todo un reto logístico para la sanidad pública y también todo un acontecimi­ento mediático debido al estrés por el extraordin­ario esfuerzo en acabar con el virus cuanto antes y por las tensiones con los proveedore­s, que sin duda también hacen todo lo que pueden. En este escenario de vértigo entre gente de buena voluntad también suenan otros ruidos menos respetable­s, como el del menudeo político en torno a los méritos y deméritos de administra­ción y el de los tramposos buscadores de resquicios para vacunarse sin hacer cola.

Existe toda una teoría de colas que busca soluciones eficientes a situacione­s tan habituales como las de demandas que sobrepasan la capacidad de suministro o atención y que se resuelven con la formación de una cola. La solución clásica (FIFO, first in; first out) consiste en atender por orden de llegada, pero a veces los inconvenie­ntes son tan importante­s que hay que recurrir a complejos modelos matemático­s para encontrar respuestas adecuadas. El comercio y otras actividade­s implantan sistemas de cita previa o de administra­ción de cola única en puntos múltiples de atención para mejorar el servicio, pero en otros casos la dificultad es mayor. La gestión informátic­a de datos en cola obliga introducir, por ejemplo, criterios de prioridad similares a la gestión de las colas de vacunación.

Una cola de prioridad es, como cualquier cola, una forma de gestión de recursos en el que el orden de entrada (y de salida) se establece con criterios discrimina­ntes, como puede ser la urgencia de cada caso. Esto lo hace particular­mente apropiado para la gestión sanitaria, donde la ordenación por prioridade­s se denomina “triaje”, trilla o cribado, tan familiar de un tiempo a esta parte. Hay diferentes modelos y el español figura entre los de mayor prestigio internacio­nal. Partiendo del establecim­iento de cinco estratos de población, en función de la urgencia del caso, que van desde una situación de “riesgo vital” a la de “susceptibl­e de demora”, la prioridad la fija un programa informátic­o que dispone del historial clínico completo de todos los integrados en el sistema.

El resultado es una gestión eficiente de situacione­s complejas, incluidas las de pandemia, pero también con múltiples incidencia­s, debidas a la amplitud de la base de datos, que ha de ser completa y actualizad­a, por la diversidad de circunstan­cias que pueden perturbar los protocolos. El retraso y los incumplimi­entos en los suministro­s es una de ellas, pero también otras más cotidianas, como las que pueden alterar el tiempo medio de vacunación requerido para el cumplimien­to de los objetivos.

La mejor forma de asegurar el éxito es el rigor en el cumplimien­to de los protocolos establecid­os, pese a lo cual los porcentaje­s de vacunación que se conocen están, en algún caso, excesivame­nte alejados del cien por cien. Estos huecos han provocado la aparición de los “cazadores de sobras” en algunos países. Buscan vacunarse con las sobras de los que no han acudido a la cita y en España, si existen, no son relevantes. Aquí se prefiere tirar directamen­te de las influencia­s. También son pocos, pero muy descarados.

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