UNA VOZ TEMPLADA PARA HACER HISTORIA EN LA RADIO
La historia reciente de la radio en España no se entendería sin la voz de Carles Francino (Barcelona, 1958), quien, eso sí, compaginó en su juventud los micrófonos y el fútbol hasta que finalmente se impusieron las ondas. Miembro del equipo fundador de Canal + en Madrid y pieza esencial de TV3 durante los años 90, se hizo imprescindible en la Cadena Ser desde que en 2005 sustituyera a Iñaki Gabilondo en Desde 2012 presenta para la que hoy firmará un programa especial realizado desde La Térmica, en Málaga, previo a la gala de los Goya que tendrá lugar mañana.
sus mecanismos tradicionales de consumo, lo que no se puede decir de la prensa y la televisión?
–Sí, la radio sigue estando en el mismo centro del acto esencial de la comunicación: alguien habla y otro alguien escucha. A partir de aquí el medio ha crecido, se ha diversificado, por supuesto, ha
incorporado diversos modos de participación. Pero ese acto esencial continúa intacto.
–Más allá de la radio, ¿cómo lo hacemos para que los medios de comunicación recuperen su credibilidad?
–Hay que partir de la base de que cualquier sociedad democrática necesita medios críticos, honestos y plurales,
en un abanico editorial lo más amplio posible. Y hay que recordar esto en contraposición con focos de intoxicación y desinformación que por una parte son difíciles de digerir y por otra llegan a todas partes. Yo señalaría en la actualidad dos enemigos fundamentales de los medios de comunicación: la
–Hay un mayor asedio general para inf luir en los medios. Eso puedo decir, al menos, respecto al mío. El problema es que hemos cedido un minutaje excesivo a cierta información política que responde al modelo de Sálvame y que, estrictamente, no es información política. A ver, todo es política: cuando en la radio hablas de educación o de sanidad, estás hablando de política. Lo que no es política es la pelea partidista, y a esto se le ha prestado demasiada atención. Con la trifulca se da una paradoja: es tremendamente aburrida y, al mismo tiempo, genera mucha adicción. Cuando lo centras todo en la pelea permanente, lo que tienes es a un montón de ciudadanos levantándose por las mañanas y preguntando dónde está su ración de bronca. Desde que trabajo en La ventana la política ocupa en mi agenda un espacio mucho menor que el ocupaba cuando estaba en la radio por las mañanas, y esto me ha llevado a tomar una posición clara al respecto. Más que alentar la discusión gratuita, por mucho que lo pida la audiencia, me parece que la radio debe estar, ante todo, para ofrecer ideas y experiencias de valor al oyente, para abrir su mirada al mismo tiempo que le sirve de entretenimiento. Para acompañar, exactamente, en el amplio sentido del término.
–¿Alguna vez echa de menos que el fútbol, y no el periodismo, le hubiera dado el sí en su juventud?
–Absolutamente. Cambiaría sin dudar mis 43 años de profesión por jugar una sola temporada en el Barça.