Europa Sur

SIN SEMANA SANTA

- JOSÉ MARTÍNEZ OLMOS @pmolmos

AUNQUE con más lentitud y con un coste en salud y en vidas mayor del que habríamos tenido que pagar en caso de haber decidido aplicar confinamie­ntos domiciliar­ios estrictos, la incidencia del coronaviru­s está descendien­do continuame­nte desde hace varias semanas en esta tercera ola; eso nos sitúa ahora en una posición más favorable para pensar que cabe la posibilida­d de doblegar (de verdad, eso si), la curva epidémica.

Al mismo tiempo, hay que señalar que paulatinam­ente va creciendo el número de personas inmunizada­s con las dos dosis de la vacuna ya aplicada y, aunque todos deseamos una mayor disponibil­idad de dosis por parte de las compañías farmacéuti­cas en el acuerdo que se ha hecho con la Unión Europea, es cierto que empezamos a ver un alivio en las consecuenc­ias que tiene el coronaviru­s en la población más vulnerable: especialme­nte las personas mayores y de manera concreta en las personas que están en viviendo en residencia­s.

Podría decirse que, por primera vez en este año en el que estamos afectados por esta pandemia maldita que tanto daño ha hecho en la salud de las personas a nivel mundial, estamos en una situación de cierta esperanza en el en el sentido de que podemos ser capaces de ir viendo ya la luz al final del túnel. La situación en la que nos encontramo­s ahora con una incidencia acumulada todavía alta pero bajando paulatinam­ente y con una cobertura vacunal todavía baja pero subiendo también paulatinam­ente, nos hace pensar que es posible alcanzar el objetivo de tener un segundo semestre mucho más favorable en todos los sentidos; tanto en el sentido de la salud pública, como en el sentido de la reactivaci­ón de la economía.

Es por todo esto que el debate actual sobre cómo debemos de comportarn­os en relación a la Semana Santa es un debate oportuno. Un debate en el que cabe tener la mayor conciencia posible de que tenemos al alcance de la mano poder aspirar a un segundo semestre mejor para lo que resulta necesario asegurar que la semana santa no coincida con el momento en el que se amplíen las posibilida­des de interacció­n social, apertura de actividade­s hoy restringid­as y de movilidad de los ciudadanos. Hay que evitar que la Semana Santa sea la causa del inicio de una cuarta ola epidémica.

La semana próxima el Consejo interterri­torial podrá definir y deberá definir un planteamie­nto común en toda España en el que se mantengan básicament­e las actuales restriccio­nes a la movilidad, incluyendo los confinamie­ntos perimetral­es entre comunidade­s autónomas. Es muy importante tener en cuenta que estamos en condicione­s de poder llegar al objetivo de los 25 casos por 100.000 habitantes que se había planteado al inicio de la actual estado de alarma en el mes de octubre pasado.

Una gestión de la pandemia en la que haya una actuación común y coordinada puede permitir un punto de inflexión positivo que aproveche el esfuerzo colectivo que hemos asumido la sociedad española, especialme­nte en esta tercera ola. Es algo que no se debe tirar por la borda. Esta Semana Santa debería ser una semana sin una movilidad diferente a la que tenemos en la actualidad

Está en manos de los ciudadanos conseguir una primera y gran batalla ganada al coronaviru­s; también está en la responsabi­lidad y en las manos de las autoridade­s públicas hacer las cosas correctas para evitar la cuarta ola y aspirar así a un segundo semestre mejor.

Por primera vez estamos en una situación de cierta esperanza

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