Quien calla otorga
Dicho popular que alude a todo aquél que guarda silencio ante un determinado asunto dando a entender su tácita aprobación. Hace referencia a quienes no manifiestan reacción alguna mostrando desinterés, si no conformismo, con lo expuesto o sucedido. La callada por respuesta no debiera reemplazar al comentario, y menos todavía al diálogo, muy en particular cuando la gravedad de aquello que se cuestiona resulta notoria. Incomprensible pues guardar absoluto silencio cuando a todas luces, y nunca mejor dicho, están teniendo lugar escandalosos disturbios que afectan a una comunidad y por extensión a todo un país. Así ha ocurrido en la capital catalana y distintas ciudades de su entorno, si bien en menor medida, durante tres vandálicas noches alcanzando incluso a otras poblaciones de nuestra geografía. Pues bien, durante este señalado período de tiempo nuestro presidente del Gobierno no ha dicho siquiera, coloquialmente hablando, esta boca es mía. Tres jornadas, una detrás de otra, en las que toda España hemos podido ser testigos de los gravísimos incidentes protagonizados por jóvenes radicales instruidos a la perfección en la guerra de guerrillas. Pero ahora sí, tras aquel injustificable lapso de tiempo, Pedro Sánchez se ha referido por primera vez públicamente a los mencionados activistas condenando la violencia y recalcando que el Ejecutivo actuará con contundencia a fin de garantizar la seguridad. No obstante lo dicho, días después de tan loable comunicado todo continúa igual; pánico en la población, ataques a las fuerzas del orden, quema de mobiliario urbano, destrozos y robos en comercios, irreparables daños en vehículos o ataques a la Bolsa de Barcelona. Y así, ¿hasta cuándo? Jamás entenderé el mutismo inicial del presidente ni su nula iniciativa a la hora de tomar medidas ante tan dramática situación. A grandes males grandes remedios.
Los argumentos esgrimidos para tratar de justificar los referidos desmanes y cargar las tintas sobre la actuación policial creo que no convencen a casi nadie. Pienso que los objetivos son otros que reivindicar la libertad de expresión y el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. En defensa de éste personaje y por séptimo día consecutivo se han producido mayoritariamente en Cataluña manifestaciones terroristas, que no callejeras, alentadas por ciertos miembros del Gobierno de coalición y partidos independentistas. Gravísimos sucesos los ocurridos que no deben silenciarse ni caer en el olvido. Habla España porque quien calla otorga.